28 de junio 2017 - 23:01

Luz Gabás: la alcaldesa romántica

• LA ARAGONESA PRESENTÓ SU NUEVA NOVELA
La autora española, que ocupó una intendencia en su pueblo, saltó de la política a la literatura del corazón, y se convirtió en un best-seller.

Gabás. Presentó en Buenos Aires “Como fuego en el hielo”.
Gabás. Presentó en Buenos Aires “Como fuego en el hielo”.
"Trilogía emocional" denomina la escritora aragonesa Luz Gabás a sus novelas romántico históricas, la última de las cuales, "Como fuego en el hielo" (Planeta), vino a presentar en Buenos Aires. El primero de sus libros, "Palmeras en la nieve", fue llevado al cine y ganó dos premios Goya. Gabás se sirve del romance para explorar críticamente hechos históricos. En su breve visita a nuestro país dialogamos con ella.

Periodista: ¿Cómo una mujer que proviene profesionalmente de la política se dedica como escritora al romanticismo?

Luz Gabás: Si bien he sido alcaldesa de Anciles, un pueblito de Aragón, yo no provengo de la política; soy licenciada en filología inglesa, profesora universitaria, y me he dedicado a la investigación de la lingüística, la literatura, y al estímulo de los emprendimientos culturales. Aunque no se lo diga vivimos en un tiempo romántico. Somos herederos del romanticismo. La pasión política es romanticismo. Primero es apasionada, luego es trágica. Un derroche de pasión. Gracias a mi experiencia de alcaldesa durante cuatro años entiendo mejor a Shakespeare. Ojalá hubiera sido antes. La traición, por ejemplo, es una palabra sobre el papel, una definición en el diccionario, pero se la tiene que sentir en la carne para comprenderla. Era una palabra que su significado real no conocía y, después de haberla vivido, ahora sí. La política fue para mí una tarea durante cuatro años, sin un antes ni un después.

P.: ¿Sus personajes se plantean una utopía: estar juntos cuando la realidad se le opone, y finalmente lo consiguen?

L.G.: En mis tres novelas las circunstancias ponen la vida muy difícil a los personajes, pero hay una especies de salvación final que es el amor. En resumen de las tres: hay algo que nos puede salvar del abismo existencial, y eso solo puede ser el amor. Por mi educación judeocristiana creo en el esfuerzo y la recompensa que se tiene que ganar.

P.: ¿Por qué coloca sus tres novelas en escenarios históricos?

L.G.:
Es una trilogía emocional. Son historias muy concretas. En la primera, "Palmeras en la nieve", quería reflexionar sobre la colonización, era un tema que tenía cercano porque mi padre había trabajado en Fernando Poo, en la colonia de la Guinea Española, en África. No quise ir en busca del paraíso colonial perdido de papá, del que quedan pocos restos porque el Gobierno se ha encargado de destruirlo en una especie de resentimiento. Y no quise ir, además, porque allí gobierna una dictadura. Pero me interesaba contar esa época concreta. En "Regreso a tu piel" tuve que viajar al siglo XVI porque en un pequeño valle del Pirineo sucedió una especie de Salem como el de Massachusetts: 24 mujeres ejecutadas en dos meses, acusadas de brujas. Quise saber, estudiar, comprender cómo fue posible que en un sitio tan pequeño, tan aislado, se pudiera matar a esas mujeres y no por la Inquisición sino, y es lo más sorprendente, por un organismo civil, por el ayuntamiento del pueblo, como ocurrió en la mayor parte en España. Ahí existía una forma legal de dejar en suspenso las leyes nacionales o regionales cuando el problema que atacaba a la comunidad era muy gordo. Como la Justicia era muy lenta los ayuntamientos tenían capacidad de elaborar sus propias leyes. El amor aparece 400 años después en la forma en que se revisa como se ha frivolizado con el tema de la brujería cuando en realidad fue una salvaje ejecución de mujeres. Cuando una sociedad tiene miedo lo focaliza sobre el grupo más débil. Y no eran todas comadronas o herboristas, eran mujeres normales y corrientes. Traté la brujería no en el pasado, como es tópico y cliché, sino en el presente, con las brujas actuales. Y agregué un elemento fantástico, la posibilidad de la reencarnación. Me fui a la católica resurrección de la carne, con la reencarnación, y así pude salvar 400 años de historia y verla esa tragedia desde hoy.

P.: En la reciente "Como fuego en el hielo" usted trata de los orígenes del turismo, de las vacaciones, de la aparición de los balnearios.

L.G.:
El balneario de los Pirineos, a mediados del siglo XIX, era el lugar de veraneo por excelencia del jet set, de los escritores, los poetas y los aristócratas europeos. Eso ocurría a dos horitas de mi casa. España fue descubierta para Europa gracias a esos viajeros. Los autóctonos no comprendían eso de viajar por placer. A mi protagonista se le impone tener que regentear las termas que habían sido el sustento de su familia, algo que no hubiera querido hacer. Y está Cristela, que vive su frustración. El amor entre ellos los hará atravesar malentendidos y obligaciones, decisiones y obsesiones, traiciones y lealtades buscando alcanzar el destino que han soñado.

P.: ¿En qué está ahora?

L.G.:
Todo surge de mi ver el mundo, y todavía me estoy desconectando de "Como en el fuego en el hielo" que salió hace poco. Si tengo algo que decir en un par de meses me sentiré a escribir. Mis novelas surgieron primero como un pálpito: quiero hablar sobre la vida, la muerte, sobre algo que quiero saber, explorar.

Dejá tu comentario