31 de enero 2014 - 00:00

MUCHO MÁS QUE CINCUENTA SOMBRAS

La novela romántica representa cerca de un cuarto del volumen de facturación de las grandes casas editoriales que operan en la Argentina. Aunque el famoso “Cincuenta sombras de Grey”, de E. L. James, despertó el interés de la prensa por el rótulo de la “literatura erótica”, las novelas románticas de jóvenes autoras argentinas llevaban ya un largo camino recorrido. Viernes consultó a referentes del mercado y a autoras que abordan un fenómeno que confronta, una vez más, el consumo popular y la valoración de los expertos.

MUCHO MÁS QUE CINCUENTA SOMBRAS
Momento 1. "La lengua caliente lamía, sorbía, acariciaba y penetraba hasta que la muchacha no se sintió más dueña de sí, como si algo oscuro la estuviese recorriendo y no pudiese evitar el estallido. En ese instante, Newen se incorporó con rapidez y, levantándola, la tumbó de nuevo sobre la alfombra, cubriéndola otra vez con su cuerpo sudoroso".

Momento 2. "Le desataba el cabello espeso que invariablemente llevaba en un rodete y que le bañaba la espalda desnuda hasta la cintura; le acariciaba el cuerpo con delicadeza y la besaba en los labios, le rozaba los pezones sensibles y endurecidos, enredaba los dedos en el vello de su pubis, la tocaba entre las piernas con manos expertas y, cuando por fin se tumbaba sobre ella y la penetraba, Mariana se sacudía y gemía dominada por el gozo".

No, no son párrafos de "Cincuenta sombras de Grey". Ni siquiera son extractos de novelas relativamente nuevas. No, tampoco es literatura extranjera. El primer párrafo pertenece a "En alas de la seducción", de la porteña Gloria Casañas, editada en 2008. El segundo es de "Indias blancas", de la cordobesa Florencia Bonelli, publicada mucho antes, en 2005, por la misma editorial. Ambas son protagonistas, junto a una decena de autoras, de un fenómeno que las incluye y las excede: la novela romántica. Género no necesariamente apreciado por el periodismo cultural, de existencia previa al suceso extraordinario de la trilogía de amor sado de E. L. James, la novela romántica es motor de la industria local, representa entre un 10 y un 25 por ciento de las ventas de las grandes casas editoras y posee el destacable poder de competir con best-sellers internacionales. En otro sentido y al sencillo decir de quienes viven de los libros: "La novela romántica nos paga los sueldos".



Las que más venden, las que más leen

"Gloria Casañas vende entre sus cuatro novelas la misma cantidad de ejemplares que una novela de John Grisham en un año", explica a Viernes, Valeria Naya, jefa de Marketing de Penguin Random House. "Las ventas de las autoras románticas nacionales e internacionales representan un 20 por ciento de la facturación total de la compañía. Esto sin contar el fenómeno 'Cincuenta sombras de Grey' que revolucionó el mercado mundial. Románticas y 'Cincuenta sombras...' representaron en 2012 más del 25 por ciento de las ventas. Un dato fundamental para entender esto es que una lectora del género consume un promedio de cinco libros al mes. El género romántico crece exponencialmente año a año y también hay que decir que el fenómeno 'Cincuenta sombras' cautivó a lectoras que llegaron para quedarse y exigen más historias como estas", especificó Naya.

Dentro del Grupo Prisa, el 75 por ciento de lo que vende el sello Suma es de género romántico, que a su vez representa entre el 20 y 25 por ciento de la facturación de la compañía. El caso sine qua non es Florencia Bonelli, con nada menos que unos dos millones de ejemplares vendidos. "El fenómeno Bonelli lo construyó ella en relación con los lectores en forma genuina dando charlas, yendo a bibliotecas", cuenta Antonio Santa Ana, gerente de Literatura General de Prisa Ediciones. "Funcionó con la recomendación del boca en boca y los medios la descubrieron cuando iba por su octavo libro. Cada año vende más y lo interesante es que no sólo vende novedades sino que su fondo sigue vendiendo. De hecho, su libro más vendido es 'Indias Blancas'. La novela romántica siempre tuvo buena salud, siempre tuvo escritoras y siempre tuvo muchas lectoras. Lo que tienen ahora es visibilidad, los medios empiezan a darse cuenta de que existe ese fenómeno y no lo pueden ignorar. Lo hacen más visible y generan más ventas".

Largo y heredado recorrido en territorio romántico tiene Ediciones B y, tal como explica su editora general Silvia Itkin, su inicio fue fundacional: "Javier Vergara Editor fue el primero en publicar en Argentina a autoras como Corín Tellado y la colección Violena. En el catálogo de Javier Vergara estaban las autoras que fundaron el sello Amor y Aventura: Lisa Kleypass, Victoria Holt, Amanda Quick, Jude Deveraux, Karen Robarts y Anne Martin, entre otras. En 1997, Ediciones B compró Vergara y la convirtió en un sello que tiene hoy tres colecciones vinculadas al género: Amor y Aventura, Novela Vergara y Grandes Novelas. En 2013, estas tres colecciones vendieron en Argentina unos cien mil ejemplares, lo que representa entre un 10 y un 12 por ciento de la facturación. Entre las autoras nacionales trabajamos con Gabriela Margall y Anabella Franco, la primera de novela histórico-romántica, la segunda de novela erótica-romántica. Margall lleva más de 17 mil ejemplares vendidos de 'La princesa de las Pampas', su primera novela".



¿Porno?, ¿qué porno?

"Cincuenta sombras de Grey" tiene subrayado su componente erótico. Pero, claro está, tener diferentes gustos sexuales es lo que separa a los protagonistas de la novela y es lo que da lugar a la trama porque, evidentemente, sin conflicto no hay historia. Ahora, por cuestiones inherentes a reglas internas del género, la trilogía no encaja en el mote de "porno" que le fue atribuido una y otra vez a partir del suceso. Esto puede deberse a que existe también una confusión a la hora de sopesar cuándo un elemento temático o retórico de una obra fagocita al género y cuándo no, cuándo lo que hace no es romper con el género sino darle originalidad. Lo cierto y lo que no debería ser perdido de vista es lo siguiente: lo que sostiene el sexo más o menos explícito de la novela de E. L. James es la historia de amor. Y una historia de amor puede ser contada de diversas maneras, en diversos contextos, con diverso pulso. Justamente porque el de la novela romántica es un universo vasto es que puede albergar subgéneros: erótica-romántica, romántica-histórica, romántica de aventuras, y así.

"Es cierto que la trilogía de 'Cincuenta sombras...' destapó un furor por lo erótico, pero en la novela romántica siempre existió ese matiz", analiza la autora Gloria Casañas. "Hay pasajes eróticos en libros muy antiguos. Lo que sucede es que el mundo tuvo épocas más permisivas y otras más censuradas. Si bien en las novelas de Corín Tellado caía el telón, como en las películas de antaño, las escenas eróticas se fueron ganando un lugar explícito en la literatura actual. De todos modos, el erotismo no es un ingrediente sino una consecuencia natural de cada historia. En mi caso, las novelas tienen la dosis que los personajes reclaman o que el contexto permite. Algunos son más audaces, otros más pudorosos. 'Cincuenta sombras de Grey' es una novela de alto voltaje centrada en la atracción sexual de ambos protagonistas pero no traspasa el umbral de lo erótico, que es amplio. Tuvo la virtud de convocar incluso a gente que no leía habitualmente y eso es muy positivo ya que es probable que luego busquen otras novelas e incorporen a su universo nuevos intereses", agrega Casañas.

Con más de cincuenta mil ejemplares vendidos de "Pasión y traición" (Planeta) y viento en popa para su última novela, "Amores prohibidos" (Planeta, 2012), Florencia Canale va construyendo su propia radiografía de la novela romántica y el erotismo: "Supongo que la clasificación de 'porno' es una vuelta de marketing, sobre todo para las sociedades pacatas y reprimidas, que siempre se inquietan ante 'lo prohibido'. El ars erótica es un género bastante difícil de abordar. Leer la erótica y padecer es algo que me suele suceder. Grandes escritores han padecido a la hora de escribir una escena de sexo. Me parece que la novela romántica es considerada un género menor por el periodismo cultural y no creo en los géneros 'menores y mayores'. Creo en la literatura bien o mal escrita. Hace algunos años, el policial y la ciencia ficción eran considerados menores; hasta que llegó el tiempo de la reivindicación y se transformaron casi en literatura de élite. Lo mismo pasa con la novela sentimental, y es notable cómo, a veces, desde los medios más relevantes intentan derrumbarla o en su defecto, vapulear a sus seguidoras".



Cuatro horas bajo la lluvia

¿Se trata de un efecto de marketing o de un mal juicio de la crítica? ¿Es sólo el periodismo el que esquiva nombrar a la "novela romántica" o las editoriales también lo solapan? ¿Hay divergencias, error de cálculo o juicio de valor sobre un género popular? Dicen los que saben que "Cincuenta Sombras" es esa clase de fenómeno que se da cada tanto, que no es el único. "Como fue en su momento 'Código da Vinci', que puso de moda el sacrothriller", amplía Santa Ana. "O antes, los vampiros. Estos fenómenos de venta hacen visibles fenómenos que ya estaban pero que el periodismo cultural no quiere ver. Y luego el marketing se mueve alrededor del boom y lo emula. Con 'Harry Potter' se llenó de chicos magos; con 'Crepúsculo' se llenó de historias de vampiros con tapas negras y rojas; después de 'La voluntad', de Caparrós y Anguita, se llenó de libros de los 70 con tapas en blanco y negro y rojo. Es así de básico. Pero en cuanto al periodismo cultural: en general, no está preparado para dar cuenta de lo que les pasa a los lectores. Es un periodismo dedicado a lo que podríamos llamar literatura culta con prejuicio para analizar la literatura popular. Por ejemplo, Florencia Bonelli es mejor narradora que muchos de los autores que son alabados por la prensa, tiene un pulso narrativo, una complejidad de la construcción de personajes que querrían muchos escritores. Pero no sé si la leen. El periodismo cultural piensa que los lectores tienen su misma agenda, es capaz de decir: '¿Quién lee ciencia ficción hoy, quién lee Cortázar hoy, quién lee novela romántica hoy? Nadie'. Que ellos no los lean no significa que nadie los esté leyendo. Párense en una librería dos horas y fíjense lo que lee la gente. De todos modos, el periodismo cultural en los últimos años, debido a internet y a las redes sociales, ha perdido su rol prescriptivo. Hace 20 años salía una reseña en La Nación o en Clarín y tenías que ir a reimprimir. Eso ya no sucede más", argumenta el responsable de Prisa.

Esto que se ve desde el campo editorial se reconfirma cuando el lector tiene la oportunidad de manifestarse. Hace dos años la Feria del Libro lanzó su primer Premio del Lector y... ¿quién lo ganó? "Y Porá", de Gloria Casañas. "No sorprendió para nada", dice a Viernes Gabriela Adamo, directora ejecutiva de Fundación El Libro, organizadora de la Feria. "Así como no sorprendió que el año pasado ganara Dolina. Por lo que vemos en la Feria, el mundo de la crítica literaria es un micromundo que tiene poco que ver con el gusto masivo. Me gustaría que este premio y este tipo de realidades ayudaran a pensar en por qué hay tanta separación entre lo que la crítica considera bueno y lo que lee la mayoría. La novela romántica tiene un éxito arrollador y un público muy entusiasta y fanático. Las lectoras son fieles, siguen a sus autoras, se recomiendan todo lo que hay para leer y sin lugar a dudas se mueven por un carril totalmente separado del de la crítica y los críticos literarios. En la Feria se presenta una autora como Florencia Bonelli y arrasa, las lectoras son capaces de esperar cuatro horas bajo la lluvia para entrar. Lo vi con mis propios ojos", se sorprende Adamo.



El festival del amor

Cuatro mil mujeres de entre 25 y 70 años se acercaron del 6 al 9 de julio de 2013 a Romántica Buenos Aires, el primer festival de novela romántica organizado por el Gobierno de la Ciudad junto al sitio Noticias Editoriales, bajo la órbita de Alejandro Alen Vilas, Rita Zanola y Verónica Brollo. A decir verdad, lo de "mujeres" no es del todo exacto...

En ocasiones se percibe que la novela romántica necesita decir que también la leen hombres como si esto le agregara valor aunque, por poner un contracampo, jamás se ha visto a un hombre preocupado por subrayar que las mujeres también ven películas porno. Sin embargo, en este caso, el público que acudió al encuentro fue transversal en relación con las clases sociales, y sólo mayoritariamente femenino. Los organizadores notaron dos cambios: uno, la incorporación de la lectora adolescente que repite las lecturas de la madre; dos, el crecimiento del lector masculino que se acerca al género interesado por la variante histórica de la novela romántica.

Brollo, de Noticias Editoriales, explica a Viernes: "La idea del festival surgió de la simple observación de la repercusión del género. Random me invitó a moderar la presentación de 'El Ángel Roto', de Gloria Casañas, y en el lugar vimos tres cosas: que el lugar se llenó, que los lectores sabían al detalle las vidas de los personajes y que entre ellos se conocían por formar parte de las mismas comunidades online de lectores. En los foros, tanto los lectores como las escritoras deseaban un gran encuentro (hasta el momento Andrea Vázquez, del blog El Pantano De Fiona, había hecho algunos Té Románticos). Entonces rastreamos números de ventas de las diferentes autoras y todas las editoriales consultadas tenían por lo menos un éxito de venta en el género. De manera que un gran encuentro para autoras y lectores tenía que ser un festival: varios días, con diferentes temáticas y en el que no faltara ningún autor porque aunque la mayoría son mujeres, hay autores masculinos, como Martín Sánchez Zinny".

El festival fue, oportunamente, un medio para estudiar de cerca la circulación de la novela romántica, observar a los lectores, rastrear el origen de su éxito sostenido en la sintonía con un público. Las conclusiones de Noticias Editoriales se pueden resumir en dos aspectos a tener en cuenta en el mercado editorial: autoras y lectores. Las autoras -abogadas, contadoras, historiadoras, periodistas, docentes- no se encierran en una biblioteca sino que viajan a los lugares en los que van a situar la novela, hablan con su gente, recogen anécdotas desconocidas, etc. En el subgénero histórico hacen un rastreo de primera mano de documentos, en algunos casos descubriendo hechos olvidados (como una matanza de colonos en Tandil en el siglo pasado o la estadía de nazis en Córdoba cuando se hundió el Graf Spee en el Río de la Plata durante la Segunda Guerra Mundial). Todo esto les permite construir historias muy vívidas y personajes creíbles, con conflictos que giran en torno de un romance pero que tienen otras complejidades. La comunidad de lectores es un público muy participativo, sociable y generoso que disfruta de compartir sus gustos con otros lectores. Participan de encuentros, mantienen diálogo permanente a través de redes sociales, blogs, fan pages, correo electrónico, páginas web, etc. Esto tiene su correlato en la solidaridad entre las autoras a la hora de presentar un libro o asistir a un evento, y en el dictado de cursos y talleres para animar a sus lectoras a escribir sus propias historias. Son todas actividades que las autoras promueven con mucho entusiasmo.

Consumidoras voraces, seguidoras a ultranza, creadoras de espacios de comunicación, las lectoras de la novela romántica, por volumen y por intensidad, han logrado construir su propio espacio, sus propias autoras, su propio mundo, un mundo sui generis que cotiza en alza.

@MiriMolero

Dejá tu comentario