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Con Netanyahu contra las cuerdas, el oficialismo se inquieta sin un plan B
El partido cerró filas con el primer ministro, pero la velocidad de las repercusiones por los casos de corrupción en los que lo investigan hace temer una debacle de la coalición.
El analista Ilan Jonas coincide y asegura que el apodado Bibi "no tiene un claro heredero y esto no es casualidad: cortó las cabezas de todo posible sucesor" para llegar al punto actual "en el que muchos políticos y votantes dudan en echarlo por falta de un candidato claro".
Quién sea el próximo jefe del Gobierno israelí depende de si se convocan nuevas elecciones o Netanyahu se retira. "En esta Knéset (parlamento) solo tres miembros del Likud tienen posibilidades: el ministro de Transportes Ysrael Katz, el presidente del cuerpo Yuli Edelstein, y, mucho más atrás, el ministro de Seguridad Pública, Guilad Erdan", opina Jonas.
Ninguno de ellos se perfila como favorito. "En el Likud hay personas prominentes, como (la ministra de Cultura) Miri Reguev, Guilad Erdan, (el titular de Turismo) Yair Lavin o Yisrael Katz, pero es difícil ver que los votantes prefieran claramente a alguno" asegura la experta en opinión pública Dahlia Scheindlin. "Todos ellos tienen opciones, pero sus números son muy similares, ninguno destaca", explica.
Una posibilidad sería un regreso del exministro y exmiembro del Likud Guideon Saar, muy popular, pero que abandonó la política.
"Los militantes harán sus cuentas de quién les traerá más escaños. Katz es muy fuerte dentro del partido, pero si se hace un sondeo de población se verá que traería menos votos que Saar o Edelstein", opina el periodista y exasesor de Netanyahu Aviv Bushinksy, que está convencido de que este "solo se irá si lo echan".
Si se convocasen nuevos comicios, todas las encuestas indican que el Likud sería el partido más votado. "El Likud es muy fuerte, podrá perder escaños sin Bibi, pero no muchos, 2, 3 o 4, podría ganar" y formar gobierno, valora Scheindlin. Tras el Likud, el partido que tiene más posibilidades es el centrista Yesh Atid, liderado por el experiodista Yair Lapid, "el único que consistentemente en las encuestas desde 2015 gana en intención de voto", dice la analista.
Para ella, si ganase, crearía una alianza de centro derecha y no de centro izquierda, porque "los números no cuadran". El actual titular de Educación y líder del derechista Hogar Judío, Naftali Benet, intentaría también formar una plataforma que apele a votantes fuera de su fuero habitual, pero con pocas posibilidades de ser primer ministro, como tampoco las tiene apenas el laborista Gabay.
Bushinksy cree que Lapid "podría desvelar a una figura relevante en su partido, tal vez (el ex jefe del Estado Mayor) Gabi Ashkenazi o Beni Gantz, estrellas emergentes que harían que la fiesta sea más divertida y traerían a Lapid el fundamento militar del que carece" y, sobre todo, votos.
Agencia EFE |
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