4 de febrero 2011 - 00:00

Ayuda militar de Estados Unidos se instala en el centro de la polémica

El Ejército egipcio se ha limitado en los últimos dos días de fuertes refriegas a intentar separar a oficialistas y opositores. La crisis pone a prueba la alianza con Estados Unidos.
El Ejército egipcio se ha limitado en los últimos dos días de fuertes refriegas a intentar separar a oficialistas y opositores. La crisis pone a prueba la alianza con Estados Unidos.
Washington - La revuelta en Egipto ha planteado interrogantes acerca del papel de la ayuda militar de Estados Unidos en la promoción de sus intereses, mientras Washington intenta tomar distancia del régimen autocrático del presidente Hosni Mubarak.

Para los manifestantes egipcios, los zumbidos de los cazas F-16 que sobrevuelan y los ensordecedores tanques Abrams que circulan por las calles simbolizan los fuertes y prolongados lazos de Washington con el régimen egipcio, aun cuando el presidente Barack Obama presione a Mubarak para que abandone el poder.

Pero para Washington, suministrar armas y entrenamiento militar a Egipto y otros países es considerado una inversión rentable, pues extiende su influencia y salvaguarda el tratado de paz entre Egipto e Israel.

La ayuda militar estadounidense a El Cairo, que suma 1.300 millones de dólares anuales, representa uno de los más prominentes y costosos ejemplos de cómo Washington conduce la diplomacia a través de su vasta industria militar y de defensa.

Pero ello acarrea riesgos, pues esa asistencia no asegura que se sigan los dictados de Washington, a la vez que se vincula a Estados Unidos con regímenes represivos y acusados de abusos contra los derechos humanos, desde Arabia Saudita hasta Uzbekistán.

«Lo que se maneja es un equilibrio; la asistencia que Estados Unidos proporciona le brinda un poco de influencia -aunque incompleta- sobre lo que ellos (los egipcios) hacen», dijo Stephen Biddle, del centro de estudios Council on Foreign Relations. «Y la asistencia conlleva algún grado de implicación, aunque no completamente, en lo que ellos hacen», agregó. «Así que hay ventajas y desventajas», subrayó.

Por más de tres décadas, los cazas, los tanques y los helicópteros estadounidenses enviados a El Cairo han apuntalado el acuerdo de paz de Egipto con el aliado de Washington, Israel, al tiempo que han proporcionado acceso a las bases aéreas egipcias y un pasaje seguro de los buques de guerra norteamericanos a través del Canal de Suez.

Los funcionarios estadounidenses creen que los años de programas de entrenamiento para los oficiales egipcios tal vez dieron sus frutos en los últimos días y contribuyeron a la negativa del Ejército a abrir fuego contra los manifestantes que reclaman la partida de Mubarak.

El jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, destacó el «profesionalismo» de los militares egipcios tras comunicarse con su contraparte en El Cairo.

«Claramente, es una situación muy volátil e incierta, pero al jefe (del Estado Mayor Conjunto) le gustaría mucho la continuación de la relación que tenemos con los militares egipcios», dijo su portavoz, capitán John Kirby.

El senador Lindsey Graham no se disculpa por el apoyo de Washington a las Fuerzas Armadas egipcias, tras afirmar que ellos evitarán que los islamistas lleguen al poder.

«Todo estadounidense debería apreciar el hecho de que durante años hemos estado proporcionando ayuda a las Fuerzas Armadas egipcias en términos de equipamiento y entrenamiento, porque esas fuerzas son nuestra mejor carta, en el mundo, para asegurarnos de que Egipto no se convierta en un Estado radical», dijo Graham. Los legisladores, no obstante, han expresado su creciente frustración sobre los beneficios de la relación militar con Pakistán, donde la hostilidad hacia Estados Unidos es profunda.

Pese a los millones en ayuda militar y armamento, el Ejército pakistaní ha postergado repetidamente enfrentarse a los combatientes islamistas que lanzan ataques contra las tropas estadounidenses en el vecino Afganistán.

Agencia AFP

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