27 de octubre 2016 - 00:00

Atrapa la parábola de ascenso y caída de un impostor

Pierre Niney. Es el hombre que se atribuye el libro de un muerto y va del éxtasis a la agonía de ser descubierto.
Pierre Niney. Es el hombre que se atribuye el libro de un muerto y va del éxtasis a la agonía de ser descubierto.
Yann Gozlan empezó en 2010 con "Captifs", cautivos, donde tres médicos de Kosovo son raptados por traficantes de órganos. Con esa primera película se consagró en el Screamfest (mejor film, director, fotografía, montaje y actriz) y la gente quedó cinco años esperando la segunda. Que es ésta que ahora vemos, y que todavía no arrasó nada pero igual es buena. O bastante buena, pero ninguna maravilla. En varias ocasiones la confección muestra alguna hilacha (descuidos argumentales, salidas fáciles, etc.). Por suerte también muestra suficientes méritos.

El planteo es simple: un joven fachero, seductor, con ínfulas de novelista, se ve rechazado por el mundo editorial y obligado a vivir como cualquier laburante. Un día, tirando cachivaches de un viejo que murió, descubre un manuscrito excelente, que el finado dejó inédito. ¿Por qué no adjudicarse la obra? La tentación hace al ladrón. El éxito le abre sus brazos al falsario. Una mujer también le abre sus brazos. Fama y fortuna se instalan en su casa, y él se instala en la casona de sus futuros suegros. ¿Quién puede quitarle la dicha?

Sorpresa, parece que alguien puede. Alguien que lo pone nervioso y no muestra la cara. Colaboran, el editor que le reclama una segunda novela, los suegros que no lo quieren, la novia que también hace sus reclamos, y él mismo, que comete algunas torpezas. ¿Quién no habría de cometerlas en semejantes circunstancias? La intriga es buena, el público se engancha, la tensión aumenta, la expectativa crece. Alguien dirá después que historias como esa se han filmado montones. Es cierto. Y cuando están bastante bien hechas, se disfrutan muchísimo. Conviene anotar el nombre de Pierre Niney, el protagonista. Y el nombre del autor, por supuesto. Y el de otros autores que lo anteceden y acaso lo inspiraron, como Patricia Highsmith, René Clement, Alfred Hitchcock, Claude Chabrol, Sidney Lumet. Y recordar de paso a Mariano Cohn y Gastón Duprat, que trataron algo parecido en "El artista".

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