24 de octubre 2016 - 23:45

Murió a los 88 años Jorge Batlle, expresidente de Uruguay

El histórico dirigente del Partido Colorado había sufrido un golpe en la cabeza que le produjo un daño cerebral irreparable.
El histórico dirigente del Partido Colorado había sufrido un golpe en la cabeza que le produjo un daño cerebral irreparable.
El ex presidente de Uruguay Jorge Batlle, quien murió este lunes en Montevideo un día antes de cumplir 89 años, era uno de los últimos representantes de una familia y una generación de políticos tradicionales.

Batlle se encontraba en el Sanatorio Americano de Montevideo tras ser trasladado desde el Hospital de Tacuarembó, 400 kilómetros al norte de la capital, donde fue intervenido para descomprimir su cerebro de un hematoma producido por un fuerte golpe en la cabeza debido a una caida sufrida el 14 de este mes, que le provocó un daño cerebral irreparable y el cual finalmente terminó con su vida.

Había nacido el 25 de octubre de 1927 y desde muy joven se había dedicado a la política, influenciado por sus familiares directos, empezando por su padre Luis Batlle Berres, quien fue presidente entre 1947 y 1951.

Era sobrino nieto de José Batlle y Ordoñez, dos veces presidente entre 1903 y 1907 y posteriormente entre 1911 y 1915 y a quien algunos historiadores locales consideran el fundador del Uruguay moderno que ingresaba al siglo XX.

Jorge Batlle Ibáñez se incorporó a las filas del conservador Partido Colorado siendo un adolescente y a los 30 años fue elegido diputado. Desde ahí no paró: fue senador y varias veces candidato a presidente.

La dictadura que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985 proscribió al dirigente colorado, como a miles de sus compatriotas, y más de una vez estuvo detenido, pero nunca fue sometido a los tormentos que padecieron otros presos políticos, particularmente de la izquierda.

Después de décadas de ejercicio de la política, luchando dentro y fuera de su partido, Jorge Batlle accedió a la presidencia en el 2000, tras ganar una segunda vuelta frente al actual presidente Tabaré Vázquez, de la coalición de izquierdas Frente Amplio (FA).

Su carácter jovial y su discurso frontal le engendró tantos seguidores como críticos, aunque muchos uruguayos coincidían en reconocer su honestidad para "cantar la justa", como le gustaba decir en la última campaña electoral de 1999.

Una primera muestra de cómo sería el sello de su período lo dio apenas terminó la ceremonia de investidura, el 1 de marzo de 2000, ya que se fue a su casa en el taxi de un amigo, rompiendo todo el protocolo que se organiza para instancias de este tipo.

Batlle prometió a sus compatriotas que iba a hacer un gobierno divertido, pero tuvo que enfrentar la profunda crisis financiera internacional del año 2002, que hizo tambalear su administración.

Sin embargo, con el apoyo de la oposición y del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a quien pidió respaldo financiero, pudo salir adelante y completar el período.

Pero la crisis dejó secuelas y el Partido Colorado, que prácticamente había hegemonizado el gobierno uruguayo desde 1830, sufrió una dura derrota ante el Frente Amplio, que desde entonces se mantiene en el poder.

Muchos atribuyen a Batlle el descalabro de esa organización política, que no pudo recomponerse hasta ahora y que actualmente no supera el 9 por ciento de intención de voto de sus compatriotas.

Fiel a su estilo de comunicarse, Batlle había anticipado hacía algunas semanas que ya estaba en una de las últimas estaciones de su vida, aunque seguía militando para su partido, como el primer día.

El gobierno uruguayo decretó duelo oficial. Las banderas lucirán a media asta y los restos del ex presidente recibirán honores de Estado

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