24 de octubre 2016 - 00:00

Bello espectáculo musical de Alejandra Radano-Diego Vila

Casi sin recursos escenográficos, el espectáculo se apoya en la estupenda voz y la expresividad de Alejandra Radano, el piano del excelente Vila y en las composiciones de los más variados autores, de Bertolt Brecht a Aníbal Troilo.

MINIDOSIS. Hasta ahora hubo pocas funciones de este muy buen espectáculo, algunas en la Usina del Arte y las dos últimas en el CCK.
MINIDOSIS. Hasta ahora hubo pocas funciones de este muy buen espectáculo, algunas en la Usina del Arte y las dos últimas en el CCK.
Este espectáculo dramático-musical que vienen presentando Alejandra Radano y Diego Vila con dirección de Fabián Luca tiene muchas virtudes. Pero hay algunas principales que permiten la existencia de las otras: la idea, el armado, la compaginación de una serie de textos y canciones de muy distintos orígenes y estilos, la puesta, como para convertir todo eso en tres momentos teatrales en los que se confunden el humor, la tragedia, la locura, la ironía y la música cantada en el mejor nivel.

Como efectivamente menciona el título, el show se desarrolla en tres momentos, los "Tres dramas...". No hay orquesta sino un gran pianista como Vila, que es el director musical y el arreglador, que toca además armonio y que suma un par de cuerdas frotadas para uno de los números.

El primero de esos momentos, "La muchacha del circo", es justamente más circense, más tanguero, más picaresco. "La muerte de Teodora" propone un dramón no exento de humor. Y finalmente, "¡Anarquista!" (con el subtítulo de "Drama-bomb") juega en los límites del sarcasmo, pone el dedo en la llaga, descree de lo instituido y lo pone en crisis.

Lo interesante de todo esto es que no hay textos que se constituyan en hilos conductores. Las tramas, más de espíritu y de concepto que de relato guionado, se van armando a partir de piezas que, sueltas, no necesariamente organizarían el mismo discurso.

A lo largo de una hora y veinte minutos desfilan composiciones de Aníbal Troilo, Federico Chopin, Martyn Jacques, Nina Hagen, Hans Eisler, Gerardo Matos Rodríguez, Luis Roldán, Georg Kreisler y el propio Vila. Y ese eclecticismo se repite en los textos, como letras de canciones (traducidas, siempre) o dichos por Radano; y los nombres en este caso incluyen a, por ejemplo, Edmundo Rivero, Bertolt Brecht, Manuel Romero, Osmán Pérez Freire, Davide Dileo, Neil Hannon, Barbara Peters, Santiago Varela (brillante y plenamente vigente su "La culpa de todo", originalmente conocido como "¿Quién tiene la culpa?"), Edward Gorey o el director Luca.

Hay pocos recursos escenográficos; apenas unos objetos. En cambio, pusieron la atención en el vestuario, el maquillaje y los movimientos escénicos. Al mismo tiempo, esto podría verse (si uno cerrara los ojos o si escuchara el disco que acaba de editarse) como un recital de textos y canciones. Radano es una cantante superlativa, de una técnica sorprendente y de una expresividad infinita. Y Vila se pone al hombro toda la "orquesta" desde las teclas y la conducción con la solvencia que se le conoce desde hace años.

"Tres dramas para orquesta" se vio antes en algunas funciones en la Usina del Arte. Ahora fueron dos en el CCK. Ojalá haya muchas más en cualquier lugar de la ciudad o del país.

Dejá tu comentario