Aniversario de la Auditoría General sirvió para reunir a un seleccionado interpartidario de la política real. Poco PRO y mucha UCR y PJ. Macri, de nuevo con Trump.
Pasaron 25 años desde que la Ley de Administración Financiera y de los Órganos de Control que hizo votar Carlos Menem le diera un marco de funcionamiento pleno a la Auditoría General de la Nación. Ese órgano de control por excelencia se convirtió en un reducto dilecto del radicalismo, que lo presidió por años, básicamente porque ese cargo le corresponde al primer partido de la oposición. Ayer no fue un radical el que convocó a festejar esos 25 años sino un peronista, Oscar Lamberto, aunque rodeado de todo un seleccionado de la política real local que, desde el Congreso, vino negociando y frenando crisis por detrás de las cortinas en los últimos 30 años.
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El ambiente de la celebración fue más propio de un club de amigos que se conocen desde hace tiempo y vienen comandando, con guiños y señas de banca a banca, los hilos reales de la política. Son los mismos que frenaron los excesos de Carlos Menem y Domingo Cavallo y que intentaron hacerlo también con los delirios del kirchnerismo. Fueron quienes desde las comisiones y recintos lograron parar crisis o quienes negociaron en la aciaga noche de la salida de la Convertibilidad que las chances de Eduardo Duhalde de estabilizar el país no salieran volando antes de poder concretarse. Todo hecho en tono sutil y con la artesanía de la verdadera política partidaria. Por eso no extrañó que en el festejo que Lamberto organizó en el primer piso del magnifico edificio de la AGN sobre la Plaza Congreso, hubiera mucho peronismo clásico (casi ningún K, salvo excepción obligada), otra tanda mas de radicales experimentados y muy poco de novatos del macrismo.
Basta repasar el público que escuchó el mensaje y luego se lanzó al cóctel: en primerísima fila Miguel Pichetto y Ernesto Sanz, arriba del escenario junto a Lamberto, auditores como Jesús Rodríguez o Alejandro Nieva. Más atrás César Arias, Graciela Camaño y Marco Lavagna, el mas jóven, para interpretar el lenguaje de todo ese seleccionado de la política tradicional argentina. Y todos preguntando por qué había faltado el otro socio vitalicio de ese club, que es el mendocino Raúl Baglini. Tanto se conocen todos esos expresidentes de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados que la propia esposa de Lamberto consultaba su WhatsApp para saber por qué Baglini no llegaba. Muchos de ellos siguen protagonizando hoy la garantía de gobernabilidad en el Congreso para Mauricio Macri, aunque los hombres del Presidente aún no hayan aprendido a leer esos códigos de la política. Quien mejor lo sabe es Pichetto, que ayer se encargó de recordarle a todos que hace 20 días alertó sobre los errores que se cometían en el Caso Maldonado y que nadie lo escuchó. "Hubo falta de decisión para ingresar al territorio sagrado. No hay nada más sagrado y más importante que la vida humana", había dicho entonces Pichetto, "Desde esas torpezas que dilataron la causa, hasta una investigación profunda sobre las fuerzas de seguridad para identificar a los responsables".
Pichetto cree que el Gobierno actúa con culpa pero no lo acusa de encubrimiento o represión, como sí hizo Cristina de Kirchner que luego tuvo que retractarse.
En el mensaje de Lamberto hubo consejos y advertencias claras al Gobierno de Macri que nadie cuestionó, ni siquiera cuando al final llegaron los aplausos. El peronista dijo allí que existen mas de 400 causas en juzgados federales que nacieron por denuncias presentadas tras informes de la AGN. Le estaba diciendo al poder que esas investigaciones sobre empresas, gastos del Estado e inversiones, no deben demorarse mas.
Se habló de modernización, uso de drones para auditar y del pedido de la Justicia a la Auditoría para que colabore en investigaciones, a falta de confianza en otros órganos del Estado. Sergio Torres y Sebastián Casanello ya pidieron ayuda, aunque no habrá respuestas similares para todos. Torres, por ejemplo, le pidió a la AGN que recorriera con drones los 60 kilómetros de la Cuenca Matanza-Riachuelo porque eso lo hacía AySA y ahora esta denunciada en la causa. Un dato a observar: con esto crece el poder que los jueces le están cediendo a la AGN.
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