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La primera final entre Gremio y Lanús finalizó con una gran polémica. En los suspiros finales del partido, Rolando García Guerreño empujó a Cícero dentro del área ante la atenta mirada del árbitro Julio Bascuñán, que decidió ignorar la infracción y no cobrar penal.
El banco de suplentes del local estalló de bronca con el árbitro chileno, que consideró que no fue penal y que no era necesario recurrir al VAR para revisar la jugada. Segundos después pitó el final y los forcejeos entre jugadores de ambos equipos comenzaron, aunque no pasaron a mayores.
Renato Gaúcho, entrenador de Gremio, declaró luego de la final que el árbitro no cobró un penal que "hasta Steve Wonder vería", en referencia al músico ciego estadounidense.
"Hasta Steve Wonder veía ese penal, pero el árbitro no lo vio. Fue penal cuando terminaba el partido y ni sería necesario usar el árbitro de video para cobrarlo", declaró el director técnico del Gremio sobre la actuación de Bascuñan.
"¿Por qué no se usó el árbitro de video? ¿Le preguntó a la Conmebol para qué tiene el juez de video si no lo usa?", cuestionó el entrenador.
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