26 de mayo 2017 - 07:37

Guerra interna en la AFI tras la acusación de Carrió a Majdalani

Elisa Carrió declaró ayer en un comunicado que no hará nada para romper Cambiemos. El camino al sillón del Señor 5. Cola de espera en la puerta.

Carrió acusa a Majdalani de espiarla.
Carrió acusa a Majdalani de espiarla.
Luego de una semana de lacerantes dardos entre los integrantes de la coalición gobernante que tuvieron como escenario a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la disputa interna por el control del organismo tuvo un nuevo capítulo este 25 de mayo, con el Tedeum como marco. Muchos esperaban ayer el encuentro entre Mauricio Macri y Elisa Carrió en la Catedral Metropolitana. Pero la ausencia de la diputada -que esta semana volvió a condicionar su permanencia en Cambiemos a la actitud que el Presidente asuma respecto de Silvia Majdalani- frustró la foto que esperaba el oficialismo para mitigar la tormenta desatada por la chaqueña, cuando acusó a la Señora 8 de haberla espiado con fines extorsivos.

Mientras Carrió intentó bajarle los decibeles al ruido provocado por su "apriete" a través de una serie de tuits -en donde remarcó que "jamás" va "a romper Cambiemos, solo trato de que #CambiemosEnSerio"- al finalizar la homilía de monseñor Poli, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, respaldó a la legisladora al asegurar que el Gobierno investigará a fondo el supuesto espionaje contra la diputada. "Valoramos su testimonio, su palabra, se inició una investigación interna, y queremos ir a fondo con el tema. Se verá luego qué ha pasado", expresó. Peña no hizo otra cosa que avalar la decisión adoptada el miércoles pasado por el titular del organismo de inteligencia, Gustavo Arribas, a quien Carrió tiene en la mira por considerarlo fuera de los "parámetros éticos" con los que pretende depurar el gabinete macrista.

En medio de estos cortocircuitos que debilitan la imagen del Gobierno, no son pocos los que reflotan la hipótesis sobre las motivaciones reales que impulsan a la líder de la Coalición Cívica a cuestionar permanentemente la actuación de la dupla a cargo de la AFI. "La principal ambición de Lilita siempre fue estar sentada en el sillón de Gustavo", afirman con insistencia funcionarios cercanos a la Rosada.

Vodevil

Las denuncias cruzadas y la mediatización de las actividades de los espías transformaron a la ex SIDE en un vodevil con protagonistas de múltiples rostros y dispares estaturas actorales. Carrió se enteró de que el albañil Saúl Enrique Paz había cobrado 1.500 pesos para ensuciar su nombre en la Justicia cuando algunos periodistas ya tenían toda la información y sólo necesitaban escuchar alguna declaración de la diputada para agregarle condimento al asunto. Probablemente, en algún momento Paz cuente quién lo indujo a arrepentirse de sus actos y a confesar ante el juez Daniel Rafecas que el hombre que le había pagado era un peruano que decía llamarse Alan González. Por ahora, esa parte de la historia la conocen unos pocos agentes de la AFI. La contraoperación fue más exitosa que la operación. A eso le llaman contrainteligencia.

El acto que siguió era el que estaba escrito en el guion. Carrió fue sobreseída por Rafecas y con la indignación en la punta de la lengua dijo que la AFI hacía espionaje sobre ella y pidió la destitución de Majdalani. Nada dijo de su superior, Arribas, que bastante golpeado se encuentra por el caso de las coimas de Odebrecht.

Por estas horas, en la puerta de 25 de Mayo 11 hay una cola de espías que aguardan la caída de Diego Dalmau Pereyra, director de Operaciones de Contrainteligencia, un área hipersensible que siempre estuvo bajo el ala de Antonio Horacio Stiuso. Dalmau llegó a ese cargo por Majdalani. Ambos se conocieron cuando ella era legisladora e integrante de la bicameral de Inteligencia y él era profesor de la Escuela de Inteligencia Nacional (ENI). Además, Dalmau es apadrinado por otro amigo de Majdalani, Jorge Lucas, exdirector de Contrainteligencia de la SIDE en épocas de Hugo Anzorreguy. Lucas hoy juega de asesor externo de la vicedirectora de la AFI. Majdalani es consuegra de Hugo Anzorreguy, su hija Laura está casada con Martín Anzorreguy.

Desde hace tiempo que Dalmau, Lucas y el exfiscal Eduardo Miragaya (que hasta hace poco era el segundo de Majdalani) sabían que la relación entre Carrió y el exoficial de inteligencia del Ejército, Alejandro Camino, es de tan larga data como la amistad entre Camino y el detenido exjefe del Ejército, César Milani. Camino, pese a su delicado estado de salud, jamás dejó el juego del espionaje, sobre todo el privado. No es difícil suponer qué sector filtró el encuentro de Carrió y Camino en Asunción del Paraguay. Las fuentes de Carrió son inagotables y sorprendentes. Sin ir más lejos, durante la última campaña presidencial, legisladores nacionales pidieron informes sobre los supuestos encuentros que Lilita mantuvo con el exespía Ciro James.

Arribas tiene ganas de pegar el portazo y volver a Brasil desde hace algunas semanas cuando un grupo de "¿casuales?" comensales del restaurante Tomo 1 lo insultaron mientras se encontraba cenando. Majdalani no tuvo inconvenientes en entregar la cabeza de Miragaya y hará lo que tenga que hacer para resistir. Mientras tanto, los agentes de La Casa ya se preparan para trabajar de panelistas con capuchas para que sus identidades no sean reveladas. Jamás la SIDE tuvo una interna tan mediática.

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