13 de noviembre 2017 - 22:25

Preocupante intervención de Nación en el puerto de Bahía Blanca

Determinados conceptos y terminología no pueden usarse a la ligera para explicar algo. Hay palabras con una fortaleza significante poderosa: según quién las verbalice, provocan un tembladeral. Persecución e intervención son dos ejemplos de esto.

¿Qué lleva a los actores del entramado marítimo y portuario argentino a utilizar estos términos hoy? Sin extrañarlo en lo más mínimo al ex subsecretario de Puertos y Vías Navegables, Horacio Tettamanti, responsable de las políticas más insensatas que el ambiente local y regional vivió en años, todo este sector -que confiesa abiertamente haber votado a Cambiemos, en las últimas dos elecciones- rápidamente logró olvidarse de las andanzas del empresario naval que se bañó un día de patriotismo. Esto, gracias a la acción de su sucesor Jorge Metz (y equipo) que logró el efecto más deseado por Tettamanti: ser opacado y olvidado (en parte, por las enmiendas a sus dislates, como la derogación de la disposición 1108) y lograr el éxtasis de todo político saliente de la administración, es decir que, en lugar de ser investigado, protagonice un fade out hasta desaparecer de escena por completo. ¿Quién hubiera pensado que aprietes y escraches serían parte del inventario que Cambiemos decidió conservar al sentarse en los mismos despachos de Gobierno? Parece el más valioso de los activos del "estado del Estado" heredado. No hubo sector que en algún momento, perimida la paciencia negociadora, sintiera que el diálogo por el consenso mutaba al intolerante monólogo de la imposición. El costado más kirchnerista de Cambiemos.

Ahora le llegó el turno a las agencias marítimas. Antes de que los agentes comunicadores oficiales ayuden a la confusión general, el agente marítimo no fija el valor del flete, pero también le pasarán la gorra. Son "agentes" de líneas marítimas extranjeras. De nuevo, no fijan el flete, pero esta entelequia para la localía no importa. Bajen las tarifas. Detalle menor si la crisis llevó a las líneas a juntarse, fusionarse, comprarse o quebrar. Por un contenedor se matan. (Donde dice "bajen las tarifas", interprétese: "dame un porcentaje de reducción de algo para mostrar"). Más grave que este periplo del equipo de lujo de Dietrich, es cuando se avasallan garantías jurídicas.

En Bahía Blanca, desplazaron por el famoso método de la renuncia al presidente del consorcio portuario, Pablo Pusetto, ex gerente de Profertil. Metz, y Miguel Donadío (nuevo presidente, sindicado como cercano a Dietrich), le enviaron una carta a los directores del consorcio (elegidos por los gremios, los agentes marítimos, los representantes de la carga, y ratificados por el subsecretario de Actividades Portuarias bonaerense) para que "ratifiquen o rectifiquen" su situación al frente del Consorcio. La incursión nacional en el autónomo y provincial puerto de Bahía Blanca es una preocupante intervención de hecho.

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