13 de junio 2014 - 00:00

El negocio del siglo

"Quisiera asesoramiento respecto de la inversión en fideicomisos olivícolas. Con cuánto dinero inicial debo contar, qué rentabilidad genera, cuánto tiempo puede tardar en darme una ganancia y cuáles son los riesgos de este negocio". Hugo Rossi, Martínez.

El negocio del siglo
Para quien busca diversificar su cartera de inversiones, apostar a un fideicomiso agropecuario puede resultar una opción.

El negocio del aceite de oliva tiene una esperanza de vida de unos cien años, ya que es el tiempo productivo que tiene la planta. Si bien nadie vive tanto tiempo, esto implica la posibilidad de obtener una renta a perpetuidad. La contracara es que es un negocio de riesgo, en el cual entran en juego varios factores: clima, condiciones del mercado, tipo de cambio y comercialización, explicó el licenciado Gerardo Iturralde, quien maneja el fideicomiso Olivos del Valle.

Darío Payés, director de Marketing y Comunicación de Southern, empresa encargada del fideicomiso agropecuario Finca Patagonia, señaló que si bien la inversión inicial es en pesos, se trata de un mercado que se mueve en dólares, por lo que representa una gran alternativa para ganarle a la inflación. Justamente, una de las cuestiones que preocupan suele ser el aumento en los costos. En este negocio, estas subas se trasladan principalmente al consumidor final y no al inversor, sostuvo.

Estos emprendimientos se comercializan por etapas, bajo el instrumento de fideicomiso a través de cuotapartes que facilitan el ingreso de pequeños y medianos inversores a negocios agroindustriales. El inversor adquiere derechos de propiedad, es decir, es dueño de sus capitales y activos como la tierra, la plantación, las maquinarias, los sistemas de riego y la planta procesadora, entre otros, que son explotados por la empresa agropecuaria.

Los resultados no son aptos para impacientes, ya que es un proyecto a largo plazo, según lo producido por los olivos, que tardan de uno a 14 años en desarrollarse, de acuerdo con la variedad de la planta.

Ingresar a un fideicomiso de olivares puede significar aproximadamente unos 150 mil pesos en una etapa ya un tanto avanzada de la plantación. El emprendimiento ofrece un total de 474 cuotapartes. El valor de una cuotaparte en la etapa tres, la actual, es de 150 mil pesos; la inicial fue un poco más cara y se ingresa con un anticipo de 45 mil pesos y 36 cuotas fijas en pesos de 2.917 pesos. La rentabilidad comienza a percibirse al siguiente cierre de ejercicio del fideicomiso, superado el mes 36 desde el ingreso al negocio. Si se ingresa en las siguientes etapas, éstas tendrán un incremento promedio de 30 mil pesos y seguramente un poco menos de financiación, explicó Payés. Además, cada fiduciante contará con un contrato certificado con todas las condiciones escritas, aclaró.

Es fundamental tener en cuenta que varios fideicomisos ya tienen sus puertas de entrada cerradas, debido a que los accionistas comenzaron a invertir hace siete u ocho años, y excepto que se retire alguno de ellos, ya no se puede entrar, explicó Iturralde. O quizá, como en el caso de Finca Patagonia, se puede ingresar con más cantidad de dinero en una etapa ya avanzada, donde falte menos tiempo para el resultado final del aceite de oliva.

La rentabilidad se liquida de diferentes maneras, de acuerdo con la empresa que maneje el fideicomiso. Algunas optan por pagar la rentabilidad anualmente, a partir del mes 36, según la cantidad de aceite vendido. Otras abonan los intereses de manera semestral y la totalidad del capital a los dos años de la primera inversión, siempre dependiendo de la empresa y del tipo de olivo. Cabe destacar que es un negocio atado a la evolución del dólar y que ofrece una rentabilidad en esta moneda estimada en un 2% en el tercer año, un 2% en el cuarto año y luego, a partir del quinto año, entre el 13% y el 15% sobre la inversión inicial.

Si bien gran parte de lo producido se exporta, al mercado argentino le gusta el aceite de oliva, razón por la cual se evidenció un consumo en alza en los últimos diez años, con un crecimiento anual del 3,5%. Sumado a eso, el país es el mayor productor agroexportador de América del Sur, dado el aumento en los precios internacionales de esta oleaginosa, cuyo uso para combustibles orgánicos está extendiéndose.

Hoy el circuito productivo del aceite de oliva está concentrado en diferentes provincias de la Argentina; se destacan los valles áridos de La Rioja, Catamarca y San Juan, y hasta zonas del sur del país.



Heredé un campo por parte de un tío que no tenía hijos, pero tiene muchas deudas. ¿Es obligatorio que acepte la herencia o puedo renunciar a ella? ¿Hay manera de saldar las deudas sin tocar mi patrimonio? ¿El seguro de vida se hace cargo de esto?

Jorge Medina, Pilar.



Para responder a esta consulta, contactamos al abogado Fernando Manganelli, del estudio jurídico AG&M Abogados, y a Sergio Puente, del estudio Puente y Asociados.

Lamentable o afortunadamente, de acuerod al lado del mostrador en que se encuentre, las deudas no se extinguen. Sin embargo, según explicó Manganelli, no hay obligación de aceptar una sucesión con patrimonio negativo. Una opción es analizar si la liquidación de los bienes heredados alcanza para cubrir lo que se debe y evitar así tocar el propio patrimonio. A lo mejor, en el patrimonio del causante hay otras cosas que sirven para saldar la deuda, aclaró.

Puente coincidió, ya que de acuerdo con el código civil argentino, la aceptación de una herencia es voluntaria y, de ser aceptada, sea en forma tácita o expresa, dicha anuencia goza del llamado beneficio de inventario. Es decir, no se confunden los patrimonios del heredero y causante, y las deudas se pagan sólo hasta donde alcancen los bienes de la herencia. Hay supuestos en los que se podría perder el beneficio de inventario por sanción, pero que en principio no aplican al caso planteado, como por ejemplo la realización por parte del heredero de ciertos actos prohibidos por el código o la no realización del inventario cuando la ley lo exige.

En cuanto a las deudas, como en muchos otros ámbitos inmobiliarios, el terreno puede perfectamente venderse con ellas, si las asume otra persona. Incluso puede ser conveniente saldarlas uno mismo, ya que la ganancia por la venta de un campo puede ser muchísimo más grande que lo que se debe, explicó Manganelli.

Para un caso como éste, donde el heredero no es forzoso y podría ser desplazado por uno que sí lo es o por un heredero testamentario desconocido por éste, lo más recomendable es iniciar el proceso sucesorio y, hecha la declaratoria, hacer la venta por tracto abreviado. Esto permitirá que la inscripción en el Registro de la Propiedad se haga directamente a nombre del adquirente, con quien se podrá en estas condiciones llegar a un mejor precio, recomendó Puente.

En cuanto al seguro de vida, hay que analizar cuáles son las condiciones de la póliza, su alcance, el riesgo cubierto, las exclusiones, los supuestos de no cobertura, etcétera. Asimismo, resulta oportuno aclarar que, de existir este seguro, es el beneficiario quien percibirá el cobro, el cual ingresa directamente a su patrimonio sin pasar por la sucesión.

Como sostuvo Puente, el status de Medina es el de heredero no forzoso. Es decir, la herencia del terreno es una consecuencia de la falta de herederos directos o testamentos. Por esa razón, los parientes hasta el cuarto grado, como los hermanos, sobrinos, tíos y primos, pasan a hacerse dueños de los bienes que poseía la persona fallecida. En tanto, si esa persona hubiera hecho lo que jurídicamente se conoce como sucesión ab intestato, el testamento, donde se especifica la voluntad de dejarles los bienes a ciertas personas que no sean familia, el campo tal vez no hubiera caído en sus manos.

Producción: Andrea Glikman

@AndyGlikman

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