24 de noviembre 2017 - 00:00

Mar del Plata cierra edición desganada

A medida que se acerca el fin de la muestra, la sensación es la de que sólo se cumplió con el compromiso de hacerla.

Mar del Plata. Medio mortecino va terminando el 32° Festival de Cine. Hay menos invitados, menos becados, menos películas inolvidables, menos organización y menos ganas de hacer las cosas bien por parte del Incaa. También menos presupuesto, por lo que corresponde criticar el gasto inútil de una escalera ostentosa para la alfombra roja y un patito inflable para el lobo marino.

La competencia oficial termina hoy con "The First Lap" (Kim Dae-hwan, Corea, el viaje de una pareja tras enterarse del embarazo que puede cercenarle los sueños) y "Al desierto" (Ulises Rosell, Argentina, el viaje de una pareja tras advertir una trampa que puede cortarles el cuello). Para los premios, por ahora, se destacan "Wajib", "Las guardianas", y dos películas larguísimas prestigiadas por su tema la condición obrera- y su estilo modernoso: "Good Luck" (Ben Russell, EE.UU., documental sobre mineros de Serbia y Surinam, 143') y "A fabrica de nada" (Pedro Pinho, Portugal, discusiones de trabajadores frente a una quiebra, 176'). Pueden ganar esas o cualquier otra, con los jurados nunca se sabe.

En la competencia latinoamericana, aunque debería estar en la oficial, es fija "Una mujer fantástica" (Sebastián Lelio, Chile) con la revelación transexual Daniela Vega, película ya encaminada a los Oscar. Repartidos en ambas secciones, dos dramas caribeños: "El silencio del viento" (Aponte Centeno, Puerto Rico, un transportista de inmigrantes ilegales con impresionante final en el agua), y "Cocote" (Nelson Arias, República Dominicana, un creyente en el Evangelio llevado a vengar la muerte de su padre).

En las secciones fuera de competencia se destacó el homenaje a Alberto Sordi, con apenas cuatro películas, cada una en única pasada, pero las cuatro con aplausos a sala llena. Grande Albertone, algunos todavía recuerdan que él tuvo acá una novia, la invitó a Italia con la madre, y allá fueron, pero no se encontraron cómodas entre tanta farándula y se volvieron. Vivían cerca de la base naval donde hoy tendría que estar amarrado el submarino ARA San Juan. Pero esa es otra historia, ya demasiado triste.

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