13 de octubre 2017 - 00:00

La novedad de la violencia en Cataluña ensombreció la fiesta nacional española

La celebración fue vista como un llamado a la unidad. Un avión militar cayó a pique y murió su piloto.

BATALLA CAMPAL. Un grupo de manifestantes se enfrentó utilizando sillas en plena zona turística de Barcelona.
BATALLA CAMPAL. Un grupo de manifestantes se enfrentó utilizando sillas en plena zona turística de Barcelona.
Madrid - Miles de españoles salieron ayer a las calles de Madrid y Barcelona, en un día festivo que fue usado para demostrar unidad ante los intentos de Cataluña para declarar su independencia, aunque fue ensombrecido por los disturbios.

Banderas nacionales proliferaron por todo el país, desde la capital hasta Barcelona, donde unas 65.000 personas de acuerdo con la Policía municipal participaron en una marcha llena de mensajes hostiles a los dirigentes separatistas de la región. "Queremos reivindicar el otro bando, que se oiga que hay mucha gente en Cataluña que no está a favor de la independencia", aseguró Juan Jiménez, trabajador en una fábrica de automóviles de 26 años.

"(Carles) Puigdemont a prisión", gritaban muchos en referencia al presidente regional que amenaza con proclamar una república independiente en esta región de 7,5 millones de habitantes con un 19% del PBI español y amplias cotas de autogobierno.

Esta autonomía, apreciada por una gran parte de los catalanes, corre peligro tras el ultimátum lanzado por el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a Carles Puigdemont para que clarifique si declaró o no la independencia.

Dispone hasta el lunes de margen. Si no contesta o responde afirmativamente, tendrá hasta el jueves 19 de octubre para rectificar antes de que Madrid tome el control de la región a través del artículo 155 de la Constitución española.

La medida sería inaudita desde la restauración democrática en España y podría acarrear fuertes protestas en Cataluña.

Rajoy dispone del apoyo de una mayoría del arco parlamentario, especialmente del líder de la oposición, el Partido Socialista, que también consiguió arrancar un compromiso de los conservadores para estudiar una reforma constitucional que mejore las relaciones con esta región.

Pero declarar la independencia también generaría mucho malestar en alrededor de la mitad de los catalanes que quiere seguir en España, movilizados en multitudinarias manifestaciones el domingo y el jueves en Barcelona.

La crisis está activando también a la extrema derecha: unos 350 ultras quemaron banderas separatistas en una pequeña protesta en Barcelona mientras que dos grupos de hinchas de fútbol se enfrentaron en el centro de la ciudad.

Por otra parte, la fiesta en Madrid para conmemorar la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 se tiñó de luto cuando un avión militar se estrelló en la provincia de Albacete, 300 km al sudeste, causando la muerte del piloto. La aeronave venía de participar en el tradicional desfile de las fuerzas armadas en la capital, presidido por el rey Felipe VI y Rajoy.

En el desfile destacaron la gran cantidad de banderas españolas entre los asistentes y la participación treinta años después de la Policía Nacional, muy aplaudida tras el acoso recibido en Cataluña por manifestantes que protestaban contra su dura intervención para impedir el referendo inconstitucional del 1 de octubre.

Esa actuación les valió este jueves una reprobación de Human Rights Watch, criticando la violencia contra manifestantes pacíficos que se concentraban en los colegios electorales.

Agencias Reuters y AFP

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