23 de marzo 2017 - 23:50

Argentina ganó, sólo porque Messi acertó al arco

Messi convirtió el único gol del partido.
Messi convirtió el único gol del partido.
Argentina logró una sufrida victoria sobre Chile por 1-0, de local, y quedó en puesto de clasificación directa para el Mundial Rusia 2018, tras jugarse la 13ª fecha de la Eliminatoria Sudamericana.

El gol del seleccionado que dirige Edgardo Bauza lo convirtió Lionel Messi, de penal, a los 16 minutos del primer tiempo.

Argentina, que volvió a jugar en el estadio Monumental de Núñez después de cuatro jornadas, quedó tercero con 22 puntos, solo por debajo de Uruguay (23) y Brasil (30), y por delante de Colombia (21), todos en zona mundialista, y Ecuador y Chile 20, que pugnan por el repechaje.



El equipo nacional el martes próximo visitará a Bolivia, en los 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar de La Paz, por la 14ª jornada, en un escenario que a los argentinos históricamente le costó muchísimo conseguir un buen resultado. De ahí que era vital un triunfo sobre los chilenos, que nunca ganaron en Buenos Aires.

Los primeros 45 minutos fueron intensos, tal como lo vaticinó Bauza en la conferencia de prensa del miércoles, y a la vez friccionados, algo que el técnico argentino había descartado.

Es que hubo poco fútbol en un estadio Monumental colmado y solo destellos de Messi, el mejor jugador del planeta.

Argentina, con un 4-2-3-1 flexible, no le encontró la vuelta al encuentro, más por limitaciones propias que por el trabajo de su rival.

Todo quedó librado a la brillantez del "10", algo que -lamentablemente- se repite en casi todos los juegos del seleccionado, ya que el equipo lució quebrado.

Y Messi respondió con 180 segundos de altísimo nivel: primero con un pase gol a Ángel Di María, a los 14 minutos, después con el tanto de un penal inexistente (no hubo falta de José Fuenzalida sobre el propio Ángel Di María), a los 16, y finalmente con una exquisita jugada por la derecha y posterior asistencia a Sergio Agüero, a los 17.

El 1-0, obra de la estrella de Barcelona (58 goles en 117 encuentros con la albiceleste), le dio la ventaja al equipo local, pero no tranquilidad.

Argentina no tuvo fútbol ni juego asociado y sufrió mucho en defensa. Es que el equipo nacional nunca tuvo equilibrio, una de las premisas del técnico en la previa del partido frente a los chilenos.

Chile, con un 4-3-3 laxo, le planteó el duelo en la mitad de la cancha, le manejó la pelota, tuvo mucha movilidad -gran trabajo de Alexis Sánchez-, pero le faltó profundidad en ataque.

Una arremetida -tras un tiro libre de Messi- de Otamendi, sobre los 43m., fue el otro llamado de atención a una también endeble defensa del conjunto que conduce Juan Antonio Pizzi.

Bauza en el entretiempo dispuso del ingreso de Mateo Musacchio por un inexpresivo Emmanuel Mas. Y así Marcos Rojo pasó de la zaga central al lateral izquierdo.

Pero no modificó nada -en un principio- de tres cuartos de cancha para adelante, donde Di María, Agüero y Gonzalo Higuaín no incidieron en el juego.

Acto seguido el entrenador (ganó por primera vez en el Monumental) sacó a Agüero -no funcionó de una especie de enganche en lugar del lesionado Paulo Dybala- y mandó a la cancha a Ever Banega con la idea de tener más la pelota.

Dentro de un partido muy malo, Chile acarició el empate dos veces casi en una misma jugada, a los 19. Primero con un tiro libre de Alexis Sánchez que se estrelló en el travesaño y después con una tibia definición de Nicolás Castillo, que reemplazó a Fuenzalida y exigió a Sergio Romero.

Argentina, lejos de reaccionar, repitió errores y el seleccionado trasandino casi lo empata con un tiro libre de Alexis Sánchez, a los 32, y con Castillo, a los 34, que se perdió un gol increíble.

Pasaron los minutos, el equipo de Bauza aguantó y Chile no acertó ninguna de las que tuvo. Así el regreso al Monumental -tras el 1-1 ante Brasil, del 13 de noviembre del 2015, y el 0-2 con Ecuador, en el debut-, resultó victorioso. Pero solo eso, porque el seleccionado jugó muy mal.

Argentina, con todos estos ingredientes, volvió a ganarle a Chile (también lo hizo en Santiago por 2-1) y aumentó sus chances de llegar a Rusia 2018, donde intentará saldar una deuda: ganar una final luego de tres veces traspiés seguidos, tras perder en el Mundial Brasil 2014 (con Alemania) y las Copas América 2015 y 2016 (ambas con Chile).

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