- ámbito
- Edición Impresa
La ultraderecha francesa logró un impactante despliegue territorial
• AUNQUE NO LE ALCANCE PARA GANAR EL 7 DE MAYO, SIGUE CRECIENDO
El escrutinio lo dio ganador en 47 departamentos, contra 42 en los que venció el liberalismo. Un alerta que aumenta.
Por su parte, el progresista Le Monde intentó responder las claves de la primera vuelta, en las que se enfocó en desgranar los motivos del debilitamiento de los dos partidos tradicionales, el Socialista y Los Republicanos.
En pocas palabras, las agrupaciones tradicionales se hundieron porque el debate ya no se centra en la izquierda o la derecha, más o menos Estado benefactor, sino entre dos modelos, el que defiende la mundialización y la desintegración de las fronteras, o la supervivencia del "ser" nacional y el resguardo de la soberanía. Le Pen lo interpretó.
La abogada de 48 años evitó los grandes mitines en ciudades importantes y se concentró en pueblos como Arcis sur Aube, de 3.000 habitantes (este), donde colapsó la sala alquilada para el acto. Con un discurso más moderado y centrado en la supervivencia de la "identidad" y las advertencias sobre desprotección de los franceses frente a "las invasiones", logró cambiar el eje del FN, conocido por sus posturas lindantes con el fascismo y el antisemitismo. Le otorgó un nuevo perfil a la ultraderecha, más amable y heterogénea, cercana a "los olvidados de la globalización", como afirmó el experto Camus.
Francia cuenta con una vieja región industrial vinculada al carbón y a las empresas textiles en el límite con Alemania y Bélgica, que antaño fue el motor económico del país y sufrió su ocaso con la sucesión de crisis en el sector y el ingreso de productos importados. Este cinturón, tradicionalmente socialista, fue el que esta vez se volcó hacia Le Pen. "La situación económica, aunque no es la peor en Europa, no es muy buena. Hollande fue capaz de evitar políticas de gran austeridad. Pero su acción tuvo un efecto limitado: el desempleo, una excepción francesa en Europa durante demasiado tiempo, sigue siendo muy alto", agregó Marc-Olivier Padis, director ejecutivo del "think tank" Terra Nova, basado en París, a este diario.
La ultraderecha, con sus nuevos matices, mucho más peligrosa e impredecible, hizo suya una bandera que se acomodó en las primeras filas de la política francesa.
Seguramente, ya tendremos nuevas noticias de ella.
Dejá tu comentario