13 de septiembre 2017 - 23:49

Diálogos de Wall Street

Wall Street subió como si lo propulsaran los huracanes. ¿Tiene sentido? El acuerdo de Trump con la oposición despejó la discusión sobre la deuda pública y es un dato importante, nos dice Gordon Gekko, nuestro hombre en Manhattan.

Periodista: Wall Street no retrocedió ante la amenaza de los huracanes, pero ahora que Harvey e Irma son historia, salta hacia las alturas como un resorte. Una demostración palpable de que el mercado bull está vivo.

Gordon Gekko: Gracias a sus detractores se conserva rápido de reflejos.

P.: Cuesta entender que la inminencia de los huracanes no le haga mella y que sí le sirva de trampolín una vez que su estela quedó atrás.

G.G.: Tiene razón. Aunque debería computar otra inminencia - la fecha límite para desplazar el techo de la deuda pública- en el inventario de lo que el viento se llevó.

P.: Quizás pasó inadvertido.

G.G.: En los portales de noticias puede ser. Pero pierda cuidado que en los mercados, no. Es un gran y oportuno alivio.

P.: El huracán Donald causó estragos en el partido republicano.

G.G.: No hay mal que por bien no venga. El presidente Trump no se dejó arrinconar. Saltó el cerco, negoció con los líderes de bancada demócratas, Schumer y Pelosi, y consiguió una prórroga hasta mediados de diciembre.

P.: Despejó los nubarrones, enhorabuena, que con los huracanes convencionales ya había bastantes. Pero no zanjó la disputa.

G.G.: Es una fuga hacia delante. Cuando se temía que no hallara escapatoria.

P.: Este es el Trump de "El arte de la negociación", más parecido al cliché de empresario de éxito que se meneaba en campaña.

G.G.: Digamos que no sucumbió a la impotencia como venía ocurriendo desde la primera vez que fracasó en su intento de impulsar la Reforma de Salud a los 62 días de Gobierno. La verdad es que tampoco negoció mucho, compró la propuesta demócrata, la hizo suya y corrió todo para dentro de tres meses.

P.: Provocando la indignación y furia de los republicanos.

G.G.: Es una excelente señal de autonomía. Trump tironeado entre Bannon y los nacionalistas, por un lado, y, por otro, la dirigencia de su partido en el Congreso no iba a ningún lado. Es bueno mostrar otra ruta de evacuación. Se puede saltar la grieta, y pactar con la oposición. Es una geometría flexible, de ala variable, que puede resultar sumamente útil para encarrilar la gestión de gobierno, sobre todo, la agenda que sí o sí requiere aprobación legislativa. El salto de la Bolsa que a primera vista luce poco justificado tiene otro cariz cuando se lo examina desde este ángulo.

P.: ¿Le parece?

G.G.: Hoy (por ayer) el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, salió a vender con entusiasmo la reforma tributaria, manifestó que es el objetivo número uno que promueve la Casa Blanca. Una cosa es que lo diga con la soga al cuello de la deuda pública y otra después de haber demostrado la capacidad de negociar y sumar voluntades.

P.: ¿La Bolsa vuelve a incorporar un escenario de recorte de impuestos?

G.G.: Tibio, tibio.

P.: Mnuchin barajó la posibilidad de una reducción impositiva retroactiva con efectos al 1 de enero.

G.G.: Tal cual. Es un discurso atractivo. Ayudará contar con un diseño concreto de la reforma que se propone, más allá de los principios generales. Cuando aparezca, estaremos más cerca de una definición y entonces sí la Bolsa sabrá tomar nota. Y si la reforma progresa también levantarán las acciones de la Casa Blanca (y es de presumir que bajen las tensiones geopolíticas).

P.: Subieron las tasas largas. Es lógico si se desactiva la amenaza de colisión por la deuda en el Congreso, pero, ¿es la única razón? La inflación dio un brinco en Gran Bretaña. Una lectura de 2,9% no es común en estos tiempos. ¿Quizás un signo de reversión, no limitado a las Islas?

G.G.: Gran Bretaña es la excepción a la regla. No es novedad. Por supuesto, un dólar tan débil alienta la expectativa de reflación, pero la evidencia hay que buscarla donde corresponde, esta semana, en los datos de inflación de EE.UU.

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