13 de octubre 2017 - 15:20

El FMI recomienda recortar subsidios de energía y racionalización del gasto público

El FMI recomienda recortar subsidios de energía y racionalización del gasto público
Al dar a conocer hoy el informe sobre las perspectivas económicas para América Latina y el Caribe, el Fondo Monetario Internacional reiteró su pronóstico en cuanto a que la economía argentina continuará recuperándose, pero alertó que una mayor inercia en la evolución de los salarios y precios o un endurecimiento de las condiciones financieras externas podrían entorpecer la reactivación económica del país.

"Argentina está saliendo de la recesión del último año y se prevé que crezca aproximadamente 2,5 por ciento en 2017 a medida que se afianza la inversión (impulsada por un mayor gasto en obras públicas) y que el consumo privado se ve estimulado por el repunte gradual de los salarios reales (gracias a la moderación de la inflación) y el empleo". Así lo señala el documento difundido hoy en Washington por el organismo multilateral.

Para 2018 el FMI prevé que el crecimiento siga siendo estable - estima un avance de 2,5% en el producto bruto interno (PBI) -, con una demanda interna privada que continúa mejorando paulatinamente en medio de condiciones macroeconómicas restrictivas, debidas al inicio del reequilibrio fiscal y al nivel aún elevado de las tasas de interés reales, en coherencia con el proceso de desinflación.
Estas metas de crecimiento se ubican por debajo de las aspiraciones del gobierno argentino. El proyecto de presupuesto 2018 enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso, contempla un aumento de 3% del PBI para el año en curso y 3,5% para el próximo.

El Fondo señala que el proceso de formación de salarios y precios ahora es más prospectivo, y por eso "se espera que la inflación continúe desacelerándose, si bien a un ritmo más lento que el que es necesario para cumplir las metas de inflación". El FMI calcula que el año en curso terminará con una suba del índice de precios de 22,3%, más de 5 puntos por encima de la meta del Banco Central de la República Argentina, en tanto espera que la inflación acumule a fines de diciembre de 2018 una tasa de 16,7%, nuevamente por encima del techo de 12% establecida por la autoridad monetaria.

Al respecto, el Fondo recomienda que "en países donde la inflación sigue situándose por encima del rango fijado como meta (Argentina, por ejemplo), será necesario mantener una política monetaria restrictiva", avalando de esta forma política contractiva que lleva adelante el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

El FMI cree que En Argentina, " las prioridades de política son reducir la inflación y el déficit fiscal". En tal sentido, considera que "sería crítico cumplir con el objetivo anunciado de recortar el déficit fiscal federal primario en 2 puntos porcentuales en 2018-19".

Pero también señala que "una reducción aún más veloz podría ayudar a reducir las tasas de interés reales manteniendo a la vez la coherencia con el proceso de desinflación, y aliviaría las presiones sobre el tipo de cambio, que aún parece estar algo sobrevaluado en términos reales". Más, de acuerdo con el criterio del Fondo "al reducirse los déficits fiscales también se atenuarían los riesgos derivados de un deterioro súbito en las condiciones financieras externas y de los efectos de desplazamiento de la inversión privada".

La recomendación del Fondo es que "el reequilibrio fiscal tendría que basarse en nuevos recortes de los subsidios generosos y mal focalizados de la energía y en una racionalización del gasto en muchos otros ámbitos, como salarios, bienes y servicios y transferencias discrecionales al sector privado y a las provincias". Y agrega que "el menor gasto además permitiría reducir la presión tributaria excesiva sobre los hogares y las empresas, apuntalando así la reactivación de la demanda interna privada. Para afianzar la inversión privada y la productividad también será necesario seguir realizando esfuerzos para impulsar el programa de reformas estructurales, lo cual comprendería dotar de mayor flexibilidad a los mercados laborales, reducir la informalidad, abrir la economía al comercio internacional y mejorar la competencia interna en los mercados".

De las cifras del Fondo resulta que el peso del sector público en la Argentina es el más elevado de América del Sur. Medido como gasto primario (sin erogaciones financieras) representa 39,6% del PBI (cerca de un punto por encima del segundo de la región, Bolivia) según la previsión para el año en curso. Si bien se espera una reducción en el gasto primario a 38,2% en 2018, de todas formas seguiría siendo el más elevado de Sudamérica.

Las proyecciones del Fondo en cuanto al resultado del Tesoro son menos favorables que lo esperado por el gobierno nacional. Para el año en curso, el organismo multilateral proyecta un desequilibrio primario (antes del pago de intereses) equivalente a 4,5% del PBI, cuando la meta oficial es 4,2% e inclusive previsiones privadas calculan que puede ser inferior, cercano a 4%. También se observan discrepancias en cuanto a las previsiones para 2018 ya que el Fondo anticipa un desequilibrio de 3,4%, cuando el Gobierno espera un recorte a 3,2%.

Las previsiones en cuanto al resultado de la cuenta corriente arrojan que la Argentina seguirá siendo deficitaria en su relación con el mundo, ya que el Fondo prevé un desequilibrio de 3,6% para 2017 y de 3,7% para el año próximo, rojo que se cubrirá, en lo sustancial, con endeudamiento externo.

El FMI plantea que "uno de los riesgos al alza para estas perspectivas es que las reformas tengan un impacto positivo más fuerte". Pero también advierte que "una mayor inercia en la evolución de los salarios y los precios o un endurecimiento de las condiciones financieras externas, o ambos factores, podrían exigir orientaciones de política fiscal y monetaria más restrictivas que lo supuesto en la proyección de base, y podrían entorpecer la reactivación económica".
Brasil acompaña

Por tratarse de su principal socio comercial, para la Argentina es relevante el comportamiento de la economía brasileña. De acuerdo con las últimas proyecciones del Fondo, "el crecimiento de Brasil entró en terreno positivo en el primer semestre de 2017, y se prevé que se sitúe en 0,7 por ciento para todo el año y en 1,5 por ciento en 2018".

Entre los factores que explican esta mejor perspectiva, se señala una cosecha agrícola abundante y un estímulo al consumo -en virtud de que se permitió que los trabajadores retirasen los ahorros acumulados en sus cuentas de indemnización-. Pero el futuro sigue condicionado por "la persistente debilidad de la inversión y la mayor incertidumbre política así como en torno de la política económica".

De todas formas, el Fondo considera que el restablecimiento gradual de la confianza -a media que se implementen reformas clave para garantizar la sostenibilidad fiscal- debería elevar el crecimiento a 2 por ciento a mediano plazo.

Sudamérica a ritmo lento

Tras registrar un crecimiento decepcionante en los últimos años, la actividad económica de América Latina sigue apuntando hacia una recuperación gradual en 2017-18, conforme la economía mundial cobra fuerza y las recesiones en unos cuantos países de la región llegan a su fin -en particular Argentina y Brasil-, de acuerdo con el panorama que traza el Fondo.

América del sur registraría un magro crecimiento de 0,6% en el año en curso que se aceleraría a 1,6% el año próximo. Estas cifras empalidecen frente al crecimiento de 3,6% y 3,7% de crecimiento previsto para el mundo en 2017 y 2018, respectivamente.

"El crecimiento a largo plazo sigue siendo débil, y eso dificulta la convergencia del ingreso hacia los niveles de las economías avanzadas" advierte el FMI al referirse a las perspectivas de la región.
Considera que el espacio fiscal necesario para respaldar la demanda es limitado, particularmente en el caso de los países exportadores de materias primas. Pero dado que la inflación ha estado moderándose rápidamente, el FMI entiende que la política monetaria puede apoyar la recuperación.

"Más importante aún -afirma el documento - es que este es el momento de acelerar la puesta en práctica de reformas estructurales necesarias para garantizar un crecimiento sostenible e inclusivo".

Desde esta perspectiva, señala que las prioridades consisten en cerrar las brechas de infraestructura, invertir en capital humano, fomentar la participación de la mujer en la fuerza laboral, reducir la informalidad en el mercado laboral, mejorar la gestión de gobierno y frenar la corrupción, y profundizar la integración en los ámbitos del comercio y las finanzas.

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