16 de agosto 2017 - 00:00

“Arlt cambió la literatura, y a ese cambio trato de sumarme”

Sobrino de Ricardo Piglia, el autor de “Las fieras”, “Poesía estupefaciente” y “Cría terminal vuelve a incursionar en el mundo imaginario de un personaje oscuro a lo largo de un “infierno vital”.

Maggiori. Acaba de editar una nueva novela-ensayo, “Egotrip”.
Maggiori. Acaba de editar una nueva novela-ensayo, “Egotrip”.
El personaje de ficción Edgardo Caprano, empleado administrativo de una empresa de turismo suburbana, se define poeta y documenta su "infierno vital" en textos que un día le entrega al escritor Germán Maggiori, y que Maggiori edita con el título "Egotrip" (Edhasa). Maggiori, sobrino de Ricardo Piglia, ha publicado los cuentos "Las fieras" y "Poesía estupefaciente", recibió en 2001 en México el premio Resistencia/Alfaguara, por "Entre hombres", policial que publicó en Francia Gallimard; en 2014 la novela "Cría terminal", y ahora "Egotrip", "odisea posmoderna" de "un derrotado que no se rinde". Dialogamos con Maggiori.

Periodista: "Egotrip" es relato, cuento, ensayos que parecieran remitir a Martínez Estrada, y una selección que usted hizo de la supuesta obra que él no publicó. ¿Cómo creó esta novela?

Germán Maggiori: A partir de un relato que me llevó a otros. Cuando reuní los suficientes encontré a veces el hilo conductor (me pasó con "Entre hombres") que generó una novela, pero por una puerta lateral. En cuanto al carácter de ensayo está en el origen de nuestra literatura, en el "Facundo", en las notas de Alfred Ebelot. Sarmiento hace la advertencia: hubiera querido escribir un ensayo histórico, pero como me tengo que ir (al exilio) tengo que escribir esta obrita. La literatura argentina está cruzada por el ensayo. Martínez Estrada está en esa línea. Sus cuentos son geniales pero todos lo recuerdan por sus ensayos. En "Marta Riquelme" trata de una autora ficticia y de su obra que no existe, y esa es una intertextualidad que cito en "Egotrip".

P.: Caprano, ese empleado que se considera poeta y piensa que a la derrota se la combate con más derrota, es un pariente de los personajes de Arlt.

G.M.: Esa es otra de las líneas de nuestra literatura. Es la única vez en que nuestra literatura cambia. Cambia con Arlt. A esa línea me trato de sumar. Caprano es un disidente, un revolucionario para sí mismo de una causa inútil a la que se abraza sin esperar la recompensa de la victoria final. O mejor, es una derrota tras una derrota tras una derrota, y la victoria final es la sumatoria de esas derrotas. La experiencia de la lucha es lo que vale la pena, no esa recompensa final a la que nunca se accede. El eje es no confundir la realidad con la verdad. La verdad está más allá de la experiencia. Es a lo que tiende este perdedor utópico.

P.: Caprano documenta donde está su mujer, hija, su amante, una estafa y varias traiciones, y un viaje, un escape; hasta se encuentra con los nazis, los indígenas de la Patagonia, el horror.

G.M.
: Esa es la historia que me regaló Caprano. Una épica menor que termina siendo una pequeña odisea posmoderna. Se ve involucrado en cosas espeluznantes. Va hacia un mundo oscuro que subyace, el del terror, género en que busca inscribirse la novela. El genocidio para arrebatar tierras a pueblos originarios, el haber recibido a nazis, y genocidas que fueran figuras prominentes en Bariloche, como Priebke, un mundillo que sigue teniendo influencia, que funciona como un mito pero que tiene un trasfondo real. Eso es parte de lo que atraviesa Caprano en su odisea en busca de la verdad.

P.: ¿Como en "Entre hombres" juega con el policial, en "Egotrip" lo hace con otro género menor, revisando, rearmando, el género de terror?

G.M.:
Hay recursos que ofrecen los géneros menores. Por ejemplo el modo de cortar tensiones. En un momento de tensión límite salta de la diégeisis de la trama, pasa a otra cosa para retomar lo anterior más adelante. Eso puesto en otro tipo de relato lo vuelve difícil de etiquetar para la crítica que busca clasificarlo, que considera que resulta más fácil, más cómodo para el lector, si se diga que el libro pertenece a tal o cual género. Esto pasa mucho en nuestra literatura. Se sostienen modos. El problema es que hay continuidad de líneas, no lucha y mutación. Si no se apuesta es por cómo está el sistema literario. Hay una cantidad impresionante de autores, algunos muy buenos, que han salido últimamente. Pero no se genera un quiebre con la continuidad que se viene dando. Hay mucho epigonismo. Y eso es una encerrona que tiene que ver en cómo está estructurado el mercado editorial, y la vida del escritor en cuanto a lo económico, y con el sistema de talleres que es parte de la supervivencia de los escritores. Esto produce la escuela del epigonismo, todos escriben parecido a tal. Tratar de generar algo distinto, una nueva lectura, cuesta mucho. Más desde el lado del crítico que del lector, aunque también, para asimilar el cambio. Se está acostumbrado a esas estructuras. De algún modo las editoriales independientes están ayudando a dar accesos a voces diferentes que salen de la habitual uniformización.

P.: ¿En qué está ahora?

G.M.:
En un policial que vengo trabajando en paralelo con "Egotrip", pero con ritmo más pausado, y en una serie de ensayos que vamos a ver como resultan. Tengo en eso, en lo familiar, un listón muy alto. En periodismo cultural hace poco estuve escribiendo para la Universidad Diego Portales de Chile un perfil de la poeta Marosa de Giorgio.

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