29 de septiembre 2016 - 00:30

“Vivo en un país de ficción que también es un país real”

• SERGIO RAMÍREZ, ESCRITOR Y EXVICEPRESIDENTE NICARAGÜENSE, HABLÓ EN EL FESTIVAL DE BIARRITZ
El festival de cine de Biarritz celebró una nueva jornada con una presencia especial: Sergio Ramírez, también miembro del jurado, habló de su próxima novela y de un film sobre las cenizas de Sandino.

ramírez. Anunció una próxima novela sobre el inspector Morales.
ramírez. Anunció una próxima novela sobre el inspector Morales.
Alegría salsera y descreimiento sandinista, así puede sintetizarse la tercera jornada del Festival Biarritz Amérique Latine. La mañana empezó con "Buenaventura, no me dejes más" (Marcela Gómez Montoya, Colombia), sobre el mulato Yuri Buenaventura, que un día escapó de su tierra y conquistó la francesa, y a las francesas, poniéndole ritmo caribeño al "Ne me quitte pas" de Jacques Brel. En el cine cercano, "Palabras mágicas" (Mercedes Moncada, Guatemala) reflexionaba melancólicamente sobre el lago Xolotlán, donde fueron dispersadas las cenizas del comandante Sandino. Y una hora después, el propio Sergio Ramírez, exvicepresidente del Gobierno sandinista, dialogaba con el público.

Ramírez está en su doble carácter de miembro del jurado y escritor solicitado pero, lógicamente, la política entra en el temario. No quiso hablar de cine, pero sí de su nueva obra, "Sara", singular exégesis de la mujer de Abraham ("Se dice 'Sumisa como Sara', su marido se hizo rico a costa de ella, pero ella también tomaba decisiones"), y anticipó una buena noticia: "Dentro de 8 o 10 días terminaré la segunda novela del inspector Dolores Morales". La mala noticia es que todo va peor en la Nicaragua de este policía honrado.

La primera novela es "El cielo llora por mí", que en Francia se editó como "Il pleut sur Managua". "Eso marca la diferencia entre el escritor de novela negra latinoamericano y el europeo o norteamericano", explicó Ramírez. "París es universalmente conocida. A Managua hay que describirla. Pero además, si leo a Georges Simenon, no me dice quién es el presidente de Francia. En cambio, para nosotros un crimen es solo la excusa para mostrar las circunstancias del país". En la ficción, las circunstancias son feas. "Morales ha sido retirado de la lucha contra la droga, está gordo, la pierna le molesta, y solo tiene una humilde oficina de investigaciones. Adulterio y esas cosas. Pero un millonario lo contrata para que investigue la desaparición de su hija".

La realidad es todavía peor. "La droga que sale de Venezuela y Colombia pasa por Nicaragua y crea redes. En El Salvador hay una verdadera guerra civil entre narcos, pandillas y policías. Lo mismo en Honduras. Y la ONU debió intervenir la Justicia de Guatemala, para que funcione".

Y peor aún, la relación con sus antiguos compañeros del Frente Sandinista de Liberación Nacional. "Vivo en un país de ficción que también es un país real. El presidente de la Asamblea Nacional murió, pero se ha resuelto que siga en su cargo. También fue proclamado prócer nacional a alguien que todavía vive. Ahora hay elecciones. Si gana otra vez Daniel Ortega, gobernará más que la familia Somoza. Y seguro que gana. Su yerno es el presidente del Consejo Electoral. Hoy, la única resistencia visible es un grupo campesino liderado por una mujer que apenas sabe escribir, Francisca Ramírez. La han amenazado, le han ofrecido plata, pero ella sigue firme".

Al comienzo de la Revolución Sandinista todo era distinto. "El trabajo era tan intenso que durante años dejé la literatura. Nuestros hijos fueron alfabetizadores. Un hijo de 17 años fue enviado a la guerra. Entonces quise escribir un testimonio pensando en la angustia de los padres como nosotros. Pasó el tiempo. Empecé a decepcionarme. Y terminé escribiendo 'Adiós muchachos', que no quiere ser vengativo contra nadie. ¿Cómo me decidí a escribirlo? Un día una joven me preguntó si había conocido a su madre. Sí, alcancé a conocerla. Murió luchando por la Revolución. Entonces ella me preguntó si había valido la pena. Y esa es la gran pregunta del libro".
El día siguió con "La isla de los niños perdidos" (Florence Jauguey, Nicaragua), sobre jóvenes que saldrán viejos de la cárcel, y otras similares. Por suerte, a la noche Yuri Buenaventura dio un "concert exceptionnel", como estaba anunciado.

(*) Enviado especial a Biarritz

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