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La otra cara de la reforma tributaria: coparticipación y orden en tasas
• HAY GOBIERNOS LOCALES QUE YA REALIZARON UNA PROFUNDA REESTRUCTURACIÓN
Mientras la Casa Rosada dialoga con las provincias para cambiar la estructura de impuestos, los municipios asumen cada vez más funciones sin transferencia de recursos. Los fondos coparticipables y los ingresos propios, en el centro del debate.
En ese sentido, Agustín Lodola, profesor de Economía de la Universidad Nacional de La Plata, aporta su visión acerca de la génesis de este aumento caótico. "Debido a algunos inconvenientes políticos los municipios fueron creciendo en la cantidad de tasas, pero tienen que fortalecer las tres tasas más importantes, porque cuando se analiza se ven que tienen muchos problemas de ineficiencias, no recaudan eso que es su recurso originario y entonces inventan tasas como la tasa de combustible, y son tasas que sí distorsionan mucho, como por ejemplo gravar el combustible, es algo muy distorsivo", afirmó.
"Si bien es cierto que hay municipios en donde hay muchas tasas, eso entraña el preconcepto de que los municipios sólo pueden cobrar tasas por servicios prestados. Eso no es así porque hay un principio básico en materia de tributación que es el de capacidad contributiva, y uno no puede pretender en el caso de ABL que contribuya en la misma proporción un vecino de una casa particular por 200 m2 que una empresa que ocupa 5.000 m2. Entonces, es cierto que hay un esquema de infinidad de tasas en los municipios, ahora eso tiene que ver con este concepto que está instalado de que los municipios tienen que percibir tasas por la prestación de servicio y esto hace que permanentemente los municipios que han tomado eso como objetivo, estén viendo que tasa pueden incorporar para incrementar la recaudación", analizó el secretario de Economía y Hacienda del municipio de San Martín, Guillermo Sauro.
Sustitución
Uno de los puntos centrales de la reforma es la posibilidad de sustituir el IIBB provincial por un tributo al consumo con menos efectos distorsivos, como podría ser un IVA provincial y un Impuesto a las Ventas Finales. Al respecto, Sauro consideró "inviable" la eliminación de IIB "porque representa el 70% de la recaudación de cualquier provincia, entonces con qué se va a reemplazar. Un impuesto a las ventas minoristas es una mentira porque no vas a grabar ni la actividad industrial ni la mayorista, lo más fácil de controlar, y es donde está concentrada la recaudación. El impuesto puede ser distorsivo pero la progresividad está en el uso del impuesto".
"Eliminar IIBB provocaría que los municipios pierdan referencia para cobrar la tasa de Seguridad e Higiene, que es la primera en importancia para todos los municipios grandes. Se pierde referencia porque los municipios cobran esa tasa en función del IIBB y tienen a ARBA como respaldo para fiscalizar", advirtió Lodola.
Algunos cálculos estiman que para sustituir la recaudación de IIBB por IVA, habría que agregarle unos 13% puntos lo que lo llevaría a un nivel insostenible. Por supuesto que los municipios reciben coparticipación tanto de IIBB como de IVA, por lo que cualquier modificación en el esquema actual debe contemplar que no se recientan los fondos que reciben los gobiernos locales.
Al respecto, Devalle afirmó que "cualquiera de las alternativas de sustitución requeriría de una importante reforma y discusión en el ámbito provincial, por el grado de complejidad que implica. Y de esta discusión, no debería quedar al margen el ámbito municipal, considerando por un lado que también reciben recursos por coparticipación del nivel provincial, y además debido a que en los propios municipios funciona el mencionado impuesto a los ingresos brutos municipal, disfrazado de tasa a la actividad económica. Por ejemplo, en el caso que el IIBB fuese reemplazado por un Impuesto a las Ventas Finales, una de las ventajas de esta alternativa es que podría ser replicada a nivel de los gobiernos locales, sustituyendo el tributo actual por una sobretasa al IVF provincial, si se busca que este nivel también avance en la eliminación de los tributos distorsivos".
Son varios los municipios que en los últimos años encararon una simplificación de las tasas, considerando que como se dijo las más importantes son 3: ABL, Seguridad e Higiene y la de red vial. En ese sentido, Sauro sostuvo que "cualquier reforma que uno pretendiera hacer en un municipio con eliminación o simplificación de tasas, claramente tiene que tener como contrapartida una mejora de la coparticipación. En San Martín tenemos el 85% de la recaudación concentrada en dos tasas y hemos eliminado tasas que consideramos distorsivas para la actividad económica".
Otro aspecto que surge de la multiplicidad de tasas es el de la presión tributaria emergida de las dobles o triples imposiciones. "Es un hecho ya ampliamente debatido que la carga que ejercen los impuestos en Argentina ha crecido de manera sostenida en los últimos 15 años, habiendo llegado a un récord máximo en el año 2015, retrayéndose ligeramente en 2016 producto principalmente de los cambios en el Impuesto a las Ganancias y los Derechos de Exportación. Los tres niveles de Gobierno han sido partícipes de este crecimiento en la presión tributaria argentina", explicó Devalle.
Para cerrar, Lodola aporta otro vector a considerar: "La reforma que tienen que hacer los municipios es de administración tributaria, es decir tratar de recaudar mejor los principales tributos que tienen, porque recaudan muy mal y desaprovechan muchísimo, y quieren suplir eso con nuevas tasas, generalmente para las empresas, y ya no se trata de una cuestión sólo de plata sino de la cantidad de trámites que hay que hacer para que te habiliten todas las tasas".
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