Racing e Independiente juegan un clásico con obligaciones
Manejado por la sapiencia del paraguayo Oscar Romero, a quien se le acopló Diego González en la creación, sumados a la habitual peligrosidad de sus dos arietes, el local maniató a un rival sin posesión y abrumado por las circunstancias.
Ausente Juan Sánchez Miño en la generación de juego, superado por el marco el juvenil Ezequiel Barco, tanto Martín Benítez como Germán Denis terminaron por ser espectadores privilegiados de una superioridad "académica" por demás evidente.
La poco entendible estrategia de Gabriel Milito de atacar con un solo delantero no hizo más que agigantar la autoestima de su oponente que utilizó el mediocampo como zona de tránsito para colocar a varios efectivos cerca de Martín Campaña, quien en base a algunas buenas atajadas evitó lo que podría haber sido una goleada catastrófica en contra de su equipo al retirarse al entretiempo.
Solo un aislado cabezazo de Denis que provocó una lucida intervención del poco exigido Agustín Orión sobre el cierre del período, permitió advertir un ligero atisbo de reacción del "Rey de Copas" dentro de un contexto que le resultó a todas luces desfavorable.
Cualquier insinuación de reacción del conjunto visitante en el complemento fue desbaratada por Bou, quien al inicio de la segunda etapa definió certeramente una habilitación del gravitante "Licha" López tras un inexplicable "ataque de habilidad" de Jorge Ortíz, quien se dejó presionar en una salida pretendiendo emerger del atolladero mediante un lujo impropio de sus limitadas condiciones técnicas.
Tras el 0-2 el confundido orientador táctico de la visita intentó añadirle tardíamente algo de audacia a su cautelosa propuesta inicial pero el inocente penal cometido por Nicolás Tagliafico a López, le permitió a éste establecer una ya por entonces merecida goleada entre un conjunto que por momentos se floreó de tal manera que sometió a su adversario a un verdadero escarnio futbolístico.
Con buen tipo y ante lo irreversible del resultado, Ricardo Zielinski sustituyó a sus mejores exponentes para que reciban los respectivos aplausos de su parcialidad por sus relevantes faenas, lo que terminó por resultar un alivio para un Independiente inmerso en una inocultable impotencia futbolística, ya que si Racing promediando el complemento no retiraba el pie del acelerador la diferencia en su contra hubiera adquirido ribetes escandalosos.
Lejos de los cuestionamientos que recibió en la semana, el entrenador local ordenó no retrasarse en el terreno advertido de la absoluta vulnerabilidad de un "Rojo" que durante los noventa minutos no dio la talla brindando una pésima imagen, otorgándole cierta dosis de razón a quienes avizoran un inminente final de ciclo del cuestionado "Mariscal".
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