21 de junio 2017 - 23:59

Diálogos de Wall Street

Éramos pocos y se sumó el petróleo con un mercado bear a estrenar. La Bolsa se mantiene en el podio, pero cada vez está más sola. Consultamos a Gordon Gekko sobre quién tiene razón: ¿los bonos o las acciones?

Diálogos de Wall Street
Periodista: Un récord y una de arena. Hoy tocó desensillar. Wall Street se bajó de los máximos por culpa del petróleo y su flamante mercado bear.

Gordon Gekko: Aportó una mano de cal viva.

P.: ¿Volveremos a la época no tan lejana en que la Bolsa y el crudo eran hermanos gemelos y uno no podía desligarse de lo que hacía el otro?

G.G.: No dé malas ideas.

P.: No sería descabellado.

G.G.: No tendría mucho sentido.

P.: ¿Le parece? Tampoco son dos mundos que marchen por separado. Sus destinos se cruzan.

G.G.: ¿Qué es lo que derrumba los precios del petróleo? ¿El problema es la caída de la demanda? ¿O un exceso de oferta? Los precios, le recuerdo, treparon gracias a un acuerdo de recortar la producción.

P.: Que milagrosamente fue creíble.

G.G.: Es muy difícil cumplirlo. Aun en los mejores momentos del cartel, cuando la OPEP controlaba el grueso de los resortes de una mayor producción. Con el "shale", y la mudanza de la geografía política de la oferta, lo que se consiguió fue una pequeña hazaña. Y ahora los inventarios en exceso nos devuelven a la realidad.

P.: No es sólo el petróleo, los commodities también operan en fuerte descenso de precios. El índice CRB cayó 13% en el año. Cotiza como en abril del año pasado. Donde uno mira, donde hubo una apuesta por la reflación hasta no se hace mucho, lo que hoy se observa es una marcada retracción. Salvo en Wall Street.

G.G.: En las Bolsas del mundo entero, uno debería decir.

P.: Okey. Voy a que no parece ser sólo una cuestión de oferta. Los indicadores de la economía de los EE.UU., sin ir más lejos, sistemáticamente, nos sorprenden a la baja. Y van sucesivas tiradas.

G.G.: Eso es verdad en EE.UU. y Gran Bretaña.

P.: Como si fuera un espejo de la crisis política del modelo anglosajón.

G.G.: Por fortuna, el resto del mundo luce todavía firme.

P.: Sin embargo, corríjame si me equivoco, los ánimos están cambiando. La idea de una aceleración en la economía global, creo yo, ya podríamos ir tachándola. Volvimos al patrón pre Trump. Mucha ilusión a comienzos de año y luego, la necesidad de descremar las expectativas.

G.G.: El nido de la resistencia está en las Bolsas. Pero corren el riesgo, así como van las cosas, de quedar aisladas y resultar menos y menos creíbles. O, dicho en otras palabras, bastaría un tropezón en las acciones para cerrar el círculo de una visión más sombría.

P.: Usted puso el acento en la pulseada entre los bonos y las acciones hace un buen tiempo, cuando todavía no era un asunto urticante. Acabo de escuchar a Robert Kaplan, presidente de la Fed de Dallas, decir expresamente que las tasas largas, al ser tan bajas, ameritan atención a la hora de decidir los próximos pasos de la política monetaria.

G.G.: La suba de tasas de marzo, la tercera, fue clave. A partir de allí las tasas largas retroceden de manera sostenida. Y cae la inflación y las expectativas inflacionarias. Y luego también se enfrió la actividad económica. La Bolsa no perdió el sueño porque pudo mostrar muy buenos balances y lo que es todavía más alentador, un "guidance" excelente por parte de las compañías. Pero ello no borra lo anterior.

P.: ¿Y qué hará la Fed?

G.G.: Ud. ya vio: gatilló otra suba de tasas la semana pasada. Pero, a mi juicio, para no contribuir a profundizar la confusión reinante. Que el techo de la tasa corta sea el 1% o el 1,25% no cambia la situación. Eso sí, con una curva de rendimiento en 80/85 puntos base, y sin poder mostrar evidencia alguna de inflación en alza, la alternativa hacia delante es una sola.

P.: ¿Cuál?

G.G.: El mutis por el foro. Mudarse a cuarteles de invierno.

P.: ¿En serio?

G.G.: Y desde ahí mirar, como dice Kaplan, quién de los dos tiene razón. Los bonos o la Bolsa.

P.: ¿Y a usted qué le parece?

G.G.: Los do,s pero en ese orden. Primero uno, recién después el otro.

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