2 de junio 2017 - 11:04

El descenso del consumo es generalizado a casi todos los productos masivos

El descenso del consumo es generalizado a casi todos los productos masivos
"Estamos esperando el segundo semestre, porque en lo que va del año la situación siguió siendo mala", se lamenta el ejecutivo de una de las compañías líderes de alimentos. No es para menos: los números preliminares de mayo muestran que el consumo cayó en mayo el 2 por ciento en comparación con igual mes del año pasado. El descenso es generalizado a casi todos los productos de consumo masivo que fabrica esa empresa, y se agrega a una caída importante que se acumula desde comienzos de 2016.

No es un caso aislado. Según la medición de la consultora Kantar WorldPanel que recibieron sus clientes esta semana y al que accedió este diario, el volumen de consumo de alimentos, bebidas, productos de higiene personal y de limpieza bajó un 7 por ciento en abril, con lo cual el primer cuatrimestre del año cerró con una caída del 4 por ciento.

Son datos muy negativos y que chocan contra las expectativas que había en el Gobierno sobre un rebote en el consumo a partir del segundo trimestre.

La consultora registró que todas las clases sociales redujeron sus compras en abril, aunque el impacto fue algo mayor en la clase baja. En cuanto a las regiones, el área metropolitana de Buenos Aires fue la más afectada, con un retroceso del 12 por ciento en abril y del 6 por ciento en el cuatrimestre. En el resto del país, las caídas fueron del 4 y el 2 por ciento, respectivamente. Los lácteos y los congelados son los dos rubros que tuvieron los peores resultados en el cuatrimestre, con descensos del 10 y el 9 por ciento respectivamente.

El informe indica que la gente realiza las compras más espaciadamente y que se acentúa la tendencia a favor de los mayoristas (Vital, Yaguar, Maxiconsumo, Makro, Diarco, etc.) y en contra de las cadenas de híper y supermercados. En un primer cuatrimestre de fuerte retracción, los primeros incrementaron el volumen vendido en un 27 por ciento, mientras que en los híper bajo un 13 por ciento y en los súper un 9 por ciento.

Los números de Scentia son muy parecidos. Según esta consultora, el consumo de abril fue un 2,2 por ciento menor que el de marzo, y un 4,9 por ciento inferior al de igual mes del año pasado, acumulando un caída del 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre. También hay coincidencia respecto a que los híper y supermercados son los canales más afectados. En cuanto a líneas de productos, las mayores pérdidas se dan en higiene, cosmética y bebidas sin alcohol.

Nielsen todavía no procesó los datos de abril. El relevamiento hasta marzo había arrojado una baja trimestral del 9,2 por ciento. La medición de esta consultora incluye indumentaria y farmacias, que cayeron en ese período 14 y 4,5 por ciento, respectivamente.

Considerando que el consumo representa algo más del 70 por ciento del Producto Bruto Interno, estas malas noticias alejan la posibilidad de que se cumpla el pronóstico oficial de crecimiento del 3,5 por ciento, e incluso pone en duda que se llegue al 3 por ciento que los funcionarios reconocen en privado como meta.

La confianza que había en el Gobierno de que a esta altura del año el consumo iba a comenzar a dar señales positivas se apoyaba en la idea de que habría un incremento en términos reales de la masa salarial como consecuencia de una recuperación en el empleo y en el poder adquisitivo del salario.

Tal como anticipó esta columna la semana pasada, los datos difundidos el miércoles por el Ministerio de Trabajo revelaron que en marzo hubo una suba de 22.000 trabajadores en blanco en relación de dependencia, y que el salario promedio le volvió a ganar ese mes a la inflación. Pero el empleo total de la economía (incluyendo empleo público, autónomos, monotributistas y doméstico) no varió, y difícilmente ese universo haya logrado mejorar su ingreso como los asalariados privados. Y si bien es una incógnita lo que sucede con el tercio que trabaja en la informalidad, es probable que la situación no haya mejorado.

Por último, hay que tener en cuenta que la sucesión de fortísimos aumentos tarifarios causa que los hogares destinen una porción mayor al pago de servicios públicos, lo que puede explicar que una cierta recuperación de poder adquisitivo no alcance para consumir más.

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