14 de diciembre 2017 - 08:22

Ladrillos de ceniza, biopinturas, juguetes solares. Las 15 ideas más sustentables de los emprendedores argentinos

Ladrillos de ceniza, biopinturas, juguetes solares. Las 15 ideas más sustentables de los emprendedores argentinos
Finalmente llegó el momento. Los 15 entusiastas más destacados del Programa Nacional de Emprendedores para el Desarrollo Sustentable (PROESUS), salieron a la cancha en el Centro Cultural de la Ciencia para tratar de conquistar al jurado y quedarse con el título de Embajador 2018.

El favorecido resultó ser el proyecto cordobés 3C Construcciones liderado por Lucas Recalde, quien desarrolló junto a dos socios un proceso industrial sin utilizar agua y casi sin necesidad de energía, para producir elementos de construcción que permiten hacer soluciones habitacionales de alta calidad a bajo precio. Estiman que una casa terminada cuesta la mitad que los sistemas tradicionales, valiéndose de materiales reutilizados.

Lucas Recalde desarrolló un proceso industrial para la construcción sin utilizar agua y casi sin necesidad de energía.

Su idea, como la de los otros participantes, fue examinada por incubadoras, organizaciones, inversores, el propio público y delegados de diversos ministerios nacionales (Ambiente, Ciencia, Producción, Energía y Modernización). Lo que conectó a todas las propuestas llegadas desde distintos puntos del país fue que, con una gran dosis de originalidad, resuelven distintas problemáticas ambientales valiéndose de nuevas tecnologías.

Como el baño seco bautizado Biosánita por el creador bonaerense Pablo Kameniecki que, claro, no usa agua para evacuar los desechos y pueden instalarse en cualquier área de densidad urbana media o baja. Presente ya en 19 provincias argentinas, aspira a vincularse con entidades de bien público para llevar saneamiento a comunidades relegadas.

Cada juguete cuenta con un par de mini paneles solares.

El salteño Sebastián Groll tuvo una idea: fabricar juguetes de madera a energía solar. Según cuenta, los productos de Ser Verde son absolutamente sustentables ya que cada uno cuenta con un par de mini paneles solares para hacer girar sus hélices o encender sus luces, evitando el uso de contaminantes de las pilas y los materiales sintéticos.

Desconocemos si al bonaerense Alejandro Blaquier le impactó de llenó el tarifazo, pero da igual. Su Ecometer que adapta los medidores analógico a digitales para lograr el objetivo de consumo responsable no solo logra que que los costos operativos sean viables, sino que se realiza con la simple instalación de una antena. Utilizando análisis de BigData, puede monitorean consumos y pérdidas de la red eléctrica en tiempo real.

El secreto de la biopintura: el insumo principal es un residuo lácteo.

Desde Tucumán, Guillermo Corbalán se destacó con su Biopintura, un látex blanco para pared amigable con el medio ambiente, desde el proceso de fabricación, aplicación y vida útil. La pintura ecológica prescinde del petróleo, por lo que además es recomendables para aplicar en ambientes para personas con problemas de salud o alérgicas. Su secreto: el insumo principal es un residuo lácteo.
Wabee permite conocer con anticipación el consumo eléctrico.

Preocupado también por el uso responsable de la energía, Wabee es un emprendimiento de base tecnológica que propone el porteño Gabriel Cacosso para conocer con anticipación el consumo eléctrico en hogares, comercios y empresas y generar un cambio en la cultura de consumo. Brinda información en tiempo real y proyecta la tendencia del gasto en un plazo mensual.

Como no podía ser de otra manera, el mendocino José Linares Díaz se lució con una idea relacionada con el vino (BIEM) para producir biocombustible a partir de los orujos de uva blanca, uno de los principales residuos de la industria vitivinícola (supera las 50.000 toneladas anuales). La fermentación de esos orujos permite producir bioetanol de segunda generación, con la ventaja de que no está fabricado a partir de alimentos.

El EcoEnsamble del bonaerense Ariel Bocca no está relacionado con la música, sino con las nuevas tecnologías de producción, impresoras 3d y cortadoras laser. Enfocado como material educativo y didáctico, la idea es que cualquier diseño sustentable puede estar disponible en la Web para ser descargado, impreso y ensamblado en cuestión de minutos.

En Rosario, Aliwën Store creó su propia marca sustentable, con productos diseñados a partir de la combinación de elementos naturales. "Le brindamos al cliente una buena experiencia, con productos de una vida útil prolongada y, a diferencia de un objeto fabricado en plástico, estos son biodegradables", resumió su fundador.

¿Te gustaría tener una huerta en tu departamento, oficina, o en el hall de tu empresa?, pregunta el jujeño Maximiliano Espinoza. El sello distintivo de su sistema hidropónico Rao, que no necesita tierra para producir alimentos, es que se adapta a espacios reducidos y además provee el biofertilizante.

Biosano es una empresa mendocina que elabora productos 100% biodegradables para el tratamiento de aguas residuales, liderado por Martín Benito. Puede aplicarse para la deshidratación de lodos de la industria petrolera, la eliminación de metales pesados mineros o el tratamiento de efluentes industriales.

Sistemas de compostaje y biodigestores, otro de los temas abordados por los emprendedores.

El Biodigestor modular es una máquina de reciclaje obra del proyecto Yo Compost (Buenos Aires), que comercializa composteras domiciliarias y participa en bioconstrucción, huerta, jardines verticales, etc. Ahora pretenden dar un salto y dar respuesta in situ a los grandes generadores, como empresas, mediante sus sistemas de compostaje y biodigestores.

La porteña Sofía Piqué está al frente de Deslizate y fabrica skates 100% hechos con madera lenga de descarte de bosques reforestados de Tierra del Fuego. Con cada compra, el cliente contribuirá además a la implementación de talleres de armado de skates para niños y jóvenes de alta vulnerabilidad social.

Sorui propone una lucha contra los vasos plásticos descartables, que una vez desechados perduran cientos de años y afectan seriamente las costas, mares y suelos. Las máquinas ideadas por el bonaerense Jerónimo Bucher producen y dispensan vasos que se degradan completamente en un par de semanas.

El tucumano Máximo de la Torre creó un ladrillo ecológico, bautizado Tucuy, a base de las cenizas de la caña de azúcar. Según describe es resistente, aislante, encastrable y ecológico, porque no genera contaminación ambiental.

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