21 de marzo 2017 - 00:00

A rodar

A rodar
• El Gobierno ya tiene su acuerdo automotor. Logró que todos los actores involucrados en el negocio rubricaran, el jueves pasado, el ambicioso documento. Una expresión de deseos sin medidas concretas. Es por eso que un directivo de una automotriz apeló a una figura bíblica al definirlos como "los diez mandamientos": objetivos muy loables pero de difícil cumplimiento. Sin embargo, no todos piensan igual. Hay quienes creen que la meta del millón de autos de producción para 2023 es algo bastante probable. Pero no lo atribuyen al éxito del acuerdo por el impacto de la implementación de medidas concretas. Las principales líneas de trabajo que fija el documento apuntan a cuestiones técnicas, muy específicas, que ayudarán a mejorar la competitividad pero están lejos de provocar un cambio profundo. Lo único que implicaría una acción contundente no depende de los privados, sino del Estado. Es el tema de la presión impositiva y todos saben que no hay demasiado margen para que se avance en una reducción significativa. El cumplimiento vendría, no por eso, sino por cuestiones de macroeconomía. El año pasado la producción de autos superó las 470.000 unidades. Para llegar al millón habría que duplicar ese volumen. Hoy Brasil tiene un mercado de poco más de 2 millones de autos, pero llegó a vender 4 millones no hace mucho tiempo. En el sector se cree que el socio del Mercosur volverá en algún momento a ese volumen. No en dos años pero sí, posiblemente, en cuatro o cinco. De esa manera, se estaría cerca de 2023. Si Brasil duplica su demanda, la Argentina se beneficiará en igual medida de la recuperación del mercado. En 2015, la Argentina exportó 190.000 0 km, un nivel muy bajo. En 2011, se habían superado las 500.000. Esa diferencia de 300.000 vehículos es la caída de Brasil. Por eso, sólo con un Brasil que vuelva a ser lo que fue, la Argentina tiene un horizonte de crecimiento de unos 300.000 autos de producción. Pero a esto hay que sumarle dos factores. El primero es la lección que se aprendió con la "brasildependencia". Se está apostando a nuevos mercados y eso sumará unos cuantos miles de autos. El otro factor tiene que ver con el fenómeno de las pick-up. A los fabricantes actuales se sumarán en los próximos dos años Renault, Nissan y Mercedes-Benz con el objetivo de exportar. Esto más el crecimiento que proyectan tener Toyota, Volkswagen y Ford con sus modelos locales. Así se llegaría al millón de autos de producción proyectado sin demasiados inconvenientes. Pero, en la Argentina, todo puede fallar.

• Y hablando de pick-up, no se puede dejar de lado a Toyota con su Hilux. En medio de la crisis que se está viviendo, aumentó su producción y está tomando trabajadores. Tiene tanta demanda que el próximo viernes, el feriado del 24, acordó con sus empleados y el gremio para trabajar como un día normal. Insólito en la Argentina de hoy. Esto se puede hacer porque con los cambios de comienzos de año en el Impuesto a las Ganancias, los empleados aceptan trabajar horas extras o feriados ya que ese adicional en el sueldo no implicarán que cobren menos como sucedía antes que rechazaban cualquier plus que los hiciera saltar de escala impositiva.

• Otro dato de Toyota. Hace unas semanas bajó hasta u$s10.000 los valores de la RAV4. A quienes compraron ese modelo les devolverán la diferencia. Algo similar a lo que sucedió cuando bajaron el precio de la Hilux tras el lanzamiento. Al parecer, también habrá rebajas en otros modelos de alta gama de la marca, como la Land Cruiser 200, la Padro y el deportivo 86. Habrá que estar atentos.

• Esta política de descuentos y bonificaciones que aplican las marcas (ayudada también por el aumento de las ventas financiadas) hace que el mercado siga creciendo. Hasta el viernes, los patentamientos de 0 km mostraban un incremento de más de 9%. Una dato positivo entre tantas señales de una economía que no repunta.

Dejá tu comentario