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En un breve mensaje difundido por la televisión pública, que mantienen ocupada, los golpistas del "Comité Nacional para la Regeneración de la Democracia y la Restauración del Estado" (CNRDRE) llamaron a "los propietarios de las gasolineras a abrir" sus establecimientos.
"Se han tomado medidas de seguridad desde las cuatro de la mañana" para prevenir los saqueos, aseguró un portavoz.
También este sábado, la televisión pública difundió una intervención del jefe de la junta militar golpista, el capitán Amadou Sanogo. Éste desmintió rumores sobre su suerte y la situación en Bamako, alimentados por una breve interrupción de la señal del canal televisivo.
"Soy el capitán Sanogo y estoy bien de salud, todo va bien", declaró escuetamente. Uno de sus adjuntos afirmó que "todo el ejército" está con ellos, y presentó ante la cámara a algunos soldados y a suboficiales del ejército y la policía.
Soldados dirigidos por el capitán Sanogo anunciaron el jueves que derrocaron al presidente Touré, disolvieron todas las instituciones y suspendieron la Constitución, tras enfrentamientos con lealistas alrededor de la presidencia.
Los golpistas acusaron al presidente Touré y a sus mandos de incompetencia en la lucha contra la rebelión tuareg y los grupos islamistas, en particular Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que efectúan desde mitad de enero una vasta ofensiva en el noreste del país.
La rebelión afirmó el viernes que proseguiría sus operaciones. Este sábado, una de sus facciones, el grupo islamista Ansar Din, afirmó que se dispone a tomar Kidal, una de las ciudades más importantes del noreste de Malí, en plena región tuareg, y a aplicar la ley coránica allí.
El paradero del presidente Touré sigue siendo un misterio. Se ignora si está en manos de los golpistas o si está protegido en un lugar desconocido por militares lealistas preparando una contraofensiva, como dijo el jueves su entorno.
A la incertidumbre sobre la situación militar se suma la pregunta de cuáles son los planes políticos de la junta. A cinco semanas de la primera vuelta de la elección presidencial, prevista el 29 de abril, el golpe de Estado ha sido condenado por doce de los principales partidos políticos de Malí, lo que fragiliza aún más la posición de los militares putschistas.
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