20 de noviembre 2017 - 00:00

Imperdible exposición de Joan Miró

Aun para quien haya visto otras muestras de este creador, la actual revela aristas inesperadas

personaje: pájaros. Una de las pinturas de Miró presente en la muestra de Bellas Artes,
personaje: pájaros. Una de las pinturas de Miró presente en la muestra de Bellas Artes,
"Miró: la experiencia de mirar", un juego de palabras que incluye en pasado el nombre del célebre artista catalán (1893-1983) se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes. Son 50 obras, 18 pinturas, 6 dibujos, 26 esculturas y dos films realizados entre 1963 y 1981 pertenecientes al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía con curaduría de Carmen Fernández Aparicio y Belén Galán Martín bajo la dirección de Manuel Borja-Villel y Rosario Peiró. Aun quien haya visto muchas exposiciones de este artista, siempre se renueva la impresión de que su acto creador no se somete a nada; es una aventura que invita a admirar su libertad, que buscó constantemente nuevos caminos, que decidió "asesinar" la pintura. Así lo expresó a fines de los 20 para afirmar que la pintura era algo más que el caballete, la tela, los pigmentos. Y brindó una iconografía de la humanidad, de la naturaleza y del cosmos.

Son innumerables los escritos sobre Miró de especialistas en su obra, plumas notables entre las que se cuentan James Johnson Sweeney, Michel Leiris, Juan- Eduardo Cirlot, Sam Hunter, Jacques Lassaigne, Ives Bonnefoy, Jacques Dupin, Ronald Pemrose, Rosa María Malet. Hasta sus últimos días fue un inconformista, de allí su frase: "Lo que me interesa es la revolución permanente. Cada día pongo mi obra entera en tela de juicio".

Muchas de sus citas revelan al hombre que recién pudo concretar el sueño del taller propio en 1956, construido por su gran amigo, el arquitecto Josep Luis Sert en Mallorca, cuando Miró tenía 63 años. Al sacar las obras realizadas en París desde antes de la guerra "me corregí fríamente, fui despiadado conmigo mismo. Destruí muchas telas, hubo varias purgas de este tipo".

"¿Los títulos?", dijo otra vez, "me los invento cuando los cuadros están terminados". Miró se refirió muchas veces al estado de trance en el que se sumergía cuando trabajaba: "me resulta difícil hablar de mi pintura, ya que siempre nace de un estado de alucinación provocado por un shock, objetivo o subjetivo y del cual soy irresponsable. En cuanto a mis medios de expresión, me esfuerzo por alcanzar el máximo de claridad, de potencia y de agresividad plástica, es decir, provocar primero una sensación física para luego llegar al alma. En momentos que se habla, como lo señala Boris Groys, de que "si alguien quiere convertirse en artista y producir arte no le resulta claro qué es en realidad, el arte, ni qué es lo que un artista tiene que hacer. Para empezar a producir arte, uno necesita una teoría que explique qué es el arte." Un panorama bastante desolador ante esa intención de Miró de llegar al alma. La exposición cuenta con el apoyo de la Asociación Amigos del Bellas Artes y estará abierta, con entrada libre y gratuita, hasta el 25 de febrero de 2018.

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