24 de marzo 2012 - 23:20

Cancillería llamó a "la inmediata restauración del legítimo orden constitucional" en Malí

El Gobierno condenó "enérgicamente" el Golpe de Estado llevado a cabo en la República de Mali y llamó a los insurgentes "al estricto respeto de los derechos humanos, la inmediata restauración del legítimo orden constitucional y la continuidad del proceso electoral en marcha".

Así se pronunció el Gobierno de la presidenta Cristina Kirchner en un comunicado difundido por la Cancillería, en el que destaca que "dicha ruptura del orden democrático se produce a un mes de las elecciones presidenciales ya programadas e impide a los ciudadanos su libre expresión en las urnas".

"El Gobierno argentino expresa su profunda solidaridad con el pueblo de Mali", concluyó el texto difundido por el Palacio San Martín.

Mientras, los autores del golpe contra el presidente maliense Amadou Toumani Touré, cada vez más aislados dentro como fuera del país, intentaban este sábado poner fin a la incertidumbre que domina la nación africana y controlar la situación ante una posible contraofensiva lealista.

Este sábado reinaba una calma precaria en Bamako, donde la actividad estaba ralentizada con numerosos bancos y gasolineras cerrados. Asimismo seguían produciéndose algunos saqueos y disparos esporádicos.

En un breve mensaje difundido por la televisión pública, que mantienen ocupada, los golpistas del "Comité Nacional para la Regeneración de la Democracia y la Restauración del Estado" (CNRDRE) llamaron a "los propietarios de las gasolineras a abrir" sus establecimientos.

"Se han tomado medidas de seguridad desde las cuatro de la mañana" para prevenir los saqueos, aseguró un portavoz.

También este sábado, la televisión pública difundió una intervención del jefe de la junta militar golpista, el capitán Amadou Sanogo. Éste desmintió rumores sobre su suerte y la situación en Bamako, alimentados por una breve interrupción de la señal del canal televisivo.

"Soy el capitán Sanogo y estoy bien de salud, todo va bien", declaró escuetamente. Uno de sus adjuntos afirmó que "todo el ejército" está con ellos, y presentó ante la cámara a algunos soldados y a suboficiales del ejército y la policía.

Soldados dirigidos por el capitán Sanogo anunciaron el jueves que derrocaron al presidente Touré, disolvieron todas las instituciones y suspendieron la Constitución, tras enfrentamientos con lealistas alrededor de la presidencia.

Los golpistas acusaron al presidente Touré y a sus mandos de incompetencia en la lucha contra la rebelión tuareg y los grupos islamistas, en particular Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que efectúan desde mitad de enero una vasta ofensiva en el noreste del país.

La rebelión afirmó el viernes que proseguiría sus operaciones. Este sábado, una de sus facciones, el grupo islamista Ansar Din, afirmó que se dispone a tomar Kidal, una de las ciudades más importantes del noreste de Malí, en plena región tuareg, y a aplicar la ley coránica allí.

El paradero del presidente Touré sigue siendo un misterio. Se ignora si está en manos de los golpistas o si está protegido en un lugar desconocido por militares lealistas preparando una contraofensiva, como dijo el jueves su entorno.

A la incertidumbre sobre la situación militar se suma la pregunta de cuáles son los planes políticos de la junta. A cinco semanas de la primera vuelta de la elección presidencial, prevista el 29 de abril, el golpe de Estado ha sido condenado por doce de los principales partidos políticos de Malí, lo que fragiliza aún más la posición de los militares putschistas.

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