19 de marzo 2012 - 13:48

YPF cumplirá con inversiones y Neuquén no revertirá áreas

El fin de semana, el gobernador Jorge Sapag remarcó que la República «tiene que ser generosa con las provincias».
El fin de semana, el gobernador Jorge Sapag remarcó que la República «tiene que ser generosa con las provincias».
Neuquén (de nuestra agencia) - El Gobierno de Jorge Sapag y la empresa YPF avanzarán mañana hacia un principio de acuerdo para que la petrolera pueda continuar operando en la denominada Cuenca Neuquina, uno de los mayores reservorios de gas y petróleo no convencional del mundo. Con esta decisión el gobernador del Movimiento Popular Neuquino se pone en un punto intermedio de la estrategia que lleva adelante el Gobierno nacional, quien a través de los gobernadores incondicionales -Daniel Peralta (Santa Cruz) y Martín Buzzi (Chubut)- revirtió áreas de exploración y explotación en el Golfo de San Jorge sobre el océano Atlántico, lo que en conjunto significa un 7% de las reservas de YPF en el país (ver aparte).

Sin embargo, estos estados no dependen como Neuquén de la renta petrolera que aporta unos 3.100 millones de pesos al año sólo en pago de regalías y en el que YPF aporta el 60 por ciento. La industria petrolera es clave para la subsistencia de la propia Neuquén. Aporta 29.000 empleos directos e indirectos que movilizan toda la economía regional a través de unas 700 empresas grandes, medianas y pequeñas que inciden de una manera determinante.

Pero el conflicto tiene otras aristas que se entrelazan. De producirse una crisis o estatizarse YPF corre el riesgo de desaparecer el poderoso sindicato petrolero privado que perdería vigencia ante el Sindicato Unidos Petroleros de Estado como en los tiempos de la YPF estatal. Lo cierto es que los trabajadores petroleros con sueldos que van desde los 10.000 pesos hasta los 25.000 pesos serían los más afectados ante una estatización, sobre todo si quedan bajo la cubierta de los planes de asistencia nacionales que no superan los 1.500 pesos. Por eso el sindicalista Guillermo Pereyra, quien batalló por la candidatura de CFK, puso el grito en el cielo: «No a la estatización», clamó el socio político y gremial de Hugo Moyano, enfrentado hoy con la Casa Rosada.

En el marco de esta estrategia de equilibrio -mantener la alianza con el Gobierno de Cristina de Kirchner pero no romper con las petroleras por el tremendo efecto cascada sobre la economía local-, el ministro de Energía, Ambiente y Servicios Públicos de Neuquén, Guillermo Coco, pidió a la empresa YPF que presente un plan de inversiones para revertir la situación de tres áreas de la Cuenca Neuquina operadas por la empresa que permanecen «sin producción ni inversiones comprobables». Se refiere expresamente a Don Ruiz, Chihuido de la Salina y Rincón del Mangrullo.

Pero, en rigor, la exigencia es para todas las operadoras de la Cuenca Neuquina. El ministro del área le dijo a este diario que «la provincia les reclamó por igual a todas las operadoras del área Neuquén que debían cumplir con las exigencias de la ley de Hidrocarburos y de los contratos de las concesiones» (petroleras y gasíferas) y no sólo a YPF».

De algún modo, el funcionario -hombre clave del gobernador Sapag para esta actividad- dejó traslucir que Neuquén brinda seguridades jurídicas dentro del marco de la ley provincial 2615 y defiende a ultranza su potestad sobre los recursos naturales, delegados a las provincias por la Constitución de 1994. Otras notificadas son Apache, Petrobras, Argenta (Canadiense), Tecpetrol, e Ingeniera SIMA.

Para el Gobierno neuquino no es poco lo que se juega. No sólo su presente económico sino su futuro. Los nuevos yacimientos de petróleo y gas no convencional exigen inversiones del orden de los 20.000 millones de dólares en contraprestación del autoabastecimiento y evitaría el drenaje de divisas que hoy se produce por el pago de gas a Bolivía (u$s 11 el millón de BTU) y a los buques metaneros que descargan en Bahía Blanca el fluido que se importa de ultramar (u$s 15/20 el millón de BTU) contra los apenas u$s 2,20 el millón de BTU que se les reconoce a lo producido en el país. En ese juego ya están anotadas las norteamericanas Exon (segunda empresa mundial) y EOG y la anglo-holandesa Shell, que ya lleva invertidos unos 140 millones de dólares en exploración.

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