22 de marzo 2018 - 23:18

El teatro recrea el fin de una gran vanguardista

• DIÁLOGO CON NATALIA COCIUFFO SOBRE "CANTO A ISADORA", QUE REPRESENTA EN EL CULTURAL SAN MARTÍN
La obra, de María de las Mercedes Hernando, plantea un encuentro imaginario de la artista con el poeta Walt Whitman. Más allá de la imagen que consagró Vanessa Redgrave en el cine, la tarea de imaginar a la gran bailarina fallecida en 1927 es difícil, ya que no existen testimonios fílmicos.

Isadora. Natalia Cociuffo en el papel de la bailarina de vanguardia en la obra de María de las Mercedes Hernando.
Isadora. Natalia Cociuffo en el papel de la bailarina de vanguardia en la obra de María de las Mercedes Hernando.
"El dolor por la pérdida de sus tres hijos fue lo que a Isadora Duncan la terminó de destruir. Ella siempre lo sublimó con la danza, hasta que el desgarro en su cuerpo fue tan fuerte que le impidió bailar y transmutar ese sufrimiento en poesía, entonces ¿qué le quedaba?", dice Natalia Cociuffo, quien encarna a la legendaria bailarina en "Canto a Isadora", de María de las Mercedes Hernando, sobre un encuentro imaginario entre la bailarina y Walt Whitman. Dirige Valeria Ambrosio en el Centro Cultural San Martín, de miércoles a sábados. Acompañada por Roberto Romano, Renata Toscano Bruzon y Pablo Bronzini en piano, Cociuffo interpreta a esta artista vanguardista, creadora de la danza moderna, que murió absurdamente estrangulada por su echarpe al engancharse en la rueda de un vehículo. Dialogamos con Cociuffo, quien además sigue presentando "Los monstruos" en el Picadero.

Periodista: ¿En qué consiste este encuentro entre Isadora y Walt Whitman?

Natalia Cociuffo: Más que encuentro es la decisión de ella en su última función, cuando no puede ni quiere bailar más, de generar en su imaginario un encuentro con el poeta que admiró siempre. La escena transcurre en su camarín con una seguidora de ella y Whitman en la fantasía. Jugamos en los dos planos y describimos el viaje de esa mujer hacia la locura y el final.

P.: ¿Recrean la historia de sufrimientos que tanto la emparentan con Frida Kahlo o Alfonsina Storni?

N.C.: Estas son mujeres tocadas, elegidas, luchadoras de su arte y con mucha personalidad. Aquí se reconstruye la pérdida de sus tres hijos, la defensa incesante por su danza, el cuestionamiento a la sociedad y la cultura, rasgo que llega hasta nuestros días. Ella fue una transgresora y parece como si el tiempo no hubiera pasado.

P.: ¿Cómo fue la historia con sus hijos?

N.C.: Tuvo tres hijos, los dos primeros murieron cuando ella los mandó con la nana al campo en Versalles, el auto derrapó y murieron ahogados. Después quiso un tercer hijo, como fuera, y lo tuvo con un desconocido porque lo que quería era ser madre. Era la Segunda Guerra Mundial, explotaban bombas por todos lados y el bebé murió en la incubadora. En el desenlace planteamos el interrogante de si el accidente de ella es casual o causal. "Voy a la gloria", dice, lo hacemos muy poético. Me resulta interesante lo que se ve y lo que se dice con un planteo donde hay muerte, amor, hijos, es decir, temas nodales que a todos afectan. Es lindo cuando se va al teatro y uno sale conmovido.

P.: ¿Cómo describe a los protagónicos?

N.C.: Son clave en la historia del arte, cada uno inspira al otro. Ella dice a Whitman "tus palabras son eternas, en cambio yo no puedo bailar más" y él implora "dale movimiento a mis palabras". Aquí uno anhela lo del otro, hay una disputa entre esos dos personajes que claramente se admiran demasiado.

P.: ¿Cuál fue su legado como bailarina?

N.C.: Ella interpretaba la danza desde otro lugar, no le gustaban las academias. Se crió en el mar y tomó todo lo que estaba en la naturaleza, ese era el motor para su danza. Se inspiró también en las lecciones de piano de su madre, quien tocaba a Mendelssohn, Chopin, Mozart. En su familia eran todos artistas, se crió en un mundo donde amaban la cultura griega, le fascinó tanto que decidió vestirse como los romanos, con túnicas. Tomó esas imágenes para su propia personalidad.

P.: Además de la danza y de ser madre soltera, ¿en qué otros aspectos fue una transgresora?

N.C.: Se crió sin padre, sin ese amparo del varón. Isadora vio que su madre vivió como pudo, pasaron hambre, fueron muy pobres y desarrollaron una gran capacidad de supervivencia, lo que la hizo valorar todo aquello que logró con padecimiento. Desde chica tuvo que ser muy lúcida, tenía mucho estímulo artístico. Las tristezas de compensaban con ese placer. Fue tan liberal que no estuvo atada a nada ni nadie, ni reglas ni marido, y de hecho eso la llevó a poder romper con la danza clásica. Se le reían cuando exhibía esa danza tan particular para la época. Me gusta que cuando la gente sale del teatro se vea movida a investigar y saber más sobre su vida.

P.: ¿Cómo se preparó para encarnar a Duncan? No hay registros fílmicos, más allá de la imagen que creó Vanessa Redgrave en la famosa película.

N.C.: No hay videos y hay poco material, salvo la bibliografía en la que está basada el guión. Me da mucho pudor interpretar a alguien tan grande pero estoy contenida por la autora, la directora, la coreógrafa. Cada una en su rubro trabajó con mucho respeto, nadie quiso copiar nada. De hecho esta humildad es de Isadora, quien siempre dijo que le parecía una irreverencia bailar poemas de Whitman, así como textos de sus admirados Nietzsche o Rousseau. Hoy en cambio cualquiera toca o interpreta.

P.: Sigue con "Los monstruos", que se convirtió en un éxito. Se despidió Mariano Chiesa, pero sigue en el Picadero.

N.C.: Sí, lo reemplaza Christian Giménez y nos vamos al festival de teatro de Bogotá, junto con las obras "Terrenal", "Todas las canciones de amor" de Tantanian con Marilú Marini, y otras. Haremos tres funciones y regresamos para seguir en el Picadero. El público fue variando, primero eran los fanáticos que nos seguían pero cuando empezamos a ganar premios se convirtió en fenómeno. El boca en boca es la mejor prensa.

P.: Hay varios musicales que vienen de afuera como "Sunset Boulevard" o "Aladdin". ¿Cómo ve la escena musical?

N.C.: Hay un paralelo en la plaza independiente que sigue generando proyectos y un público que apoya aunque con cierta dificultad porque las entradas están caras. Tampoco es económico sostener proyectos de afuera. Pero son producciones caras. A la inversa, "Canto a Isadora" es simple y austera en su puesta, pero con un libro contundente.

P.: ¿Qué proyectos tiene en teatro, cine, TV?

N.C.: Voy a hacer en agosto una obra francesa en el teatro San Martin dirigida por Helena Tritek, "La reunificación de las dos Coreas", con Esmeralda Mitre y Ana María Picchio.

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