19 de abril 2018 - 10:23

"En Argentina sólo pueden adoptar los que tienen plata"

En "La Hija", Florencia Alifano ficciona el camino que debió transitar rumbo a su propia identidad.

En Argentina sólo pueden adoptar los que tienen plata
El derecho a la identidad es una de las bases fundamentales de cualquier ser humano. Sin embargo, no todos pueden acceder a saber quiénes son y de dónde vienen. Los motivos, sobran. El desconocimiento y el temor suelen ser dos de las razones más habituales por las que una persona no logra dar con su propio paradero. Pero hay casos que sirven de faro para poder llevar adelante el camino hacia la búsqueda de uno mismo. Florencia Alifano tiene 32 años, es psicóloga y acaba de editar "La Hija", una novela basada en hechos reales que aborda el derecho a la identidad y la adopción.

La autora toma como disparador su propio caso para ficcionar una historia que lleva al lector a involucrarse con cada uno de los personajes. "A los 18 años salí en busca de mi identidad. Nadie se imagina qué hay detrás de una adopción. Hay una fantasía común de abandono y rechazo. En mi caso, fue lo contrario. Mi madre biológica me había deseado. Hasta el 2005 me estuvo buscando. Y el destino fue el encargado de juntarnos para que ella pueda contarme su verdad y que yo pueda conocer mi identidad y sacarme de la cabeza la idea de no haber sido querida", cuenta Alifano, quien presentará su libro en la próxima Feria del Libro -firmará ejemplares los días 28/4, 4/5 y 13/5-.

Periodista: ¿Cuándo empieza tu búsqueda de la identidad?
Florencia Alifano: Cuando tenía diez años pregunté en mi casa, porque en la escuela nos enseñaron que los bebes venían de la panza y a mí siempre me habían dicho que veníamos del corazón. Cuando ya tenía 18, estudiaba psicología y, como tenía un acompañamiento terapéutico por la carrera que había elegido, aproveché ese espacio para hablar de esto y tomar la decisión de hacerlo.

P.: ¿Con qué te encontraste?
F.A.: La única pista que tenía para llegar a mi madre era el médico que estuvo en el parto. Salí a buscarlo y cuando di con él, estaba enfermo de cáncer terminal. Fue el momento justo. Si hubiese sido antes, y hubiese estado bien de salud, quizá no me habría contaba la verdad. La misma persona que nos separó fue la que nos terminó uniendo. Creo que quiso hacer algo bueno antes de morir.

P.:¿ Pero por qué te separaron de tu madre biológica?
F.A.: Él estaba metido en una red con las típicas características del tráfico de bebés.

P.: ¿Tus padres adoptivos te compraron?
F.A.: No, fueron engañados de la misma manera que mi madre biológica. Ella trabajaba cama adentro como mucama y como ya tenía otra hija de un año y medio, la obligaron a que salga a buscar un lugar transitorio para dejarme hasta que consiguiera algo para poder irnos a vivir todas juntas. Como era analfabeta, la hicieron firmar un papel, que no era otra cosa que un poder. Ella tenía 15 años, venía de Formosa y estaba sola en Santa Fe en una casa de gente de plata. Cuando mi madre se dio cuenta de que me habían llevado quiso recuperarme, pero la dueña de casa la amenazó con denunciarlo por robo. Era la palabra de una persona con influencias políticas contra la de una empleada doméstica.

P.: Una historia de película.
F.A.: Sí, por eso decidí hacer el libro. Pero quise hacerlo en clave de novela para resguardar la identidad de los verdaderos personajes y para poder contarlo con mayor libertad.

P.: ¿Qué repercusión tuviste? ¿Se te acercó gente que haya pasado por lo mismo?
F.A.: Sí, me sorprendió la cantidad de personas que me cuentan lo mismo. Madres que me dicen que pasaron por la misma situación e hijos que no se animan a salir en busca de su identidad y que el libro los motivó para hacerlo.

P.: En las leyes actuales, los hijos que quieren dar con su identidad no tienen el camino allanado para realizarlo. ¿Por qué?
F.A.: Considero que está mal la ley en Argentina. Hay que cambiar y mejorar un montón de cosas. Muchas veces los padres adoptivos no quieren saber quiénes son los padres biológicos por miedo, pero me parece muy importante manejar eso de otra forma. Todos los chicos adoptados tenemos nuestro tiempo. Pero siempre vamos a querer saber de dónde venimos.

P.: ¿Crees que se está haciendo algo para modificar esto?
F.A.: Me comuniqué con fundaciones porque las experiencias que tuve con políticos fueron muy malas. Nadie quiere hablar del tema. No les parece importante la adopción. No se piensa en el chico. Cada vez hay más matrimonios que se van afuera a adoptar porque es más fácil. Y acá cada vez hay más chicos en la calle o en orfanatos. En Argentina sólo pueden adoptar los que tienen plata para pagar un vientre afuera o los que viajan. Y no está bien que así sea. Tienen que cambiar las cosas.

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