27 de diciembre 2017 - 10:46

Anteojos de sol: un negocio millonario que nadie controla

Actualidad - No hay ninguna norma técnica que regule los materiales y características que deben cumplir tanto los de fabricación nacional como los importados. Los riesgos para la salud visual.

Anteojos de sol: un negocio millonario que nadie controla
Esta nota inicia con un ejercicio de reflexión: imaginá cuando comprás un bloqueador solar de 50 y te vas a la playa a disfrutar con la seguridad de no quemarte la piel. Ahora, pensá en que te comprás además unos anteojos de sol para impedir que la luz irradiada por el febo te afecte, también con la seguridad de tener los ojos protegidos. Sin embargo, en este último caso no tenés garantías de que los rayos UV no atraviesen los cristales de tus anteojos. ¿Por qué? Porque en la Argentina no existe ninguna norma técnica que regule y determine las características que deben cumplir los anteojos para resguardar la salud de los usuarios, todo lo contrario con los bloqueadores solares que están regulados por las autoridades pertinentes.

Norberto Fermani conoce el paño del mercado de anteojos a la perfección. Desde hace 30 años junto a su padre y su hermano menor maneja la empresa LGI que fabrica entre otras la marca Unión Pacific. "En la Argentina no existe una norma técnica que determine los estándares de calidad que debe cumplir un anteojo de sol en cuanto a los materiales a utilizar y las características que debe reunir, lo que es un verdadero peligro para la salud visual de la población", advirtió Fermani, quien también es el presidente de la Cámara Argentina de la Industria Óptica (CADIOA).

Fermani realizó en sus oficinas de LGI en San Martín, un simple pero efectivo ensayo. Con una linterna de rayos UV (similares a los que emite el Sol) probó si los anteojos de sol (de distinta procedencia, incluso alguno de marca reconocida comprado en una óptica) poseen filtro de rayos UV. Para sorpresa de este periodista, ninguno de los anteojos testeados cumplió con esa función. "Desde la Cámara venimos pregonando la necesidad de establecer normas técnicas. En nuestra fábrica colocamos el filtro UV a los anteojos, no es un problema de costo, es un tema ético. Inclusive dentro de la propia Cámara esta cruzada por la salud de la población nos costó una depuración de asociados que no estaban de acuerdo", disparó Fermani.

Para tomar dimensión de la problemática que implica para la salud pública la falta de controles de calidad tanto para la fabricación como para la importación, en el verano de 2017 se vendieron en la Costa Atlántica unos 2 millones de anteojos de sol. "Al no haber norma técnica, los controles que se hacen en la calle son muy limitados. La mercadería no se puede decomisar porque no hay una norma que permita someter a los anteojos a un control de calidad", alertó Ramiro Zilvestein, gerente de CADIOA.

Este año desde la Cámara intensificaron los contactos con autoridades de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y de la Secretaría de Comercio para establecer normas técnicas para el sector óptico, y tienen el "compromiso" oficial de avanzar en ese sentido. En la actualidad, Australia es el país con mayor exigencia en la fabricación de anteojos, seguido por Europa y Estados Unidos, mientras que en los países emergentes son muy pocos los que disponen de algún tipo de legislación, tal el caso del vecino Uruguay. Desde CADIOA impulsan que la Argentina adopte la norma europea para salvaguardar la salud de las personas.

Importación

La industria alrededor de los anteojos emplea en el país a más de 16 mil personas, entre puntos de venta (ópticas), fábricas y laboratorios. En la actualidad, hay tres factores que dificultan el giro del negocio para las 35 empresas fabricantes: el aumento de costos, el crecimiento de la importación y el contrabando.

"Con el incremento de costos en logística, servicios, infraestructura y mano de obra, en los últimos 12 meses un producto importado se volvió un 16% más competitivo que el argentino", ejemplificó Fermani.

Un estudio de CADIOA mostró que en los primeros 7 meses del año las importaciones de anteojos crecieron un 157% en comparación con el mismo período de 2016. Una tendencia que se refuerza con otro dato: en 2015 había 57 importadores declarados, en 2016 se registraron 77 y en este año que se va ya se inscribieron más de 100 importadores de anteojos.

En cuanto al contrabando, si bien en la Cámara reconocen una mejora en los controles, estimaron que en el país se comercializan por año unos 5 millones de anteojos truchos provenientes del contrabando. A esto se suma las liquidaciones de millones de anteojos alrededor del mundo que permiten a los importadores comprar embarques que ingresan al país sin ningún tipo de control técnico, por lo que la mercadería ingresa libremente. "Son anteojos que no pueden ingresar en países sin estándares de calidad, por lo que terminan entrando a la Argentina a un precio irrisorio", explicó Fermani. En ese sentido, desde CAIOA sostuvieron que establecer las normas técnicas permitiría eliminar estos embarques y al reducir la escala dar mayor competitividad a los productos nacionales.

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