17 de abril 2017 - 23:55

Temor en Wall St.: ¿y si lo de Trump es bomba de humo?

• EL OBJETIVO ES DESTRABAR LOS OBSTÁCULOS EN EL CONGRESO PARA INICIAR LOS PLANES DE REFORMAS.
• LOS INVERSORES, EN ALERTA.
Se cumplen los primeros 100 días del republicano en la Casas Blanca. Fuerte apuesta al apoyo del régimen chino en la cruzada contra Corea del Norte. Expectativa del mercado sobre el Congreso.

¿Es la madre de todas las bombas? ¿O de todas las cortinas de humo? Tras el fracaso rotundo en remover el Obamacare, el presidente Trump debe refundar su Gobierno. Este jueves se cumplirán los primeros 100 días al timón y con el pescado sin vender. Si no zafa del atasco, la única prueba de su genio, el Trump rally, podría pasar como un gigantesco error de cálculo y convertirse en otra cefalea. Es imperioso encontrarse con su destino. Por fuerza será muy distinto del que vendió en campaña.

Entiéndase cuál es la madre de la invención: los republicanos tienen las llaves del Congreso, pero Trump, el gran negociador, no consigue que sus partidarios le franqueen el paso. Después del fallido del Trumpcare, prometió volver con la reforma impositiva, pero ya sabe que así será imposible. El patriotismo, en cambio, podría aceitar el candado. De ahí, la lluvia de Tomahawks en Siria (y el fin del romance con la Rusia de Putin). La semana pasada, la agenda militar depositó a la "madre de todas las bombas" en un refugio del ISIS en Afganistán. Y en un crescendo frenético nos llevó a Corea del Norte, al borde de la conflagración. Es una operación de pinzas. Mientras presiona a Pyongyang, Trump cortejó al presidente chino Xi Jinping en Mar a Lago, su mansión de la Florida, cuando bombardeaba Siria en tiempo real. Y Beijing se abstuvo de rechazar la resolución de la ONU que condenó el ataque previo con armas químicas atribuido al Gobierno de Damasco. Rompe así una cadena de vetos que venía de 2011. Hay más novedades: Trump no rotulará a China como "manipulador de moneda". Y le hará concesiones comerciales si facilita el disciplinamiento del líder norcoreano, Kim Jong-Un. Sería imposible acorralarlo sin la venia de su vecino, aunque China jamás cederá una pieza vital para su seguridad, un estado tapón, como Corea del Norte. ¿Cómo explicar el vértigo? Recordar: perro que ladra no muerde. Trump golpeó en Siria y en Afganistán sin abrir la boca y hoy vocifera. ¿Estará convencido de que su par chino alentará un cambio de régimen en Pyongyang si le promete un salto de calidad en la convivencia entre Beijing y Washington, como si fuera un Nixon redivivo, y que así el agua no llegará al río? Xi Jinping enfrenta una difícil agenda interna de cara al XIX Congreso del Partido Comunista. Ya exhibe una cucarda: sepultó el atisbo de cuestionar la política de Una China Única. ¿Qué pasaría si ahora abriese el mercado de los EE.UU a las inversiones chinas en gran escala?

¿Y qué gana Trump que tanto empuja? Anular la pieza más refractaria del eje del mal ¿pondría de pie a su Gobierno? A su maltrecha imagen sí, pero asumir el rol archirrepetido del gendarme mundial ¿hará "grande a los EE.UU. de nuevo"? Conviene, pues, recordar la táctica del tero y volver la vista a la política interna. ¿Se aleja Stephen Bannon, el fogonero de la revolución, y Trump, en vez de apaciguarse, se torna más belicoso que nunca? Sospechoso. En paralelo, el presidente comunicó un giro copernicano de su plataforma de Gobierno. No es sólo la "blitzkreig" misilística o la mudanza con respecto a China. Afirmó que no quiere un dólar fuerte (le dio el tiro de gracia al ajuste fronterizo de impuestos), que Janet Yellen podría quedarse al frente de la FED tras el final de su mandato el año próximo (una señal clave de apoyo a la faena pendiente de suba de tasas), que la OTAN no está obsoleta (es decir, la vuelta a la política tradicional de defensa). Y dijo que el Eximbank es bueno (o sea, lo malo es su proyecto de presupuesto que lo borraba del mapa, y habrá que replantear). Conclusión: todo es negociable. Todo significa todo. Trump no se casa con nadie. Puede ser neocon o clintoniano, es siempre un hombre de negocios. Y necesita un nuevo matrimonio de conveniencia. ¿Qué busca? Una base de poder efectiva que le permita pasar las reformas de salud e impuestos por el Congreso. Juega fuerte: hizo trizas el acuerdo con sus votantes. Y nadie habla de ello gracias a la Gran Galtieri. Corea del Norte es un foco de distracción. Crucemos los dedos para que, por lo menos, China controle al Principito. Y esperemos que Trump resuelva sus infortunios de entrecasa. Se diría que es la gloria o el impeachment.

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