8 de enero 2018 - 00:00

CGT responde con cláusula gatillo al tope oficial de 15%

Las negociaciones salariales pasaron a ser la prioridad para el Ejecutivo por encima de la reforma laboral.

Conflictividad. Lo avisa Héctor Daer si el Gobierno insiste en topes.
Conflictividad. Lo avisa Héctor Daer si el Gobierno insiste en topes.
La próxima ronda de paritarias se convirtió en la principal preocupación para el Gobierno, que impulsa un tope de 15% para los aumentos sin extras de ningún tipo, y sumó tensión con la CGT, que ayer avisó que promoverá la inclusión de cláusulas gatillo como las implementadas en varias negociaciones del año pasado. A tal punto escaló la inquietud en el Ejecutivo que los funcionarios no descartaban anoche relegar la discusión por la reforma laboral a la espera de la definición de un eventual sendero de salarios.

"Seguramente habrá que reivindicar una cláusula gatillo porque, si el Gobierno fracasa en sus pronósticos, lo que no podemos hacer los trabajadores es perder ingresos y poder adquisitivo", avisó ayer Héctor Daer, miembro del triunvirato de conducción de la central sindical. El gremialista de Sanidad respondió así al plan oficial de poner un límite máximo de 15% para los incrementos y de evitar la inclusión de sumas no remunerativas, cláusulas gatillo de reapertura o acuerdos puente de transición.

La cláusula gatillo es un mecanismo que extendió el propio Ejecutivo en la ronda de negociaciones del año pasado, con efectos potenciales una vez que la inflación superara los parámetros de aumento acordados por empresas y gremios. Es decir, casi como una suerte de indexación de los sueldos. Con esa herramienta la administración de Mauricio Macri logró encarrilar las paritarias de los primeros meses del año con gremios afines como Comercio, estatales de UPCN y el de construcción (UOCRA) en parámetros en torno del 20 por ciento. La respuesta institucional de CGT corrió ayer por cuenta de Daer. En una entrevista por radio El Mundo dijo que si el Gobierno pretendiera "ponerles rigidez" a las negociaciones las paritarias, a su criterio, "dejarían de tener sentido" y "se generaría una conflictividad muy grande".

"El Gobierno tendría que evaluar que no es bueno para un país vivir en estado de conflicto. Ninguno quiere una sociedad donde la falta de armonía genere una conflictividad permanente. El Gobierno tiene que entender que, si garantizó que las paritarias van a seguir funcionando, las paritarias tienen que ser paritarias y no un cepo donde el primero que no cumple es el propio Gobierno", apuntó.

De paso, el triunviro marcó que las metas propuestas por el Gobierno en inflación "nunca las viene cumpliendo" y añadió: "se le queman los papeles de la macroeconomía y eso en ningún caso es responsabilidad del asalariado", y destacó que lejos de ser el salario el responsable de la suba acumulada del costo de vida, el fenómeno responde en buena medida de los tarifazos.

En el equipo del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, cayó mal la advertencia. Es que los funcionarios reconocieron que el control de buena parte de las variables económicas de este año pasa por la pauta salarial plasmada en los borradores que circulan en las carteras económicas. De hecho, admitieron que la reforma laboral, que el Gobierno planeaba presentar en sesiones extraordinarias el mes que viene, puede pasar a un segundo plano e incluso quedar en suspenso hasta ver la evolución de los sueldos.

Dejá tu comentario