23 de octubre 2016 - 00:08

Cupones bursátiles

Frank Wang - 1a parte - Nació en 1980 y creció en Hangzhou, en la costa central de China.

Se enamoró del cielo en la escuela primaria, luego de comenzar a leer un cómic sobre las peripecias de un helicóptero rojo.

Hijo de una profesora propietaria de un pequeño negocio y de un ingeniero, Wang pasó la mayor parte de su tiempo leyendo sobre modelos de aviones, un pasatiempo que le resultaba más atractivo que la escuela a juzgar por sus insignificantes calificaciones .

Cuando alcanzó los 16 años, recibió una alta calificación en un examen y fue premiado con un helicóptero a control remoto por su familia. Pero rápidamente hizo añicos el complicado dispositivo y tuvo que esperar varios meses para que llegaran las piezas de repuesto desde Hong Kong.

Su mediocre desempeño académico le frustró el sueño de ingresar en una universidad estadounidense. Fue rechazado en el MIT y Stanford y terminó ingresando a la Universidad Hong Kong de Ciencia y Tecnología, donde siguió la carrera de ingeniería electrónica. No encontró realmente su vocación hasta el último año de la carrera, cuando fabricó un helicóptero a control remoto.

Wang dedicó todo a su proyecto final, que debía realizar en equipo, faltando a clases y trabajando hasta las 5 de la mañana. Aunque el aparato falló la noche anterior a la presentación, su esfuerzo no fue en vano. Su profesor de Robótica, Li Zexiang, notó el liderazgo de Wang y su comprensión técnica y reclutó al porfiado estudiante para el programa de posgrado de la escuela.

Wang fabricó prototipos de controles de aeronaves en su dormitorio universitario hasta

2006, cuando junto a dos compañeros de clase se mudaron a Shenzhen, uno de los principales polos manufactureros chinos y nace Dajiang Innovation Technology Co ( DJI ).

Trabajaban en un departamento de tres ambientes alquilado por Wang, quien utilizó lo que le quedaba de su beca universitaria.

DJI vendió su prototipo de control de aeronaves en 6.000 dólares a clientes como universidades chinas y las empresas eléctricas estatales, que los revendían a "entusiastas makers de drones".

Esas ventas permitieron a Wang contratar a un pequeño equipo. La inexperiencia y la personalidad de Wang causaron conflictos dentro de las filas de DJI. Dos años después casi todo el equipo fundador se había ido.

Wang admite que puede ser un "perfeccionista áspero" y por aquellos tiempos se las arregló para "enfurecer" a sus empleados. Mañana continuamos.

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