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El descenso del consumo es generalizado a casi todos los productos masivos
Los números de Scentia son muy parecidos. Según esta consultora, el consumo de abril fue un 2,2 por ciento menor que el de marzo, y un 4,9 por ciento inferior al de igual mes del año pasado, acumulando un caída del 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre. También hay coincidencia respecto a que los híper y supermercados son los canales más afectados. En cuanto a líneas de productos, las mayores pérdidas se dan en higiene, cosmética y bebidas sin alcohol.
Nielsen todavía no procesó los datos de abril. El relevamiento hasta marzo había arrojado una baja trimestral del 9,2 por ciento. La medición de esta consultora incluye indumentaria y farmacias, que cayeron en ese período 14 y 4,5 por ciento, respectivamente.
Considerando que el consumo representa algo más del 70 por ciento del Producto Bruto Interno, estas malas noticias alejan la posibilidad de que se cumpla el pronóstico oficial de crecimiento del 3,5 por ciento, e incluso pone en duda que se llegue al 3 por ciento que los funcionarios reconocen en privado como meta.
La confianza que había en el Gobierno de que a esta altura del año el consumo iba a comenzar a dar señales positivas se apoyaba en la idea de que habría un incremento en términos reales de la masa salarial como consecuencia de una recuperación en el empleo y en el poder adquisitivo del salario.
Tal como anticipó esta columna la semana pasada, los datos difundidos el miércoles por el Ministerio de Trabajo revelaron que en marzo hubo una suba de 22.000 trabajadores en blanco en relación de dependencia, y que el salario promedio le volvió a ganar ese mes a la inflación. Pero el empleo total de la economía (incluyendo empleo público, autónomos, monotributistas y doméstico) no varió, y difícilmente ese universo haya logrado mejorar su ingreso como los asalariados privados. Y si bien es una incógnita lo que sucede con el tercio que trabaja en la informalidad, es probable que la situación no haya mejorado.
Por último, hay que tener en cuenta que la sucesión de fortísimos aumentos tarifarios causa que los hogares destinen una porción mayor al pago de servicios públicos, lo que puede explicar que una cierta recuperación de poder adquisitivo no alcance para consumir más.
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