19 de marzo 2012 - 00:28

Moyano y Barrionuevo aceitan pacto para elevar paritarias

• EL CAMIONERO APORTA PODER DE FUEGO DE SU GREMIO Y EL GASTRONÓMICO, CONGRESALES PARA CGT

Hugo Moyano, Luis Barrionuevo
Hugo Moyano, Luis Barrionuevo
Hugo Moyano y Luis Barrionuevo comenzaron a unificar sus agendas. Los dirigentes planean un encuentro formal para principios de abril tendiente a presionar de manera conjunta por los reclamos que más los acercan: los fondos para las obras sociales y la necesidad de perforar el techo salarial que pretende fijar el Gobierno nacional para las paritarias de este año. Moyano, jefe de la CGT, apurará una alianza estratégica para lograr que Barrionuevo, que llevó medio centenar de gremios a su central «Azul y Blanca», apuntale con sus congresales el intento del camionero de ser reelecto en julio próximo.

Sindicalistas de ambos sectores multiplicaron los contactos durante el fin de semana. En un principio se llegó a hablar de un encuentro entre el camionero y el gastronómico, pero su difusión terminó de convencerlos de suspender la iniciativa. Además, Moyano prefiere esperar una señal -cada vez más improbable- de conciliación por parte del Gobierno antes de sellar un pacto con Barrionuevo que terminaría de dinamitar los puentes con el oficialismo.

Para el gastronómico, que este sábado festejó su cumpleaños número 70 en Parque Norte junto a 600 invitados (ver Charlas de Quincho), una alianza con Moyano sería pura ganancia. Sólo debería pasar por alto que en los últimos años fue ignorado por el camionero a pesar de haber posibilitado su primera elección como secretario general de la CGT. Por lo demás, unificar reclamos con el líder de la central obrera le permitiría a Barrionuevo salir del ostracismo al que lo condenaron Néstor y Cristina de Kirchner desde 2003, y montarse a la maquinaria de Moyano para encarar protestas contra el Gobierno.

Obras sociales

Los reclamos son los mismos que sostiene la inmensa mayoría de los dirigentes de la CGT. El principal de ellos, mayor distribución de fondos para las obras sociales sindicales. Una señal que terminó de convencerlos de que el Gobierno no atenderá esa demanda fue el nombramiento, la semana pasada, de una diputada santacruceña al frente de la Administración de Programas Especiales (APE), el organismo encargado de repartir $ 1.200 millones anuales entre las organizaciones de salud de los gremios.

Liliana Korenfeld, extitular de la Caja de Servicios Sociales de Santa Cruz durante buena parte de la gestión como gobernador de Néstor Kirchner, llegó el lunes a la gerencia general de la Superintendencia de Servicios de Salud, y dos días después Cristina de Kirchner traspasó los fondos y las funciones de la APE a su área.

La designación representó un golpe para Moyano, que mantiene en la APE a funcionarios que le reportan, pero también para el ministro de Salud, Juan Manzur, que tiene como titular del organismo a Martín Alves, un hombre de su máxima confianza. La llegada de Korenfeld sepultó las esperanzas por una agilización en el reparto de recursos de la APE y, mucho más, respecto del Fondo Solidario de Redistribución (FSR), que el Estado recauda entre las propias obras sociales y que acumula más de 13 mil millones de pesos.

Esa certeza agilizó los contactos entre los hombres de Moyano y de Barrionuevo. Desde ambos sectores creen posible hasta un plenario de secretarios generales de ambas CGT a mediados de abril. Para el camionero se trata de una movida arriesgada, que apunta a llamarle la atención al Gobierno pero cuya concreción terminaría por sepultar su relación con los funcionarios.

El otro eje de entendimiento entre ambos sectores es el salarial. Mientras el Ejecutivo pregona en reserva un tope salarial entre sus gremios afines de entre el 18% y el 20%, tanto en las filas de Moyano como en las del gastronómico elevan la cifra a un rango del 25 al 30 por ciento.

De prosperar la alianza, ambos sindicalistas se encaminan a montar una próxima CGT opositora, mientras que desde el Gobierno alientan la candidatura del metalúrgico Antonio Caló para suceder a Moyano. Caló cuenta con el respaldo del jefe de los mecánicos automotrices (SMATA), Ricardo Pignanelli, de los «independientes» de la CGT, como Andrés Rodríguez (estatales de UPCN) y Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), y se cree que también de Omar Viviani, un histórico aliado de Moyano que en los últimos meses profundizó sus diferencias con el camionero.

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