12 de febrero 2018 - 23:13

Corrección, sí; mercado bear, no

DESDE FEBRERO DE 2016 WALL STREET NO PISABA ESE TERRENO RESBALADIZO - Es el castigo sostenido a los bonos lo que más abruma. Del Trump rally al Trump slump.

Jerome Powell
Jerome Powell
Es oficial: Wall Street cayó más del 10% desde sus récords -12% en el peor momento- y se metió de cabeza en una corrección. Desde febrero de 2016 que no pisaba ese terreno resbaladizo, el limbo de las Bolsas, de donde se resurge con bríos renovados -la última vez, el S&P 500 trepó luego más del 40% hasta su récord del 26 de enero- o se desciende a los infiernos. Los pecados se expían allí -y los hay evidentes como la gula y la soberbia de las valuaciones- o consuman la condena de un mercado bear (bajista). Los bonos del Tesoro -en modo corrección antes que las acciones- ya tienen un veredicto bear aunque todavía reversible, sin confirmación. Y es el castigo sostenido a los bonos -la elevación de las tasas largas- lo que más abruma a la Bolsa.

El mercado bull de Wall Street nació cuando el mundo era un mar de dudas, en marzo de 2009. La Gran Recesión -cuyo climax lo produjo el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008- no cesaría hasta junio de 2009. ¿Toca ahora dar las hurras y retirarse cuando, paradójicamente, el mundo se dejó ganar por la euforia? Tropezón no es caída. Los mercados bull no mueren por la edad. No los mata la acumulación de almanaques sino el celo agresivo de la banca central o una recesión. Son tolerantes de las valuaciones excesivas (que lo diga Bob Shiller, Premio Nobel 2013 por sus escritos sobre exuberancias). A veces los fulmina un "flash crash"; desmayos que simulan la muerte súbita, pero de los que se vuelve como si nada hubiera pasado. Y sufren correcciones. De las que se regresa, cuando es el caso, lamiéndose las heridas y prometiendo prudencia. El actual mercado bull padeció cuatro anteriores (la de 2011 lo tuvo en el vértice entre la vida y la muerte con una merma que orilló el 20%). ¿Será la quinta, la vencida? Nada lo presagia salvo el vértigo y las muestras de estupor.

La economía de los EE.UU. se desenvuelve con soltura. La economía global no le pierde pisada. Por primera vez desde 2010 crece con vigor y sincronización. Las compañías derrochan optimismo. En tres de los últimos cuatro trimestres las ganancias por acción alcanzaron los dos dígitos de expansión. Las proyecciones para 2018 consignan un salto del 18,5% interanual (y no sólo por la guadaña sobre costos, con incremento del 6,5% de los ingresos por ventas). La franca mejoría de los fundamentos no ofrece dudas. Que las cotizaciones habían escalado a cuenta -con impulso todavía mayor- tampoco. Bienvenida, pues, la corrección. Con las valuaciones en el 5% más alto de las observaciones históricas -según la serie de Shiller- viene bien una ducha fría. Y dado el posicionamiento extremo -las dos semanas previas a la caída, los fondos de acciones captaron influjos récord de plata fresca- es lógico que la merma haya sido ultraveloz. Nunca el Dow Jones se devoró mil puntos en apenas 9 días.

No hay recesión en el horizonte. ¿Quién clavará el puñal, entonces? ¿La Fed? La mano de seda de Janet Yellen ya es historia y no se le conoce el pulso a Jerome Powell. Empero, la hoja de ruta se mantiene. Tres subas de tasas en 2018. Y nadie pide clemencia. ¿Será que la economía se recalienta y la Fed debe tornarse más agresiva? Lo insinúan la inflación y los salarios en alza, y las tasas largas, y la curva de rendimientos, que también se empinan. Pasamos del Trump rally al Trump slump. La rebaja de impuestos "recalentó" la coyuntura, pero la Fed no compra el amago. Y no parece dispuesta a hacer más dura la sedación.

La historia no está escrita en piedra. Las criptomonedas dan una lección. Las atacan de todos lados. "Son esquemas de Ponzi", dice el presidente del Banco Mundial. Y, sin embargo, lanzaron una ofensiva contundente contra viento y razón. Las acciones la tienen más fácil. Su valor intrínseco no es desdeñable. Y pueden acrecentarlo. La semana que pasó fue terrible. Pero el viernes -reponiéndose de la peor rueda en 6 años y medio- ensayaron en la última hora un rally del 2%. ¿Rebote de gato muerto? Rebote, sí; gato muerto, no. Y una oportuna inyección de ánimo para que tengamos un lunes de carnaval, o una modesta imitación, y no un Black Monday.

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