25 de febrero 2018 - 21:53

Con dirigentes de ambas Corea y una espectacular ceremonia, cerraron los "juegos de la paz"



Las dos Coreas volvieron a protagonizar nuevos gestos de distensión, en el marco de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno, pero los cortocircuitos entre Pyeongchang y Washington abren una incógnita sobre el súbito deshielo intercoreano de los últimos dos meses.

Es que mientras Seúl afirmó que el gobierno norcoreano tiene la "suficiente voluntad" de dialogar con Washington, Corea del Norte calificó como un "acto de guerra" al anuncio del presidente estadounidense Donald Trump del "mayor conjunto" de sanciones económicas contra Pyeongchang, ocurrido el pasado viernes.

Los llamados "Juegos de la Paz" llegaron a su fin tras dos semanas en las que la política, y en particular los históricos gestos hacia la reconciliación entre las dos Coreas, separadas desde 1945 y que continúan técnicamente en guerra, acapararon más atención que las competiciones deportivas.

La ceremonia de clausura se celebró en el estadio del condado surcoreano de PyeongChang ante unos 35.000 espectadores y con la presencia en el palco oficial de mandatarios del Norte y del Sur -que mantuvieron una nueva reunión de alto nivel antes del evento- y de una delegación estadounidense encabezada por la hija y asesora del presidente norteamericano, Ivanka Trump.

Previamente, el jefe de Estado surcoreano, Moon Jae-in, principal impulsor del proceso de "deshielo olímpico", se reunió con el general norcoreano Kim Yong-chol, un alto cargo del gobierno comunista considerado el cerebro detrás de dos ataques contra intereses del Sur acaecidos en 2010 y que dejaron 50 víctimas mortales surcoreanas.

La visita de este miembro del núcleo duro del régimen y cabeza de la delegación norcoreana para el cierre de los Juegos desató protestas por parte de la oposición surcoreana y de familiares de las víctimas, reseñó la agencia de noticias EFE.

Tras el encuentro, la oficina presidencial surcoreana señaló que Kim Yong-chol manifestó la "suficiente voluntad de mantener un diálogo con Estados Unidos".

El líder surcoreano insistió en la necesidad de que se produzca un diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte en un futuro próximo, algo que servirá también para mejorar las relaciones intercoreanas, explicó la oficina presidencial en un comunicado.

Lo cierto es que más allá de los gestos hacia Seúl, el Ministerio de Relaciones Exteriores norcoreano emitió un duro comunicado que contrasta con la posibilidad de un diálogo con Washington.

La cancillería norcoreana advirtió que las nuevas sanciones anunciadas hace dos días por Trump, que penalizan a 56 buques, compañías navieras y comerciales, y la posibilidad de aplicar una "fase 2" que implicaría la vía militar, constituyen un "acto de guerra".

A través de un comunicado oficial, Pyeongchang aseguró que las sanciones apuntan a lograr "un bloqueo total" del comercio marítimo, por lo que acusó a Estados Unidos de forzar la situación en la península hasta el "borde de la guerra" con su "conducta temeraria".

Las sanciones de Washington para obligar al país comunista a renunciar a su programa de desarrollo de armas atómicas y de misiles capaces de portar una cabeza nuclear habían sido anticipadas por el vicepresidente Mike Pence antes de llegar a Corea del Sur para participar de la ceremonia de apertura de los Juegos.

Precisamente, el inicio de la cita deportiva mostró los límites que el deshielo intercoreano encuentra en la relación entre Pyeongchang y la Casa Blanca.

Según informó esta semana el gobierno norteamericano, la delegación de Corea del Norte suspendió "a último minuto" una reunión bilateral que se había negociado para el pasado sábado 10 entre Pence y Kim Yo Jong, la hermana del líder norcoreano, Kim Jong-un, quien también viajó para el comienzo de la cita olímpica.



En el acto de clausura de los Juegos, y en representación de su país, Ivanka Trump presenció la ceremonia junto a Kim Jung-sook, la primera dama surcoreana, mientras que en la fila trasera del mismo palco se encontraba el general norcoreano con abrigo y gorro de piel.

Aunque aparentemente no entablaron comunicación, la hija de Trump y el general norcoreano fueron captados por las cámaras saludando al presidente surcoreano a una escasa distancia el uno del otro.

Durante la ceremonia de clausura, los aletas de las dos Coreas volvieron a desfilar juntos al igual que en la inauguración, aunque esta vez emplearon sus banderas nacionales además de la bandera unificada.

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