Por el calentamiento global, emerge una base secreta de Estados Unidos en Groenlandia
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Tres años más tarde, los militares enviaron al Estado Mayor el proyecto "Iceworm" (Gusano de hielo), una red de túneles para guardar más de 600 misiles balísticos.
Pese a que ya se habían iniciado las obras, los ingenieros se dieron cuenta de que el hielo estaba "vivo" y en movimiento, lo que amenazaba la seguridad de los túneles. Entonces en 1967 el proyecto fue abortado. El reactor nuclear fue extraído, aunque persisten los desechos.
Frente al riesgo ecológico, emergen críticas que exigen que haya una operación de limpieza de gran envergadura. Pero, ¿quién se embarcaría en esta labor o quién podría financiarla? Dado que sacar desechos a una profundidad de 30 metros tendría un precio exorbitante.
El ministro de Relaciones Exteriores de Groenlandia, Vittus Qujaukitsoq, se declaró "preocupado" y dijo estar determinado a esclarecer las responsabilidades correspondientes.
En la época de la Guerra Fría, Dinamarca regía un control más fuerte sobre Groenlandia, que desde entonces ha logrado cuotas más altas de autonomía. En 1951, Copenhague y Washington firmaron el "Tratado de Defensa de Groenlandia", que sin embargo, no menciona los misiles, probablemente porque los estadounidenses decidieron mantener a sus aliados en la ignorancia.
Kristian Jensen, jefe de la diplomacia del país escandinavo, miembro de la OTAN, dijo escuetamente que su gobierno va a "examinar" el caso, en estrecha colaboración con Groenlandia.
Tras la publicación del estudio realizado por William Colgan, el Pentágono aseguró por su parte que "reconoce la realidad del cambio climático y los riesgos que supone" en este caso.
Estados Unidos seguirá "trabajando con el gobierno danés y con las autoridades de Groenlandia para arreglar las cuestiones de seguridad común", indicó el departamento de Defensa, que precisó que todavía no ha "evaluado" las conclusiones científicas de los canadienses.
El caso del "campamento Century" constituye "un motivo totalmente nuevo de tensiones políticas por el cambio climático" y podría establecer un precedente, para bien o para mal, advirtieron los expertos.
Sara Olsvig, diputada de la oposición que representa a Groenlandia en el parlamento danés, criticó que el acuerdo entre Dinamarca y Estados Unidos es impreciso en relación a las instalaciones construidas, además de que los territorios en cuestión no fueron consultados.
Para Kristian Hvidtfelt Nielsen, académico de la Universidad de Arhus, Estados Unidos y Dinamarca deberían compartir las responsabilidades. "Desde un punto de vista moral, creo que Dinamarca y Estados Unidos tienen el deber de hacer una limpieza. Fueron los estadounidenses los que construyeron la base, son los daneses quienes les dieron el permiso", afirmó.
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