23 de octubre 2017 - 00:00

Incendio en conventillo: a tres meses, familias aún viven en la calle

Algunos vecinos de La Boca recibieron un subsidio para un alquiler, pero aseguran que no cuentan con la garantía para hacerlo.

Las carpas. A metros del Riachuelo, los vecinos cortaron la calle Pedro de Mendoza y armaron un campamento mientras esperan una solución.
Las carpas. A metros del Riachuelo, los vecinos cortaron la calle Pedro de Mendoza y armaron un campamento mientras esperan una solución.
El sábado pasado, Mariano Recalde se cruzó durante una recorrida de campaña con Horacio Rodríguez Larreta en Devoto. El candidato a legislador de la Ciudad por Unidad Porteña le reclamó al jefe de Gobierno por la situación de las familias que vivían en los conventillos de La Boca afectados por un incendio hace tres meses. La chicana política puso en agenda un caso que sigue sin una resolución favorable para los vecinos. Es que unas 60 personas continúan viviendo en carpas improvisadas armadas sobre la calle. Y, si bien desde el Gobierno porteño aseguran que ofrecieron ayuda a los damnificados, muchos de ellos aguardan poder volver a sus hogares.

El fuego se originó de manera intencional pasadas las 5 de la mañana del 20 de julio. Después de discutir con su pareja, un hombre incendió un colchón y las llamas se extendieron por toda una habitación del edificio ubicado en Pedro de Mendoza 1447. Dos mujeres, un hombre y un bebé perdieron la vida. Los vecinos del conventillo se autoevacuaron y los bomberos desalojaron las viviendas colindantes, ante los peligros de derrumbe. Nunca más pudieron ingresar a sus casas.

El 8 de agosto, la jueza Patricia López Vergara, titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N° 6, instó al Gobierno porteño y al IVC a que "otorguen una adecuada e inmediata satisfacción a los requerimientos económicos y materiales" de los afectados. "Algunas familias recibieron un subsidio para alquilar, pero como no tienen garantía se hace difícil", contó a este diario Silvia Martínez, quien tomó la voz cantante en el grupo de vecinos que pasaban la tarde sentados a la sombra de los conventillos. Ella vivía en el edificio del 1449, que no fue afectado por las llamas, pero sobre el que pesa una "clausura administrativa". Lo mismo ocurre con el 1451. "No pudimos ni sacar las cosas, que están adentro llenas de humedad. No nos dejan entrar porque creen que, por atrás, podemos pasar al 1447. Pero no es así", agregó la mujer.

Desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad aseguraron a este diario que se cumplieron con las demandas impuestas por la Justicia y que "se ha venido acompañando permanentemente a las familias afectadas". "Desde un principio charlamos con cada una de las personas afectadas para ofrecerles el subsidio habitacional y otros recursos con los que cuenta el Ministerio que pudiera permitirles atravesar esta difícil situación bajo un techo seguro. Algunas familias han aceptado recibir los recursos que hemos ofrecido y ya han tramitado el subsidio habitacional, mientras que otras se han negado a hacerlo. A quienes siguen sin aceptar nuestros recursos, seguiremos acompañándolas con nuestros equipos profesionales del programa Buenos Aires Presente", confirmaron desde la cartera.

Según los vecinos, de las 32 familias que quedaron en la calle luego de la madrugada del 20 de julio, la mayoría continúa viviendo en las carpas improvisadas a metros del Riachuelo: trozos de lona, plásticos y madera que pretenden proteger de las inclemencias climáticas a los colchones donados por organizaciones sociales. "Quienes tienen hijos chicos se fueron a casas de conocidos", relataron. Todos los mediodías y las noches desde el Gobierno porteño les sirven comida y les dan agua. Además, hay tres baños químicos que son limpiados dos veces por semana. "Es muy duro vivir así. Cuando hace calor, no se puede estar en las carpas. Pero lo peor es la lluvia y el viento, porque se moja todo y parece que se van a venir abajo las carpas", concluyó Martínez, quien aguarda poder volver al conventillo o acceder, finalmente, a algún crédito para comprar una vivienda en otro lugar de la Capital.

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