Villa Ocampo, la casa de San Isidro célebre por el despliegue de intelectuales y artistas que albergó su última heredera, la escritora y editora Victoria Ocampo, aspira hoy a encontrar un perfil representativo y tan ligado al pasado como también al presente. El novelista estadounidense Waldo Frank auguró durante su estadía en la Argentina que Victoria Ocampo convertiría a Buenos Aires en un Centro Cultural. Lo cierto es que Ocampo dedicó su vida a la cultura y no encontró mejor destino para su magnífica casona que legarla a una institución cultural. Ella misma había logrado el desempeño de una genuina institución cultural. Así desdeñó a su parentela y donó la propiedad de San Isidro a la UNESCO y la villa de Mar del Plata también. Pensaba que se mantendría la libertad y la tolerancia ideológica que ella impuso. Pero la UNESCO vendió la casa marplatense y tuvo varios desaciertos que se sumaron a las catástrofes de un robo y un incendio; cuentan que entonces el comedor se llovía y que los muebles se cubrían con plásticos.
Justificación
Según aclara y de algún modo justifica Gloria Silva, actual responsable de Programación y Comunicación del Observatorio UNESCO Villa Ocampo, la propiedad es la única casa que posee el organismo internacional. Silva presenta en los salones del primer piso la muestra "Soledad Sonora".
Tesoros
Con un amplio programa de actividades abierto al mundo, la nueva gestión ambiciona recuperar el rumbo que la UNESCO jamás debió perder. La Villa se puede recorrer. Allí están la biblioteca, los muebles de familia y las maravillas que Victoria compró en Oriente, el piano Stenwey de cola donde tocó Stravinski, sus obras de arte y sus retratos, entre ellos el que le dedicó Pedro Figari.
A.M.Q.
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