21 de febrero 2018 - 00:00

La guerra civil en Siria da paso a un conflicto global

Aplastados los principales focos rebeldes, surgen nuevas disputas por la hegemonía, y la violencia recrudece tras siete años del estallido.

Preparados. Un grupo de soldados leales a Bashar al Asad se alistan para defender a milicias kurdas en Afrin de la ofensiva turca que comenzó a fin de enero.
Preparados. Un grupo de soldados leales a Bashar al Asad se alistan para defender a milicias kurdas en Afrin de la ofensiva turca que comenzó a fin de enero.
Beirut - La derrota militar del Estado Islámico (EI) no puso fin a la guerra en Siria, que comenzó mucho antes del advenimiento de ese grupo terrorista en 2013, y está destinada extenderse por tiempo indefinido en zonas controladas por ejércitos de terceros países, milicias y señores de la guerra.

Aunque grandes regiones del país se estabilizaron y los refugiados ya comenzaron a regresar a sus hogares, en otros sectores, como Guta Oriental (ver pág. 20), se reeditó la violencia por parte del régimen contra la disidencia, al mismo tiempo que Estados Unidos, Israel y Turquía incrementaron su participación con el objetivo de proteger sus intereses en el nuevo orden que asoma en Siria.

En la Siria desgarrada por el conflicto bélico se disputan dos frentes principales: uno al oeste, donde Rusia, Irán, Turquía y Jordania se están repartiendo los territorios que van del extremo sur a la frontera con el Reino Hachemí, al extremo norte en la frontera turca.

El otro es al este, a lo largo del valle del Éufrates, en la parte más rica desde el punto de vista energético, donde Estados Unidos apoya al PKK kurdo para frenar el avance ruso-iraní hacia Irak.

En los acuerdos firmados en Astana, en Kazajistán, Rusia llegó a un acuerdo con Turquía e Irán el año pasado en el que los tres países establecían líneas de demarcación entre sus respectivas áreas de influencia. Así, a Turquía le correspondía el noroeste, incluso si se tiene que romper el nudo del enclave kurdo de Afrin y el distrito de Manbij, conquistado por los kurdos pero reclamado por las poblaciones árabes.

A Rusia, en tanto, le corresponde la zona costera, con importantes bases militares, aéreas y marítimas en el Mediterráneo, zonas de Siria central y del área de Damasco.

Irán, por su lado, tiene la zona en torno al Líbano, donde opera la milicia filoiraní Hizbulá, presente en Siria desde hace años, y vastas áreas en las inmediaciones de las Alturas del Golán, controladas por Israel pero reivindicadas por Siria. A lo largo de ese eje, quedan reductos de opositores armados, casi completamente controlados por actores externos: por Turquía en el noroeste, por Jordania en el sur, por Qatar y por Arabia Saudita en el norte y en el centro del país. En el este y el noreste, el ala siria del PKK, con el apoyo de la Coalición liderada por Estados Unidos, se ha expandido a áreas no kurdas pero mixtas completamente árabes, como Raqa, antigua capital del EI en Siria, y a la orilla oriental del distrito de Deir Ezzor, tradicionalmente un feudo de tribus sunitas vinculadas con las de la vecina región iraquí de Anbar, durante 15 años la cuna del yihadismo.

Agencias ANSA y AFP, y

Ámbito Financiero

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