9 de octubre 2017 - 22:25

“El Gobierno no tiene mucho margen para recortar gastos”

• EL 68% CORRESPONDE A GASTO SOCIAL, ADVIRTIÓ RAFAEL FLORES
En la tradicional entrega de El Economista del Mes el análisis estuvo a cargo del presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), quien destacó que la reducción del déficit del sector público está supeditada al crecimiento de la economía. Alertó que, en caso de que esto no ocurra, aumentarán el endeudamiento y el rojo fiscal.

Coordinación. Flores pidió por una mayor articulación entre las políticas fiscal y monetaria para 2018, aunque sugirió que se mantendrá la tensión.
Coordinación. Flores pidió por una mayor articulación entre las políticas fiscal y monetaria para 2018, aunque sugirió que se mantendrá la tensión.
1| Presupuesto de 2018

El Presupuesto de 2018 refleja la voluntad política del Gobierno de Macri de hacer una reducción del déficit de manera gradual, a partir de una baja del peso del gasto sobre el PBI en términos reales. No habrá suba de impuestos, pero tampoco disminuciones muy marcadas, descontando las retenciones. También está la promesa de la reforma tributaria, cuyos aspectos no están contemplados en el Presupuesto y pueden modificar lo que finalmente se termine recaudando, pero tampoco está prevista una reducción fuerte del gasto como algunos sectores están planteando. Se refuerza la idea de reducir el déficit manteniendo el gasto medianamente constante y aumentando el PBI. Uno ve un crecimiento del gasto muy leve en términos reales, en sintonía con la inflación, con algunas partidas creciendo más que otras, como los intereses, y una baja en los subsidios, principalmente los energéticos.

2| Inversiones

El Gobierno tiene varias apuestas para 2018. Una de ellas es la moderación en el ritmo de expansión de la inversión pública: el gasto de capital, entre enero y agosto, estuvo creciendo a un ritmo del 46,5% interanual. Para el año que viene la tasa prevista es del 17,2%, levemente por encima de la inflación, pero con una desaceleración muy fuerte. Se espera que esto sea compensado por las asociaciones público-privadas, los fideicomisos y la inversión que realicen empresas públicas que no están dentro del presupuesto. Lo que se plantea es un gasto de $210.000 millones y uno a través de estas fuentes alternativas que llegaría a $225.000 millones. Es decir, se busca moderar la expansión de la inversión pública con estos mecanismos que no generan déficit fiscal. Se busca lograr una sustentabilidad de la deuda en el mediano plazo

3| Números optimistas, pero alcanzables

Los números de inflación que espera el Gobierno para 2018 son optimistas. Yo creo que en distintos aspectos está ocurriendo lo mismo. La tasa de crecimiento esperado se ubica por encima de lo que prevé el consenso de los economistas; la evolución del tipo de cambio también genera ciertas dudas sobre si con el ingreso de dólares para endeudamiento se va a poder dar esta depreciación del peso, en línea con la inflación promedio. En términos generales, la inflación, el crecimiento, el déficit comercial y el tipo de cambio pueden generar ciertas dudas. Son números optimistas, pero alcanzables. Hoy se discute si el crecimiento en 2018 va a ser del 3,5% o del 3%, no si se ubicará en un 1% o en un 8%.

4| Tipo de cambio

En el último año y medio el dólar ha subido cada vez que hubo una crisis externa, como sucedió en Brasil, o algún caso de incertidumbre política, como ocurrió antes de las PASO. Pero hay una tendencia que va más hacia la apreciación del peso y tiene que ver con el ingreso de dólares para cubrir el déficit fiscal. Este es un problema que tiene la economía argentina y repercute sobre el déficit comercial y sobre algunos sectores de la economía a los cuales les cuesta competir. Para la proyección de que el tipo de cambio real variará en línea con la inflación me parece, nuevamente, optimista. Veo más elementos como para que el dólar esté un poco por debajo de lo que está previendo el Gobierno, a menos que haya alguna situación particular que genere un salto.

5| Tasa de interés/bcra

Uno de los principales problemas que tiene el Gobierno es la armonización de una política fiscal gradualista con una política monetaria más dura. Todo parece indicar que la tensión se va a mantener porque, mientras se busca reducir el déficit gradualmente, el BCRA plantea una política monetaria más dura con tasas altas hasta que se modere la inflación. El Presupuesto genera los impulsos para que la inflación se mantenga en niveles elevados al plantear la reducción de los subsidios económicos que genera aumentos de tarifas. La conjunción de todos estos elementos complica los resultados en cada uno de los aspectos. La política fiscal del Gobierno complica los planes del BCRA para bajar la inflación, mientras que la decisión de la autoridad monetaria de mantener las tasas de interés altas atenta contra la idea de reducir el déficit a partir del crecimiento del PBI y del congelamiento del gasto. Me gustaría ver una mayor articulación entre los organismos del Estado.

6| Financiamiento en el exterior

Hay dos condiciones para que el Gobierno pueda seguir financiándose afuera sin complicaciones para el año que viene. La primera es una condición externa; que las tasas de interés se mantengan en niveles bajos. Uno entiende la estrategia, al ver el contexto internacional: estamos en un período de tasas de interés muy bajas y el Gobierno lo aprovecha. Pero esto no dura para siempre; en algún momento van a empezar a subir y es importante que, para ese momento, la Argentina tenga medianamente estabilizada su situación fiscal. La segunda cuestión tiene que ver con la condición interna. El endeudamiento es un efecto directo del déficit fiscal. No se puede criticar el endeudamiento al mismo tiempo que el ajuste fiscal porque es una cosa o la otra.

7| Ajuste/déficit fiscal

Si no se quiere que haya un ajuste fuerte, hay que cubrir el déficit de alguna manera. La mejor herencia que dejó el Gobierno anterior es una baja relación de deuda con el sector privado y el externo y el producto. Si se logran cumplir con las metas fiscales planteadas para 2018 y 2019, va a poder estabilizar el stock de deuda y el pago de intereses en niveles inferiores al promedio de los países de la región y va a poder garantizar la sustentabilidad de la misma. Si no, con los antecedentes de la Argentina, se puede generar una dinámica mucho más complicada en el mediano/largo plazo. Si se logra cumplir con las metas de reducción del déficit, se puede prever una estabilización de la deuda y de las demás variables económicas y un escenario más propicio para el crecimiento.

8| Riesgos de incumplimiento

El cumplimiento de los objetivos del Gobierno no será fácil, ya que está supeditado a la reducción del déficit a partir del crecimiento de la economía. No es tan simple porque los ingresos del Gobierno no van a subir: tenemos una presión fiscal que está en niveles cercanos a los máximos históricos y se está buscando reducir la presión fiscal. Pero además, el gasto se ha vuelto muy rígido; el 68% del total representa al gasto social, lo que refleja que no hay muchos lugares para recortar. Además, el Gobierno está asumiendo un desafío que es complicado de mantener. Está apostando por el crecimiento a partir de una mayor inversión, pero si no se logra, sus objetivos van a ser complicados. En la medida que no logre consolidar un crecimiento que se perciba como estable, la situación será más compleja. Desde hace seis años Argentina no puede enlazar dos ejercicios con aumento del PBI, pero el gobierno está apostando a que 2017 y 2018 sean años de avances. Siempre y cuando esto ocurra, el ajuste fiscal gradualista será posible. Si no, el déficit seguirá aumentando, lo que incrementará el nivel de endeudamiento. Si bien el escenario internacional hoy en día es propicio, esto se puede revertir. Si llega a darse, el país tiene que estar preparado para acomodarse a un ciclo económico diferente.

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