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Kike Ferrari: escritor de culto y barrendero en el subterráneo
• UN AUTOR QUE HOY GOZA DE FAMA, PERO NO RENUNCIA A SU PRIMER TRABAJO
Su novela de culto “Que de lejos parecen moscas” sale ahora en Alfaguara, y prepara “Todos nosotros”.
K.F.: La novela tiene poco de literaria, se maneja por los hechos, por la pura acción de la novela negra. Los títulos de los capítulos, que corresponden a la enumeración de "una cierta enciclopedia china" según Borges, me permitieron ordenar una historia que si no me desbordaba. Me importó señalar a Borges vía Foucault. Dato que lleva a que algunos me acompañen en ese sentido, y otros se dediquen a la pesadilla persecutoria que vive Machi, que cuando descubre "Las palabras y las cosas" en el asiento del auto por un llamado de su hija, lee ese pasaje de Borges, se felicita por no haberlo leído nunca, y tira el libro por la ventanilla. Martín Kohan comentaba hace poco de la antiintelectualidad ya no del populismo sino de esa derecha que no se corresponde con lo de Sarmiento, Mitre, Lugones. A mí ese gesto me permite definir al personaje. El desprecio del saber es el que le tiene a su mujer, que procede de la clase alta tradicional (él, que no tiene un apellido con historia, desprecia lo patricio); es el desprecio a las mujeres que sólo son acompañantes sexuales, al tipo que le cuida el BMW, a esos que desde lejos parecen moscas para un ganador.
P.: ¿Qué lo lleva a esa escritura dura, coloquial, de pura acción?
K.F.: La influencia del "neopolar", el nuevo policial francés de los 70, de Jean-Patrick Manchette, de Thierry Janquet, que apuestan a contar al personaje a través de los hechos en el plan de Hammett. Manchette fue guionista de Chabrol, entre otros. Yo tengo 46 años y estoy atravesado por el cine y la tele.
P.: Los flash-back de Machi llevan a gente que recuerda a otra muy concreta de los tiempos del Proceso, de Menem, de De la Rúa, de comienzos del kirchnerismo.
K.F.: Son gestos a un lector cómplice, guiños. Pero la novela se lee por la intriga, no por esos referentes, como le pasa a mi sobrino que tiene 20 años, como pasa en España o Francia. Crecí leyendo a García Márquez y había montones de cosas que no sé a qué se referían y no me detenía porque trataba de saber qué iba a ocurrir a la vuelta de la página. Si un artefacto narrativo está bien, lo que se sepa de más es un plus. Lo importante es la anécdota, los personajes y el lenguaje. El personaje Luis Machi está inspirado en un patrón que tuve, y su Imperio en un tanguería frente a La Trastienda y junto a Michelangelo, y en algunas anécdotas que viví allí, como la del tipo que no va a trabajar porque se va con una mina.
P.: ¿Ahora en que está?
K.F.: Terminé el primer borrador de "Todos nosotros", que según mi editora española no es novela negra, va salir el año que viene en "narrativa hispánica". Trata de un tipo que va a hacer un viaje para matar a otro, viaja y lo mata. Lo que ocurre es que el tipo viaja en el tiempo hacia atrás. Le encontré una construcción que me gusta un montón.
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