8 de abril 2011 - 09:58

Masacre en Río de Janeiro: despidieron los restos de alumnos asesinados

Familiares en la despedida a los alumnos asesinados.
Familiares en la despedida a los alumnos asesinados.
Rio de Janeiro enterró a las víctimas del asesino que el jueves mató a 12 niños y adolescentes en una escuela antes de suicidarse, en medio de la congoja y la indignación de un país que busca entender qué motivó este ataque sin precedentes en América Latina.

Una multitud se concentró en el cementerio Murundu, cercano de la zona de Realengo, el suburbio del oeste de Rio donde se ubica la escuela primaria en la que ocurrió la matanza.

Un helicóptero de la policía militar arrojó pétalos de rosas desde el cielo sobre la gente cuando se realizaba el primero de los entierros, en un gesto que emocionó a los presentes.
"¿Por qué ella, por qué ella?", gritaba sin consuelo una abuela que enterraba a su nieta, mientras algunas personas la sostenían para evitar que se derrumbara.

Diez niñas y dos varones perdieron la vida cuando Wellington Menezes de Oliveira, de 23 años, un ex alumno de la escuela, ingresó al recinto y les disparó a quemarropa. Otros 11 jóvenes permanecen hospitalizados, cuatro en estado grave.

El ataque ocurrió la mañana del jueves, a la hora de entrada de los estudiantes a la escuela primaria municipal Tasso da Silveira, que permanecerá cerrada por una semana. A medida que las horas pasaron, comenzaron a divulgarse detalles del ataque y del joven agresor.

Dos videos -uno del circuito interno de cámaras de la escuela y otro de un testigo subido al sitio You Tube- muestra escenas de pánico en las que se ve a los adolescentes intentado escapar de su atacante, corriendo desesperados por los corredores de la escuela y saliendo del lugar ensangrentados.

El hombre hizo al menos 60 disparos contra los menores, principalmente a la cara y al pecho, con dos pistolas que fueron presentadas por la policía. "Según testigos, él usaba las dos pistolas al mismo tiempo", dijo el director de la división de homicidios, Felipe Ettore.

Once de los estudiantes murieron en el lugar y otro falleció horas más tarde en un hospital. Una de las sobrevivientes, Brenda Rocha Tavares, de 13 años y aún hospitalizada por heridas de bala, se enteró este viernes de la muerte de su hermana gemela Bianca, según el sitio de noticias G1 de O Globo.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, manifestó su "repudio a este acto de violencia contra niños indefensos".

El papa Benedicto XVI envió un mensaje de solidaridad a las familias de los niños asesinados en el que se dice "profundamente consternado por este dramático atentado perpetrado contra niños indefensos" y expresa "su solidaridad y su apoyo espiritual a las familias".

Ex compañeros de trabajo describieron a Menezes de Oliveira como alguien callado y sin amigos, al tiempo que sus ex compañeros de clase recordaron que el joven pasaba por humillaciones y era rechazado por las chicas.

"Sinceramente, no sé porqué él no hizo eso (la matanza) con nuestro grupo", dijo a la prensa Bruno Linhares, de 23 años, un ex compañero de clase.

El coronel Evandro Bezerra, portavoz del cuerpo de bomberos, dijo que Menezes de Oliveira cometió un acto premeditado. "Vino a la escuela preparado para hacer eso", resumió.

Una carta con un mensaje incongruente, lleno de referencias religiosas que la policía encontró entre sus ropas, parece confirmar la afirmación del bombero.

"Deben saber que los impuros no podrán tocarme sin guantes, solamente los castos o los que perdieron sus castidades luego del casamiento y no se envolvieron en adulterio podrán tocarme sin guantes", reza el texto.

La policía investiga el origen de las armas del atacante, que logró recargarlas varias veces antes de suicidarse tras ser alcanzado por el disparo de un policía que ingresó al lugar.

En América Latina, el único antecedente que se registra de este tipo de ataques en un centro educativo ocurrió en Argentina el 28 de setiembre de 2004, cuando un alumno de 15 años mató a balazos a tres compañeros de clase e hirió a otros cinco en la ciudad de Carmen de Patagones, 920 km al sur de Buenos Aires.

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