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El envío de los paquetes, que incluían pólvora, tuvo lugar en octubre del año pasado, antes de las elecciones que llevaron al republicano Donald Trump a la Casa Blanca.
La mujer al parecer estaba furiosa con las autoridades federales, estatales y con el Seguro Social debido al pago de una pensión y porque se le había negado una subvención oficial.
Las pistas obtenidas con los mismos paquetes explosivos, incluidas una cajetilla de tabaco y el tapón de un pomo, llevaron a los investigadores hasta Poff.
Los detectives determinaron que el paquete de cigarrillos se había comprado en una gasolinera cercana a la casa de la mujer, en Brookshire (Texas), a unos 50 kilómetros de Houston, y que el tapón correspondía al pomo de una salsa para ensaladas que, según los investigadores, Poff había comprado para una "cena de aniversario".
Pero la prueba definitiva fue un pelo adherido en la etiqueta de uno de los paquetes bomba, en concreto el enviado a Obama, que resultó pertenecer a uno de los gatos de la mujer.
En el domicilio de Poff, la policía también encontró gran cantidad de fuegos artificiales y pólvora negra como la utilizada para elaborar los explosivos.
Además de la acusación de intento de magnicidio, Poff está acusada de fraude al declararse en bancarrota y la venta de suplementos nutricionales falsos.
La mujer, que se declaró inocente, podría ser condenada a más de diez años de cárcel en caso de ser culpable.
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