11 de septiembre 2017 - 23:28

La precariedad alcanza a la mitad de la fuerza laboral

OPINIÓN

Claudio Lozano.
Claudio Lozano.
La sugerente nota de Horacio Meguira, recientemente publicada por este medio, hablando de las distintas expresiones de la precariedad laboral, nos abre al debate sobre las múltiples malformaciones y dificultades que exhibe el mercado laboral argentino. Dificultades que en ningún caso serán resueltas por el simple expediente de que crezca el presente patrón productivo. Entre otras cosas, porque las tasas de crecimiento ya han existido y las características de la estructura laboral siguen incólumes.

Insatisfacción


Con razón, el Director del Observatorio de la CTA alerta respecto a que la noción de precariedad no puede restringirse ya a aquellas formas de contratación que modifican o alteran el contrato por tiempo indeterminado. Incorpora así la problemática de los ingresos laborales, las condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, la disponibilidad horaria e incluso los límites al ejercicio de la negociación colectiva. Hablamos por tanto ya no solo de precariedad laboral sino de las propias condiciones de vida.

Algunos datos recientes del mercado laboral argentino nos permiten ilustrar el problema. El cuadro nos revela la insatisfacción reinante en el mundo laboral.

Si bien al primer trimestre del 2017 la tasa de desocupación involucraba al 9,2% de la población laboral, en ese mismo momento el 14,2% de la Población Económicamente Activa (PEA), si bien tenía empleo, declara en la Encuesta del INDEC que busca permanentemente trabajo. Es decir, en nuestro país el 23,3% de la PEA busca trabajo dada la insatisfacción que tiene con su inserción laboral.

Por cierto, hay otro 5,7% que si bien no busca empleo, pese a que tiene empleo declara que quiere trabajar más ya que sus ingresos no le alcanzan. Así, la insatisfacción laboral abarca casi al 30% de la PEA. Si se consideran como formas de precariedad tanto los problemas de contratación como los de ingresos, el 49,8% de la fuerza laboral del país se encuentra en condiciones de precariedad. Estamos hablando de casi nueve millones de trabajadores.

Por último, es bueno saber también que en el mercado laboral argentino hay 4.900.000 personas que están sobreocupadas. Es decir que trabajan 60 horas por semana cuando el promedio es de 38 horas. Si existiera regulación social sobre la jornada laboral y quienes están sobreocupados trabajaran una jornada normal, se crearían 2.858.987 puestos de trabajo. Cifra que supera el número de desocupados que hoy tenemos (1.696.163). Es decir, en la Argentina el pleno empleo es posible.

En suma, los problemas son múltiples, la precariedad invade la vida de millones de trabajadores y las soluciones existen. ¿De esto hablaremos cuando discutamos la reforma laboral? Ojalá, pero lo dudo.



(*) Coordinador del Instituto de

Pensamiento y Políticas Públicas ( Ipypp )

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