1 de junio 2017 - 23:14

Los bancos centrales estudian emitir sus “propios bitcoins”

• EL BOOM DE LAS MONEDAS VIRTUALES AVANZA EN EL MERCADO.
• ¿HABRÁ MONEDAS SOBERANAS DIGITALES?
Los precios récord alcanzados potencian distintas iniciativas gubernamentales tendientes a tener dinero soberano virtual. Japón picó en punta. Otros lo siguen, pero más despacio.

El frenesí que despertó el boom del bitcoin tras quebrar récord de u$s2.700 la semana pasada, no sólo alentó el interés de los inversores sobre esta y otras monedas digitales (ya existen 700 altcoins) -cuyo valor de mercado ya supera u$s80.000 millones- sino que además hizo que los bancos centrales de todo el mundo intensifiquen el análisis de emitir divisas virtuales soberanas. Claro que detrás de estas iniciativas se esconde el temor a perder el monopolio de la emisión de dinero, más que a acompañar la tendencia tecnológica.

Cabe recordar que uno de los pioneros en estudiar el tema fue el banco central chino (PBoC) que desde 2014 deambula con la idea de una divisa virtual respaldada por el gobierno chino. Incluso, a comienzos de 2017 llevó a cabo casos experimentales con una moneda virtual con varios bancos del país como el Banco de China o WeBank. Otro adelantado fue Ecuador que en 2015 lanzó su Sistema de Dinero Electrónico (SDE). Si bien su implementación es muy gradual, está previsto que se extienda a los pagos de impuestos y tributos (sistemas similares funcionan en varios países de África, como Senegal).

Pero la avanzada del dinero online ya ganó terreno en países que antes se oponían como Brasil o Rusia, donde los activos virtuales estaban prohibidos: ahora están estudiando establecer una normativa "ad hoc" para las divisas virtuales. En tal sentido, el regulador del mercado cambiario de China (SAFE, por sus siglas en inglés) flexibilizó los controles que impuso a comienzos de año al uso del bitcoin, para frenar la fuga de capitales y el blanqueo de dinero a través de los cambistas. Incluso, casi en paralelo, la jefa de la Fed, Janet Yellen, reconoció la importancia del sistema "blokchain" (que genera el intercambio de bitcoins) y anunció que estaban investigando qué aplicaciones podían darle.

A fines del 2016 se conoció también que el Banco de Inglaterra evaluó un proyecto similar al chino-ecuatoriano, donde analizaron su posible impacto para la banca central contemplando una emisión del 30% del PBI respaldada por bonos, con un crecimiento sostenido de 3% anual. Del estudio concluyeron que, ante los recortes de las tasas de interés reales y de los costos de transacción, la implementación de un sistema de moneda virtual como instrumento de política monetaria podría ayudar a estabilizar los ciclos económicos. Al respecto, una de las propuestas más avanzadas es la del lanzamiento de la "ecorona" por parte del banco central sueco (Rijskbank) que podría concretarse a fines de 2018. El caso sueco guarda relación con el derrumbe de los pagos en efectivo (un 40% desde 2009) y el crecimiento de las compras online y los pagos con tarjeta. Pero quién pateó el tablero definitivamente fue Japón, donde en camino a la adopción del dinero online, decidieron (el organismo regulador de los mercados financieros) respaldar el uso de las divisas virtuales para el público en general, otorgándole el estatus de moneda de uso legal. Esto desató un furor en el sector privado para incorporar al bitcoin como medio de pago. Su correlato fue la fuerte suba de la cotización del bitcoin, y erigir al mercado nipón como el más grande ya que concentra 48% del volumen de transacciones.

Son comprensibles las precauciones de los bancos centrales sobre las monedas virtuales. Sobre todo, porque estas divisas no se sujetan a las reglas de las monedas soberanas, que en su esencia es ser dinero descentralizado y sin regulaciones. Pero además, porque las convierte en un instrumento muy atractivo para operaciones ilegales (lavado y blanqueo de dinero, evasión de impuestos). Por ello, algunos intentarán un camino menos directo como Japón, estudiando ofrecer alternativas a las monedas virtuales descentralizadas. Otros como el Rijsbank, el PBoC o el propio Banco Central Europeo (la Comisión Europea debate un caso testigo de un euro virtual) evalúan lanzar monedas soberanas virtuales, que no sólo acabarían con esta economía informal sino que implicaría un costo menor al modelo actual del papel moneda.

Lo que queda claro es que los bancos centrales quieren lanzar sus propias monedas virtuales reguladas y centralizadas, no sólo para combatir ciertas prácticas ilícitas sino, fundamentalmente, para dominar un mercado informal por fuera del sistema monetario que cuestiona su supremacía. O sea, aspiran a recuperar el monopolio de un mercado donde han perdido completamente su dominio, a la vez de experimentar con la tecnología "blockchain" que sustenta el bitcoin.

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