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El Gobierno quedó con poco margen para hacer ajustes
• HASTA 2021 SEGUIRÁ EL DÉFICIT FISCAL
El recorte de gastos recaerá sobre los subsidios al sector privado, al que le reclaman más inversión.
Esto implica que la presión tributaria -que se ubica en niveles récord históricos desde hace varios años- prácticamente no tendrá bajas (apenas 0,3 puntos porcentuales) contra 2017, ubicándose en 24,6% del PBI.
La mentada reforma tributaria que eliminará impuestos distorsivos y atenuará las cargas fiscales sobre el trabajo y la producción no se cristalizaría hasta 2019. Más aún, el polémico impuesto al Cheque no solamente pretende ser prorrogado. También se busca destinar 70% de su recaudación a la ANSES para evitar los regateos habituales con las provincias. La leve baja proyectada en los ingresos tributarios (0,2%) se explica porque este año el Fisco contó con recursos extra provenientes del blanqueo, que no estarán en 2018.
A diferencia de años anteriores, las proyecciones para el año próximo no desnudaron desvíos significativos en las metas fiscales para 2017, que cerrará muy cerca de lo pautado oportunamente. Esto evitó el uso recurrente de los "superpoderes" del jefe de Gabinete para reasignar gastos por decreto.
"No hay que esperar sorpresas con este Presupuesto; sigue por la misma senda de lo que venimos haciendo desde que este gobierno empezó su gestión", advirtió Dujovne. Sus dichos -a la luz de las 310 páginas del mensaje que acompañó el proyecto- no admiten controversia. El gradualismo está más vivo que nunca.
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