11 de agosto 2011 - 00:08

En un escenario de "alta incertidumbre", el Banco Central Europeo advierte por desaceleración

El Banco Central Europeo (BCE) observa una desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía del euro en los últimos meses, en un contexto de incertidumbre "particularmente elevada", según apunta en su boletín mensual de agosto.

Tras el fuerte aumento registrado en el primer trimestre, en el período que sigue se espera que se mantenga el impulso positivo, pero la expansión será "moderada". La incertidumbre "es particularmente elevada", indicó en su informe.

La entidad explicó que el marcado crecimiento de los tres primeros meses del año se debió, en parte, a factores especiales por lo que en el segundo trimestre el ritmo fue "más lento". En su informe, hizo hincapié una vez más en la importancia de que la evolución reciente de los precios no dé lugar a presiones inflacionistas generalizadas.

En ese sentido, defendió la decisión de su consejo de gobierno la semana pasada de mantener sin variación los tipos de interés oficiales, tras la subida de un cuarto de punto en julio.

"La información disponible a partir de esa fecha corrobora la valoración de que era necesario un ajuste de la orientación acomodaticia de la política monetaria, en vista de los riesgos alcistas para la estabilidad de precios", expuso.

EL BCE espera que en los próximos meses, las tasas de inflación de la zona euro se mantengan "claramente" por encima del 2%. En julio se situó en el 2,5% frente al 2,7% del mes anterior.

"Las expectativas de inflación para la zona del euro deben seguir firmemente ancladas en línea con el objetivo del consejo de gobierno de mantener las tasas de inflación en un nivel inferior, aunque próximo, al 2 por ciento a medio plazo", insistió una vez más.

Según se explicó, los riesgos para las perspectivas a medio plazo de los precios siguen siendo al alza y están relacionados sobre todo con incrementos de los precios de la energía "mayores de lo esperado".

Al mismo tiempo, consideró que los tipos de interés a corto plazo "siguen siendo bajos" y las condiciones de financiación son "favorables". En consecuencia, la orientación de la política monetaria sigue siendo acomodaticia.

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